- Jubilaciones, sindicatos y porros acaban con la UABJO

Crónicas de la ínsula

Cuauhtémoc Blas

 

Un veterano profesor de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) está muy preocupado. Aún no se formaliza su jubilación a la que ya tuvo derecho y que en principio le fue otorgada, pero luego fue llamado por auditores de la SEP para cuestionarlo, después de los años reglamentarios de trabajo. Aún espera que le empiecen a pagar.

 

Los auditores revisaron todo su historial en busca de debilidades, de posibles favoritismos. Cual si fuera no un académico sino un sospechoso, el profesor se pregunta: ¿Por qué no auditan los conocidos casos de verdaderos fraudes de la familia Martínez-Alavés-Helmes que ha dominado la Universidad?

 

El profesor logró su jubilación el año pasado, apenas a tiempo (pues tiene la esperanza que le paguen de un momento a otro) ya que este año más de 300 universitarios reclaman ese mismo derecho, que de acuerdo a las cantidades que se manejan, serían del orden de los 45 millones de pesos.

 

Jubilaciones, la tercera parte del subsidio

 

El problema es grave, pues esa cantidad de millones de pesos, junto con los demás que reciben los ya jubilados, representa como la tercera parte del subsidio de la UABJO. Además, hay deudas letales, más de 600 millones de pesos de deuda.

 

Más ahorcada no puede estar la UABJO, sin capacidades para contratar personal y con seis sindicatos cuyo único interés es obtener privilegios y recursos en cualquier oportunidad. No hay manera de contrarrestar a esa legión de maestros-porros que dominan la institución, esos a quienes la familia Alavés contrató durante tres administraciones por hora-clase para tener mayorías.

 

Con esa táctica, al mismo tiempo que se libraban de los verdaderos maestros, obtenían con los maestros-porros mayor número de votos y de aliados para chantajear a los alumnos y lograr esas mayorías con las que ganan elecciones de autoridades, Consejos Técnicos, Universitario y la fuerza de esa seudo democracia, con la que sostienen su poder al costo de llevar a la UABJO a grado cero de calidad.

 

¿Cerrar la UABJO?

 

De nuevo viene al caso nuestra vieja propuesta, ¿no resulta más pertinente cerrar la UABJO? Hacer lo que se ha hecho en otros estados, limpiarla sin miramientos, expulsar a los porros y a sus jefes, seleccionar lo que se pueda salvar y reiniciar con nueva estructura. Lo que sucedió en Puebla en el gobierno de Manuel Bartlett es elocuente a este respecto.

 

En la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) el llamado “modelo de Universidad Crítica, Democrática y Popular” se agotó e hizo crisis entre 1988 y 1990. Hoy esa Universidad poblana figura entre las mejores del país, después de ser una de las más abandonadas como la de Oaxaca. Eso prueba lo que se puede lograr cuando hay voluntad de mejorar los asuntos sociales.

 

Fue decisiva la intervención de Manuel Bartlett, entonces gobernador y priista que venía de la Secretaría de Gobernación, con la fuerza federal y el poder local ayudó a poner orden en la BUAP. En Oaxaca el actual gobernador ha sido colaborador cercano del presidente Enrique Peña Nieto, no sólo se podrían obtener recursos de autoridad sino también económicos.

 

Los dos gobiernos, estatal y federal, tendrían que trabajar en el rescate de la Universidad pública de Oaxaca, con sus tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial. Hay decisiones ejecutivas qué tomar, el legislativo autorizar presupuestos para salvarla de la quiebra y el judicial enjuiciar a los conocidos defraudadores de la UABJO.

 

Sólo hay un factor que convierte lo anterior en quimera, la falta de voluntad de los gobernantes, su despreocupación por los altos intereses sociales, su desinterés por mejorar la vida de Oaxaca y el país. Ignoran olímpicamente la sentencia de Juárez: “gobernar es educar”.

 

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