Choapam y Cotzocon, usos y costumbres, miserias y tragedias

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Cuauhtémoc Blas

 

Hace poco más de tres años este gobierno llamado entonces del “cambio” se inició con 10 muertos en un conflicto pos electoral en Santiago Choapam. Una tragedia suscitada en uno de los 417 pequeños municipios que aún se rigen con el régimen que ellos siguen llamando sus usos y costumbres, no obstante que de un tiempo para acá le dicen “Sistemas Normativos Internos”.

 

Esto es, en la literatura política usos y costumbres es igual a sistemas normativos internos. Aunque como este segundo concepto no tiene correspondencia con los lugares a donde alude, procede seguir con el término que usan quienes lo viven o lo sufren en sus pueblos: usos y costumbres. Por más que el Congreso de Oaxaca haya legislado usando lo primero, ya sabemos que siempre van a la vanguardia en legislar cualquier cosa, total es más barato hacer leyes que no se usan que atender las necesidades reales de los pueblos.

 

Y aunque significan casi lo mismo, el pretensioso “Sistema normativo” sugiere algo superior cuando los usos y costumbres siguen en su atraso e, incluso, lo acentúan, como sugieren estos casos de los municipios que nos ocupamos, y de la otra cuota de sangre que pagó otro municipio, el de San Andrés Cabecera Nueva al salir de usos y costumbres para pasar al de partidos políticos el año pasado, en lo que llamamos el tránsito del opresivo pasado al incierto futuro.

 

No hay peor enemigo de un indígena que otro indígena, incluso de la misma etnia, lo cual tenemos más claro que nunca, aunque el ejemplo paradigmático está en los triquis. Pero por desgracia tampoco son excepción, la índole violenta de estos pequeños pueblos, que nace de sus pobrezas y rezagos, se corrobora en las estadísticas de violaciones de derechos humanos en los archivos históricos de la Defensoría de Derechos Humanos de Oaxaca. Violaciones que son ahí proporcionalmente superiores a las de los otros municipios que no son de usos y costumbres.

 

El desarrollo teórico de quienes exaltan esto que llaman sabiduría indígena muy poco tiene que ver con la realidad de esos pueblos, la mayoría con indicadores de muy bajo desarrollo humano, con alto índice de marginación y pobreza extrema. Ese desarrollo teórico se ha despegado de la realidad de esos pueblos que hasta ya se están escribiendo libros en inglés (sin traducción) con un despliegue intelectual que prescinde de los pueblos indígenas, pues ellos no leen inglés, y está dirigido a un sector que se basta a sí mismo, y que tiene una clientela nacional e internacional que gusta de estas “experiencias exóticas”, de esta “democracia directa” (voto a mano alzada) que es la prehistoria de la democracia occidental en la antigua Grecia.

 

O sea, no estamos ante lo que llaman una riqueza del pueblo de Oaxaca, sino ante un evidente atraso en su desenvolvimiento democrático, ante otra más de las pobrezas de nuestra entidad, de la pobreza política. No por nada varios de esos pequeños municipios se debaten en la búsqueda de salidas a los estrechos y conflictivos marcos a que su régimen de usos y costumbres los constriñen. Así, cambian de un año a otro de métodos buscando disminuir sus conflictivas elecciones.

 

Votar a mano alzada frente al cacique o compadre con quienes se tienen compromisos no debe ser cómodo, por ejemplo, de ahí que al grito, eso sí, de conservar sus usos y costumbres han adoptado en ocasiones el voto secreto y directo en casillas, igual que las elecciones por partidos políticos. Incluso, se han hecho listados nominales con credenciales con fotografía para votar. Además de la inevitable presencia de los partidos políticos con sus planillas rojas, azules, amarillas… Empero, con todos estos elementos modernos los siguen metiendo en el cajón de usos y costumbres. Obvio si desaparecen los usos y costumbres y demás indigenismos desaparecen las dependencias, las becas, los buenos sueldos de instituciones nacionales y estatales dedicadas a los indígenas: CDI, Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) CIESAS; Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI), El Centro de Estudios y Desarrollo de las Lenguas Indígenas de Oaxaca (CEDELIO), etc. Amén de las ONG´s que medran con este tema con recursos nacionales e internaciones de los que sus sempiternos directivos no rinden cuentas a la sociedad. También en esta demagogia indigenista se encuentran sostenidas las anacrónicas propuestas del Plan para la Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO) con que el magisterio de la Sección 22 nutre hoy sus regresivas propuestas de ley educativa.

 

Pero esta gente sumida en la miseria y abandono, con los más bajos índices de escolaridad, ¿de dónde habría de sacar el tiempo y la solvencia que requiere la creación de un método político? Su situación económica indica que estaría más atenta a los posibles beneficios de una cruzada contra el hambre y otros programas paternalistas. Se sabe de sobra que las civilizaciones se crearon cuando hubo excedente de recursos para que una parte de la población tomara en sus manos el desarrollo político, cultural, artístico. Los aztecas tenían sus escuelas, los tepochcalli y calmecac , esta última para la educación de sus élites gobernantes. Eso es lo que debería estarse trabajando en esos pueblos de Oaxaca, no hacer leyes y conceptos inocuos, sino el desarrollo de sus inteligencias, de sus economías, la creación de empleos, la efectiva disminución de su pobreza, detener la emigración. Lo que no se da en los pueblos de Oaxaca, pues lo que vemos es lo contrario, surgimiento de cacicazgos violentos, como el de Choapam y como el que nos hace volver con este tema hoy, el de San Juan Cotzocón.

 

Cotzocón donde un violento personaje, el priista Gorgonio Tomás Mateos, desde hace casi medio año al perder las elecciones locales con un grupo armado se adueñó del palacio municipal y sometió a la cabecera municipal con retenes donde permitía o no la salida de la gente, con violaciones a los derechos humanos y constitucionales, violaciones a las mujeres, encarcelamientos, imposición de multas a su arbitrio, todo contra sus enemigos políticos del grupo que dirige Juan Eliel Inocente del PAN-PRD, de su misma etnia mixe pero que le impidieron ganar la presidencia municipal con sus 50 millones de pesos anuales de presupuesto.

 

La división de estos dos originarios dio paso al triunfo de Jaime Regino Patricio, del grupo de los llamados “fuereños” que son los de las agencias municipales y avecindados llegados de otros estados de la república a vivir ahí, ricos ganaderos muchos de ellos, quienes no tenía permitido antes participar en esos usos y costumbres. Por supuesto, nada más justo y democrático que ellos participen y ejerzan sus derechos constitucionales, el problema es que cuando usos y costumbres “cambia sin cambiar”, el conflicto sobreviene. Analizar, prever estos cambios domésticos, sus consecuencias y sus soluciones podría ser, eso sí, real contribución de los estudiosos del tema.

 

Cinco meses tarde el gobierno de Oaxaca envió a su policía a Cotzocón, después de 20 inútiles mesas de trabajo de la responsable de la política interna de Oaxaca, la Secretaría General de Gobierno que una vez más demostró su alta ineptitud. Aunado a la impericia de los bisoños titulares de la Secretaría de Seguridad Pública y cuerpos policíacos mandaron a sus elementos desarmados al “matadero”, como dicen los policías, y murieron 4 de ellos. De parte de la población cayeron 5. Van 9 muertos de un conflicto pos electoral devenido en guerra, sin duda con la contribución entusiasta de esos servidores públicos ineficaces.

 

De nuevo estamos con este retardatario tema del Oaxaca bronco, ahora con nueve muertos en ese municipio mixe de usos y costumbres, uno menos que el de hace poco más de tres años, con el que también se inició el nuevo Instituto Electoral Estatal, IEEPCO; cuando culmine este largo por atropellado gobierno de cuates y cuotas acaso ya sólo serán ocho muertos en otro pequeño municipio al paso que vamos. En Choapam el instituto electoral le dio atención y seguimiento estrecho para evitar ahí otro baño de sangre, de manera que ahora las elecciones fueron pacíficas. Buen trabajo después de 10 muertos. Ahora que ese instituto estatal se despide, ¿Quién tapará el pozo después del niño ahogado en Cotzocón? ¿Quién hará siquiera eso?

 

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