Crónica de un magisterio sin cabeza

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Cuauhtémoc Blas

 

Crónica de un magisterio sin cabeza tendría que titularse algún ensayo de lo que parece o debería ser el final de la larga noche negra de 35 años de afectar la educación, por parte del llamado Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MDTEO).

 

Parafraseando el título de José Revueltas, “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza”, que trata de una clase obrera sin el partido político ni la dirigencia necesaria que la representara. Eran los tiempos en que la lucha política de izquierda sólo se concebía en la izquierda comunista, cuando la impureza ideológica o “deslealtad” a los caudillos implicaba severos castigos internos. Revueltas luchó contra eso.

 

Siembre ha habido en México dirigentes montados en esa representación, negociadores de la lucha de clases, como los del viejo Partido Popular Socialista (PPS) o del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de donde salieran los Chuchos con Jesús Ortega, principalmente. Estuvieron prestos a la creación de un partido único de izquierda, hasta fundar el PRD. Hoy son los mismos que han convertido a ese partido en otro palero del presidente y del PRI, volviendo a sus orígenes.

 

El movimiento de los maestros de la Sección 22 de Oaxaca es muy similar a lo anterior, surgió con líderes de igual condición, negociadores con el poder establecido. Pedro Martínez Noriega, dirigente de la Sección 22 —a la caída de “Vanguardia Revolucionaria”— y quien trabajara de la mano con el entonces gobernador Heladio Ramírez, sin ningún pudor aceptó el pequeño puesto de director de Tránsito Estatal después de 10 años de dirigir la Sección. Con Diódoro Carrasco, Noriega fue director de Relaciones Laborales de la Secretaría de Administración.

 

La crítica de José Revueltas a la carencia de una dirección proletaria consciente le queda perfecto al movimiento magisterial de Oaxaca: “la clase obrera, que nace como clase esencialmente Independiente, lo es, sin embargo, en sí misma, en potencia. Sus acciones espontáneas, por ende, sólo representan una independencia relativa, que, sin una dirección proletaria consciente, devienen, de modo inevitable, en movimientos favorables a la sociedad burguesa, a la ideología burguesa dominante…”

 

La revuelta magisterial en estas tres y media décadas no ha hecho más que reforzar precisamente un sistema económico basado en el capital y un régimen político con base en la corrupción. Para ilustrar lo primero basta citar a los empresarios del ramo de venta de automóviles de Oaxaca que acaban de declarar que sus mejores clientes en la compra de autos son los maestros. De lo segundo hay testimonios a pasto: la venta de plazas, de adscripciones, permutas, horas-clase, así como de negociaciones de la cúpula sindical con los gobiernos estatal y federal en sus paros y movilizaciones, entre tantos otros negocios sindicales.

 

Estas décadas de propaganda de revolución social (no educativa que sería lo de ellos) y de sostenida degradación del MDTEO arrojan grandes daños a Oaxaca. La principal, la deficiente formación educativa de generaciones. Y junto a ésta un escaso proceso civilizatorio. ¿Cómo tener una sociedad civilizada sin una mínima educación? Y en Oaxaca el servicio educativo es menos que mínimo.

 

Éstas no son sólo opiniones, aunque con la simple experiencia podemos percatarnos de nuestra debilidad en la materia, sin embargo hay elementos probatorios, datos duros, estadísticas y evaluaciones nacionales e internacionales que sostienen estos dichos y que ya hemos citado en trabajos anteriores. Circula en estos días un documental donde se exhibe como nuestros maestros sin ser los peor pagados del mundo, sí son de los peores calificados a nivel mundial: https://www.youtube.com/watch?v=aYnkGVmJij4.

 

El movimiento magisterial ha persistido sin cabeza, en manos de camarillas o corrientes que se han repartido cual botín el poder de la Sección 22. Sin dirección ni objetivos genuinos de un gremio educativo, sólo pedir y pedir aumentos y dinero, presionar, prácticamente extorsionar con la educación de los infantes. La gran masa, la base magisterial está sometida, cautiva, controlada por esas camarillas dueñas del IEEPO y de las decisiones patronales con lo que suspenden o despiden a los maestros que se les rebelan.

 

Las sucesivas dirigencias, sobre todo las últimas, han culminado su gestión en medio de escándalos y acusaciones de corrupción: Enrique Rueda (que por lo mismo no culminó su periodo); Azael Santiago Chepi; y el actual Rubén Núñez Gines y su segundo Francisco Villalobos ni se diga. Todos con sueldos similares al de su amigo y favorecedor Gabino Cué, gobernador a su servicio.

 

Este magisterio sin cabeza, con dirigentes mercenarios “Pozoleros” o “Pelones”, vendidos al mejor postor como agentes violentos de grupos de poder, se encuentra en una etapa crítica, ya ha tocado fondo y sigue para abajo. Sus acciones y pronunciamientos son cada vez peores, no sólo abiertamente contra la ley sino contra el elemental sentido común.

 

Se pronuncian contra el constitucional derecho a votar y ser votados, y más aún contra todos los que de alguna manera tuvieran que ver con la elecciones: “En contra de todos los profesores que participaron en el proceso electoral federal como candidatos de los partidos políticos burgueses promoviendo el voto, como trabajadores del INE, como representantes de casilla y coberturar la papelería de la farsa electoral en sus domicilios particulares…

 

“En contra de la instalación de internet en las escuelas públicas que se prestan a los programas de la mal llamada reforma educativa y de la evaluación punitiva”. Esto ya es hasta contra natura educativa.

 

En el Istmo de Tehuantepec un comunicado de este extraviado movimiento magisterial es francamente de terror: “ATENTOS COMPAÑEROS HOY MÁS QUÉ NUNCA CUIDEMOS NUESTRA INTEGRIDAD Y LA DE NUESTROS COMPAÑEROS. Y en cada actividad que se realice quitemos las cámaras de los reporteros ya que ellos son los espías del gobierno represor”. Más tarde el comunicado fue desmentido en las redes sociales. Empero, eso es lo que ya hacen en todas partes, agredir a los reporteros, fotógrafos, camarógrafos; impedir su trabajo de informar a la sociedad. Si no lo han ordenado por escrito a sus huestes, ni falta hace, ya es una orden ejecutada.

 

Si la larga historia del “movimiento democrático magisterial” es poco defendible, con estas últimas expresiones que los revela en su íntima ignorancia, intolerancia y fascismo se acercan al colmo del repudio social. ¿Hasta dónde más descenderán antes de inmolarse? ¿Dónde están los mentores inteligentes y conscientes que salven a este magisterio sin cabeza?

 

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