A muerte por el botín del Sindicato de burócratas

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Cuauhtémoc Blas

 

La sucesión en el sindicato de burócratas al servicio del gobierno de Oaxaca se estaba complicando. Ello por las pugnas entre dos grupos que pelean estrictamente por sus intereses personales, no por la defensa de los intereses y derechos legítimos de los agremiados.

 

De hecho los dos bandos hoy en disputa, el del actual dirigente Juan Rosas y la planilla roja de Joel Castillo eran uno solo, todos saben que Castillo fue quien dejó al débil personaje Rosas para manipularlo a placer, como lo ha hecho desde el año 2004 con otros.

 

A la caída de Oliverio Neri logró colocar a su títere Adán Cruz López, es decir Joel lleva toda una década y va por otra pues no está satisfecho. Su enriquecimiento es proporcional a esos años, propiedades, viajes, todo a costa de los modestos trabajadores que cada vez pierden más derechos y conquistas.

 

Sin consideración alguna Joel y sus delegados cómplices y subordinados a quienes tiene de su lado a cambio de migajas, 5 mil pesos, algún contrato para un pariente, pequeños viajes de placer a Huatulco o Puerto Escondido (los viajes internacionales son para él). Por migajas esos delegados traicionan a sus representados, literalmente los venden barato.

 

Joel siempre fue priista, eso le convenía y se apoyaba hasta en el color rojo, pero ahora sin pensarlo dos veces se pasó al lado del gobierno de la alternancia recibiendo el apoyo del omnipresente Jorge Castillo, el vicegobernador, quien le echó en contra todo el poder a Juan Rosas y a su dividido y confrontado comité directivo sindical, quienes creyeron cobijarse con el ex gobernador José Murat Casab. Rosas al verse perdido con el control evidente de Joel sobre los delegados, quiso hacer a un lado los estatutos sindicales y retomar a la época de las asambleas generales de Reveriano Chagoya.

 

Pero los subordinados de Jorge Castillo, el jefe real en Oaxaca, actuaron para favorecer a quien ya tienen de su lado, a Joel Castillo. El Secretario General de gobierno, Alfonso Gómez-Sandoval Hernández, generalmente omiso, invisible, ahora sí intervino diligente para llamar a la legalidad y las elecciones se realicen de la manera en que el “gallo” del vice gobernador asegure su triunfo. Ahora, sin duda, se asegurará de que sea alguien que no le salga respondón como el comité de Rosas.

 

Incluso habrá que ver cómo cobrarán a Rosas y su comité su traición después de no respetar el acuerdo del que el 50 por ciento de las ganancias sindicales serían para Joel y el otro 50 para la dirigencia. El primer año de esa nueva dirigencia le proveyó a Joel de recursos y personal para su malograda campaña política para diputado federal. Y también, precisamente, al salir derrotado Joel de ese proceso sus antiguos subordinados lo vieron débil y se negaron a seguir compartiéndole el botín sindical. Se fueron por la libre.

 

Sin embargo, aún sin tener el control de esta dirigencia Joel Castillo salía ganando a haber impuesto a personal de tan limitada capacidad, pues no supieron saquear en orden. Eso es lo que hoy los tiene débil y peleados entre sí, y aún así pretenden tomar el lugar del cacique Joel para imponer ellos a las nuevas dirigencias. El pleito por el dinero es escandaloso, se sirvieron con la cuchara grande sin medida. Los empleados enterados sostienen que esos acabarán mal, vendieron —dicen— hasta las 70 plazas autorizadas por el gobierno para personas discapacitadas, esto junto con el secretario de Administración y el director de Recursos Humanos.

 

Cada plaza la venden en 280 mil pesos, y las categorías para mejores sueldos en 75 y 150 mil. Además de esas 70 bases mencionadas, se habla de 250 bases vendidas en los últimos tiempos. La suma de todo esto da la friolera de 89 millones 600 mil pesos, sin contar muchos otros millones por la venta de categorías. Con la construcción de la segunda planta de su edificio sindical también hicieron gran negocio al justificar 30 millones cuando si acaso costó 5 millones de pesos. Se llevan una auténtica fortuna y los empleados cada vez más arruinados.

 

Es mucho lo que los más de 10 mil empleados han perdido en aras de llenar las bolsas de sus delegados y las cuentas millonarias de sus dirigentes. A saber:

 

Sólo en este trienio de la dirigencia del anodino Juan Rosas perdieron en el primer año su ley de pensiones, ya no cotizan al fondo solidario sino en una simple Afore; en el segundo año, perdieron propiamente el aguinaldo al recibir sólo el 25 por ciento de éste y el otro 75 por ciento como un bono, con lo cual pierden por partida doble, por un lado porque el aguinaldo contaba para el fondo de retiro, y porque un bono se los pueden quitar fácilmente; y en este último año de esa dirigencia saliente —impuesta también por Joel Castillo, no hay que olvidarlo— les quitaron el tabulador de sueldos, ahora les pagarán como quieran.

 

Todo eso, que no es poco, es lo que perdieron en los últimos años, pero es mucho más lo que han perdido en esta década y no cabe ya en este espacio. Finalmente, lo que también se pelea en la sucesión sindical en marcha, donde los trabajadores que deberían ser los importantes no importan, son las posiciones en la disputa por la sucesión de gobernador.

 

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