Oaxaca, mal en respeto a la libertad de expresión

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Cuauhtémoc Blas

 

Oaxaca entre las entidades con más violencia contra los periodistas. Aunque eso ya lo sabíamos las cifras que ofrece la organización de defensa de periodistas Artículo 19 confirman esta debilidad oaxaqueña. Ocupamos el deshonroso tercer lugar sólo atrás de DF y Veracruz. Aunque el mayor porcentaje de agresiones a comunicadores en Oaxaca viene de servidores públicos, los ataques por parte de miembros de agrupaciones de la llamada industria del chantaje político se incrementan.

 

La impunidad asentada en el país y por ende también en Oaxaca estimula la proliferación de estos actos. Los grupos de presión política que cierran calles y bloquean carreteras con la mayor facilidad, sin respetar las vías de comunicación vitales, cada vez respetan menos cualquier cosa. Ya no son solamente los bienes públicos sus objetivos a cerrar o bloquear, ahora hasta se meten con particulares.

 

En esta dinámica depredadora participan también los cabecillas de grupos políticos, quienes cuentan con grandes recursos y pueden movilizar a sus mercenarios. Los famosos “Pozoleros” de la sección 22 del magisterio son ejemplo de esto, acusados por sus propios compañeros de estar al servicio de grupos del PRI, de Murat o Ulises Ruiz, ya no se sabe bien cuando responden a uno u otro.

 

Esta violencia política se da en todas las regiones de la entidad, sobre todo en Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec, pero también en el Papaloapan y ahora hasta en Huatulco en la Costa, donde no había obstrucciones y bloqueos. Pero todo se contamina rápidamente ante la facilidad con que tienen éxito económico las presiones de los otros grupos.

 

Son varios los caídos en esta violencia casi cotidiana, los derechos al libre tránsito de la ciudadanía y su derecho al trabajo, así como el derecho a la libertad de expresión que con verdadero desparpajo violenta cualquiera impunemente. Una hipótesis que podemos esbozar es que entre más decadente es el espectro educativo del estado, menos se fija en la mente de los oaxaqueños el estado de derecho.

 

La ignorancia y el analfabetismo potencial se acentúan notoriamente; el grado de civilización en nuestro medio es cada vez más bajo. Hemos vivido esta atroz ignorancia una y otra vez. Por ejemplo, en uno de los tantos bloqueos de los chimalapas en El Mezquite, sobre la carretera transístmica una autoridad comunal amenazaba a los reporteros de que dejaran de tomar fotos y de hacer negocio con ellos al publicar sobre sus asuntos que luego vendían con los periódicos. Éste era su razonamiento, ni siquiera sabía si se hablaba bien o no de ellos.

 

Pero no sólo estos grupos regionales oscurecen el panorama estatal, las mismas autoridades estatales y municipales fomentan este sombrío panorama. Es el caso del ayuntamiento de Oaxaca donde un personaje de escasa preparación y menos capacidades fue colocado por el cabildo como director de comunicación social.

 

Algunas oficinas de prensa y comunicación social de las dependencias oficiales no están para lo que son, para facilitar la labor de comunicación social. Al frente de dichas oficinas colocan a cualquiera sin capacidad para esa función. Algunos y algunas son simplemente anodinos, no dan la cara cuando se requiere, hasta se esconden.

 

Otros se creen dueños de la plaza, siendo, como son, servidores públicos. Prepotentes y sobrados, cual si los importantes fueran ellos y no los medios de comunicación, grandes o pequeños, a quienes deben servir, para eso están ahí, para eso les pagan, pues.

 

Es el caso de Saúl González Servín, director de Comunicación Social del Ayuntamiento de Oaxaca, improvisado comunicador que se ostenta como licenciado, quizá a la manera en que ironiza el dramaturgo Darío Fo: “Licenciado, libre de la Universidad”, o sea no licenciado por escuela alguna.

 

Ya somos varios los comunicadores que le hemos expresado a Javier Villacaña, presidente municipal de Oaxaca, la incapacidad e ineficiencia, por decir lo menos, de su Comunicador oficial; y aún cuando es público y notorio todo lo que este personaje del bajo mundo político de Oaxaca afecta a la imagen de ese ayuntamiento, ahí lo sostienen.

 

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