Cruzadas pero de hambre con la SEDESOL

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Cuauhtémoc Blas

 

En Oaxaca el sistema puesto en marcha por el gobierno federal, Cruzada contra el hambre mata literalmente de hambre a sus empleados. Diversos ex empleados de este programa nos declararon una serie de abusos que sufrieron antes de ser despedidos unos, o abandonado ese trabajo otros. Contratados bajo el eufemismo de “becarios” carecen no sólo de seguridad en el empleo, sino de cualquier prestación.

 

Los “becarios” promotores comunitarios se quejan de trabajar más de 12 horas al día, sábados, domingos y días festivos, y de acudir a las comunidades lejanas sin viáticos, sin apoyos para comidas. Ninguno de los entrevistados pertenece a la comunidad donde trabaja, como se supone establece el programa y presumen sus funcionarios. Por todo ello hay una intensa rotación de personal que fue aceptado por la misma Coordinadora Regional de esta “estrategia” en el Istmo de Tehuantepec, Sandra Lucía Hernández Dehesa. Son 6 mil 300 pesos “exclusivamente” lo que reciben los “becarios”, no tienen ninguna prestación, confirmó en entrevista la coordinadora.

 

Obligados a cubrir una cuota diaria de 20 entrevistas de siete páginas que —declaran— generalmente inventan al no alcanzarles el tiempo para cumplir esa exigencia, pues cada cuestionario les lleva una hora llenarlo bien. De todos modos —sostiene el ex “becario” juchiteco Cristian Chávez— los apoyos nunca llegan a la comunidad. Por eso es que a las personas no les interesa responder los cuestionarios:

 

“´Pero cómo que me vas a ayudar —nos decía la gente—, si han venido otros a hacer esto años atrás y a mí no me llega ningún beneficio´. Lo más triste de hacer esas encuestas era que teníamos que ir a engañar a la gente, preguntarle ¿cómo se llama usted? ¿Me puede mostrar su credencial de elector? Tomar el número de folio a la credencial. El resto de la información era falsificada, qué cuánto ganas, qué comes a la semana, cuántas veces tomas leche, consumes carne…” (http://www.revistaenmarcha.com.mx/reportaje/1473.html)

 

La pintora de Salina Cruz, Osiris Eldemira López González quien duró tres meses en ese empleo fue despedida al regresar de Santa Rosa de Lima a San Blas, después de más de 12 horas de trabajo, entró a las 9 horas y regresó casi a las 22, le exigían que pasara en limpio sus encuestas y demás documentación. Como se negó por el gran cansancio, al otro día fue corrida por la coordinadora regional Sandra Dehesa. Sin embargo, llevaba más de un mes sin que le cubran un mes de salario, de lo cual también se quejan otros ex “becarios”. Finalmente a ella le pagaron la mitad, fue afortunada pues a la mayoría de los corridos ya nada les pagan.

 

Algo que puede explicar esa gran rotación de personal es que los despiden sin pagarles uno o dos meses de trabajo. Dineros de esos salarios que nadie sabe bien que destino tienen, pues no les pagan por más que viajan a exigirlo a la ciudad de Oaxaca. Así adquiere sentido despedir a la gente, hasta puede ser buen negocio. Y hay más testimonios que exhiben la ironía de un programa contra el hambre que somete al hambre a sus promotores comunitarios.

 

Estamos ante otra impostura del gobierno federal, quien tuvo a bien regalarnos uno más de sus programas contra la pobreza. Pero ahora no se anduvieron por las ramas y de plano se fueron recios, no por nada tienen como secretaria de la Sedesol a una mujer de gran corazón como ha demostrado y hasta confirmado en su libro Rosario Robles Berlanga, ex fundadora del PRD, ex jefa de gobierno del DF y ex del argentino Carlos Ahumada.

 

Pero en su críptico lenguaje burocrático hacen una gran diferencia, pues no se trata de un programa —dicen puntillosos— sino de un sistema, el Sistema Nacional Cruzada contra el Hambre, SINHAMBRE. Para ello tuvieron la valentía de reconocer que en este país hay hambre, con todas sus letras caray, como no se había hecho antes. Y un venturoso 21 de enero de 2013 fue anunciado con entusiasmo por nuestro presidente Peña Nieto desde un lugar de Chiapas. (A Oaxaca no viene pero ni de chiste).

 

No es un programa, explican los especialistas en el manejo burocrático, porque no maneja recursos propios, sino un sistema porque organiza los recursos de 20 dependencias del gobierno federal, además de los estatales y municipales, hacia el loable y encomiable objetivo de abatir el hambre de México:

 

1. Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuadas de las personas en pobreza extrema y carencia de acceso a la alimentación; 2. Eliminar la desnutrición infantil aguda; 3. Aumentar la producción de alimentos y el ingreso de campesinos y pequeños productores agrícolas; 4. Minimizar las pérdidas post-cosecha durante el almacenamiento, transporte y comercialización; y 5. Promover la participación comunitaria para la erradicación del hambre.

 

Sería largo debatir estos objetivos, sirva decir que la única manera de combatir ese flagelo está un poco en los puntos 3 y 4 que hablan de aumentar la producción y el ingreso en el campo. Los demás son asistencialistas y en los que realmente se basa este “sistema” y que nunca acabarán con hambre alguna, pues no bastarían desayunos de cocinas comunitarias o entrega de despensas.

 

Esta estrategia de gobierno no es nada nuevo, en Oaxaca tuvimos algo parecido a fines de los años 80 del siglo pasado, cuando Carlos Salinas recorría el país en busca de la legitimidad que no obtuvo en las urnas. Para agradar a la gente del Istmo tuvo a bien presentar en el ex convento de Santo Domingo Tehuantepec el Plan Integral para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, que abarcaba desde Salina Cruz Oaxaca a Coatzacoalcos Veracruz.

 

Ese Plan contenía la misma metodología que la actual Cruzada, una reunión de los programas normales de gobierno, caminos, carreteras, apoyos al campo, todo lo que ya se había presupuestado para la región, sólo que ahora esos mismos programas eran “Para el Desarrollo Integral”. Grandes objetivos se quieren alcanzar tomando prestado lo de las oficinas de siempre. Algo así como saludar con sombrero ajeno.

 

Y después de tanta retórica la gente sigue emigrando, la pobreza se acentúa y cada vez son peores las estadísticas, como las vertidas por el delegado de Sedesol en Oaxaca, José Antonio Aguilar San Sebastián, en un acto a las 18:30 horas del día jueves 30 de octubre —en horas hábiles—, con los miembros de la CNOP del PRI de Oaxaca en las calles de Guerrero.

 

De hecho éste es otro de los cuestionamientos de los ex becarios: “siempre que hagan una presentación —nos instruían, dice Cristian Chávez— ´mencionen el nombre del presidente Peña Nieto como titular de este programa’. Nos dieron calcomanías con la foto de Peña que teníamos que pegar en las puertas de donde visitábamos. Huber de la Peña, conocido priista de Juchitán, tiene mucha gente ‘aviadora’ —agrega—, no hacen reporte de sus actividades como nosotros.” Esas son las cruzadas, pero de hambre que ofrece Sedesol a sus empleados.

 

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