Oaxaca, un tiradero

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Cuauhtémoc Blas

 

No obstante la belleza de la ciudad de Oaxaca pocas veces se puede disfrutar la estética del centro histórico. Siempre hay algo que contamina visual o auditivamente. Generalmente son los maestros, los más numerosos y decididos que llegan a vivir largas temporadas en sus casas de campaña al zócalo de la ciudad.

 

También los de Antorcha Campesina, se instalan meses con sus pintas y su ruido. La gente de Copala, los triquis ya tienen casi carta de residencia. Esa etnia parece que nunca tendrá paz. Pobladores cuyo carácter es contrario a dicha paz, donde eligen como dirigente o autoridad al tipo más violento y si es posible sanguinario.

 

El centro histórico de Oaxaca es escenario donde dirimen sus disputas, enojos y venganzas, los ex gobernadores peleados a muerte por el poder que ya tuvieron y que buscan volver a tener a través de alguno de los suyos, Murat y Ulises. Diódoro Carrasco logró volver con el actual pero ya ni se ve. ¿Acaso sólo es el orgullo de retornar de alguna manera?

 

Desde el ex gobernador Heladio Ramírez López, con quien se iniciaron las grandes invasiones al centro de la ciudad, hasta propiciadas por él mismo, la lucha social empezó a degradarse; los dirigentes como Héctor Sánchez de la Cocei, por ejemplo, se hicieron hasta compadres del gobernador, así como presidente municipal, senador y cacique partidista del PRD. No se diga con Margarito Montes Parra, fundador de la UGOCEP en Tuxtepec y quien llegara junto con Heladio a su campaña para gobernador en 1986.

 

El MULT que Heriberto Pazos instaló en la mixteca, en los triquis, fue otros de los grupos surgidos en ese sexenio. Todos evidentemente enriquecidos, con bienes, propiedades, viajes de sus familiares al extranjero. De los tres mencionados sobrevive Héctor Sánchez. Los otros dos cayeron abatidos a balazos. Pero dejaron cimentados sus redituables imperios políticos y económicos regionales. Pazos hasta partido político dejó.

 

Esa fue la estrategia para ¿mantener en paz a Oaxaca? A la larga ha salido muy cara. Pues de todos los recursos para programas y supuestas inversiones, ¿qué queda? ¿Dónde están los beneficios del programa Lluvia, tequio y alimentos? O de ¿Agua para producir? Ramírez López discurseaba diciendo “no una obra gigantesca sino mil obras pequeñas”. Debieron ser pequeñísimas pues nada quedó. Cómo igualmente casi nada ha quedado de los otros ex gobernadores.

 

Miles de millones del erario se han ejercido en miles de programas y de localidades, y después de tantos años, ¿qué vemos? Pobreza, más pobreza, más emigración, pueblos vacíos. No hace falta más que ver los indicadores socioeconómicos para constatar ese rotundo fracaso desde Heladio, Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises y para lo mismo va el actual.

 

En contraparte vemos un reducido número de políticos, funcionarios y ex funcionarios acaudalados. De dónde concluimos que lo anterior no fue un fracaso total, lo fue para la mayoría de oaxaqueños, pero fue un rotundo éxito para “servidores públicos” que se enriquecieron y se enriquecen cada vez más abiertamente con el erario.

 

Sin embargo, aun con esos grupos de chantaje político especialistas en la manipulación de campesinos e indígenas el daño no sería tan grave como lo fue con el empoderamiento del magisterio en Oaxaca. En esos mismos años se consolidó la mayor desgracia de la entidad con la Sección 22. Ésta creció, se lee en el número actualmente en circulación de la revista En Marcha, “Cuando el gobierno del estado incluyó en el IEEPO a la dirección de Educación Indígena y hay quienes aseguran que para hacer crecer aún más a esa Sección sindical hasta se quería incluir al Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA) lo que ya no fue posible o ya no hubo tiempo. Era el último año de Heladio en el gobierno”. (http://www.revistaenmarcha.com.mx/miscelanea/analisis/1419.html)

 

Comentan que en Michoacán para trabajar la gente tenía o tiene que pedirle permiso a la delincuencia, acá no hay esa posibilidad. No se puede hablar con los maestros, ellos cierran, bloquean, obstruyen el tiempo que quieren sin que nadie pueda moverlos. Claro, sólo el gobierno del estado puede moverlos cuando le urge y con cañonazos millonarios que denuncia y repudia la base gremial. Aunque a veces sólo es un juego de los mismos dirigentes que toman el dinero pero dejan que otros de los suyos continúen las protestas. Su argumento es “Nos rebasaron” o “no los podemos controlar”, pero “lo caido, caido”. (Eso parece suceder también en estos días de “fiestas patrias”).

 

Este movimiento de maestros que pronto torció su camino democrático y se volvió todo lo que había criticado de “Vanguardia” y el SNTE y quizá peor, fue el mayor creador de ingobernabilidad y desestabilización, el más fuerte escollo para el crecimiento económico, creación o instalación de empresas, fue al tiempo que todo eso germen de una mafia sindical y burocrática gubernamental que maneja los miles de millones del IEEPO. Es tan clara la molestia que los funcionarios reclaman al gobierno federal que haya hecho la reforma educativa, como se puede leer en la publicación citada http://www.revistaenmarcha.com.mx/editorial/1435-educacion-en-el-olvido.html.

 

“Tan chulito que la llevábamos aquí y me salen con sus cosas, dirían S 22 y gobierno estatal en una típica expresión regional. Fortunas y modus vivendi de funcionarios y dirigentes sindicales, hasta empleados de segundo nivel se consolidaron en el IEEPO (…) Todo iba bien hasta que llegó la reforma. Por eso con toda claridad el actual secretario general de gobierno dijo en el Congreso local en su más reciente comparecencia que la culpa de los problemas actuales en Oaxaca es del gobierno federal por hacer esa reforma. ¿Así o más claro?”
Oaxaca sin buenos políticos, sin luchadores sociales de verdad, con movimientos que defienden intereses gremiales facciosos y grupos regionales de chantaje político o mercenarios; Oaxaca con puro pueblo y sin sociedad se encuentra a la deriva y en medio de un tiradero rumbo a su colapso.

 

www.revistaenmarcha.com.mx y lc.blas@gmail.com