Las mentiras de la 22 y el gobierno

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Cuauhtémoc Blas

 

Ante la controversia constitucional del gobierno federal contra las entidades que no armonizaron sus leyes estatales con la ley federal educativa recién incorporada a la Constitución General, el congreso de Veracruz legisló a toda prisa para incorporar en su constitución local esos lineamientos nacionales.

 

En Oaxaca no hay para cuando, metido en ese callejón desde que inició su gobierno, el actual jefe del ejecutivo estatal está llegando a los límites, al final de este callejón sin salida, meta riesgosa donde necesitaría más que talento político para salir airoso. Ahora no se trata de salir al paso, no se trata como siempre de conceder lo que quiera la 22 para proseguir, ahora está en la disyuntiva de acatar la constitución y el pacto federal o seguir del lado de la sección 22 que pugna por lo contrario.

 

Está claro que el gobernador ha decidido lo segundo, desde que recién declaró en entrevista televisiva que “En Oaxaca no vamos a hacer una adecuación a la ley estatal, vamos a hacer una nueva ley estatal de educación.” Así como que hará su propio censo para conocer los activos de la educación en Oaxaca, número de escuelas, alumnos, maestros y su ubicación.

 

Ambas declaraciones son francamente desafortunadas, todo mundo sabe que precisamente ni a la sección sindical ni al gobierno les conviene dicho censo donde podría quedar claro el número de miles de aviadores y claves de plazas usadas ilícitamente. Y también para nadie es un secreto el motivo real de no aceptar la reforma educativa con sus evaluaciones y exigencias.  Sobre todo con la pérdida del control que la 22 que aún tiene desde el IEEPO bajo su poder sobre los 76 mil trabajadores de la educación, con lo que es sindicato y patrón; ahora ese control lo tendría la SEP desde México y con eso pueden perder demasiado: desde la venta de plazas, asignación de doble o triple plaza, beneficio a los suyos con “aviadurías”, tráfico de claves con lo que se manejan millones de pesos; y, lo peor para ellos, perderían el control corporativo con lo que hasta ahora obligan a los agremiados a guardarle obediencia a la sección.

 

Si la SEP desde México maneja la administración, la sección pierde su poder, estamos ante eso, de ahí la furia con qué han arremetido y la que preparan en los próximos meses. Es el manejo de miles de millones de pesos cada año.

 

Si el gobierno de Oaxaca asume que los oaxaqueños creen que el magisterio de la 22 no acepta la reforma educativa porque defienden el derecho a la educación gratuita, qué mal está. Después de nada menos que 34 años de paros y marchas que dejan sin clases durante semanas y hasta meses a los alumnos nada más natural que los afectados estén a disgusto. De los 200 días de clase que deberían tener los alumnos, en el mejor de los casos dan 150 días. En años como en el 2006 fueron cinco meses sin clases, y ¡el año escolar no se perdió!, cuando por elemental congruencia debieron repetir ese año escolar.

 

En esa entrevista reciente con Carlos Puig en MILENIO Televisión, Gabino Cué declaró que la ley estatal de educación estaré antes del inicio del ciclo escolar 2014-2015. O sea, que el cumplimiento de la Constitución General puede esperar pues, en esa óptica, Oaxaca se cuece aparte, es tan singular y diferente a todo México que hay que esperar lo que sea necesario por él.

 

Aquí es donde habrá de servirle al gobierno de Oaxaca todo ese despliegue demagógico de exaltación de la cuestión indígena del estado.  De hecho en eso se sustenta lo que algunos analistas llaman la rebeldía de Cué.  En la misma entrevista dejó claro ese sustento, sin dejar de exhibir su complacencia con el poder magisterial; dijo: con esta ley buscarán "rescatar muchos de los temas que les preocupan a las maestras y maestros de Oaxaca… La parte de la pluriculturalidad, las condiciones propias del estado de Oaxaca, la organización social. Pero tenemos claro también que no puede contravenir a la Constitución", dijo pero no dijo cómo no contravenirla cuando eso es lo que está pasando.

 

Ese es el muy endeble argumento central de la sección 22, ese mito tan rentable para antropólogos, ONG´s, académicos, fundaciones, etcétera que con la cuestión de la pluriculturalidad o multiculturalismo, de los usos y costumbres o “sistemas normativos internos” (cada vez encuentran más elegantes conceptos para sus rentables objetos de estudios).

 

Oaxaca a pesar de sus 16 etnias y lenguas con sus variaciones dialectales acaso el 30 por ciento del total de su población es indígena, no es para paralizar demasiado el proceso de reforma educativa. Si bien, por supuesto requieren atención especial, el 70 por ciento que no es indígena puede muy bien inscribirse en la educación general que se imparte en el país.

 

No hay duda que cada estado y más aún cada región o microrregión del país requiere una atención especial, que entre los objetivos que se imparten en algunas zonas los símbolos urbanos no son los más adecuados, y en eso, precisamente, es en lo que los estados deberían incidir para adaptar la currícula y los planes de estudio; así como el calendario escolar que en algunas zonas no se corresponde con el nacional. Zonas cafetaleras, por ejemplo, donde los niños acompañan a sus mayores a la pisca en meses de clase que podrían recorrerse para hacerlos coincidir con las vacaciones escolares. No son tantas tampoco, realmente estamos más ante una argumentación dilatoria.

 

La gran mayoría, el 70 por ciento de Oaxaca, está pues fuera de esas consideraciones pluriculturales, de manera que no todo Oaxaca se inscribe en eso. Pero la sección 22 desde su bodrio de PTEO y en su nueva propuesta de Ley estatal de educación (no menos deficiente y excéntrica) de nuevo enarbola esta demagogia, debidamente apoyada por su subordinado el gobierno estatal.

 

Si bien hace falta una real atención a los grupos indígenas en materia educativa, ésta deberá ser más cualitativa que cuantitativa, como estamos viendo. Pero real, efectiva, y no en manos de la sección 22 cuyos agremiados maestros llegan a esos pueblos indígenas lejanos los martes y regresan los jueves, y si el día de quincena es miércoles ni modo, salen del pueblo desde ese día. Además de permitir que maestros hablantes de zapoteco estén en la mixteca y al revés, por ejemplo. Pero ese es el rentable caos que la 22 y su gobierno estatal buscan sostener con sus insostenibles propuestas.

 

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