“Lucha magisterial”, otra genial impostura

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Cuauhtémoc Blas

 

La Sección 22 y su CNTE son organizaciones del magisterio pero no tienen que ver con lo educativo. No es paradoja. No se ocupan, nunca se han ocupado de eso, sus afanes son sólo por las mejoras de sus salarios, privilegios y defensa de los negocios de sus líderes. Están por aumentos de salario y reducción de sus jornadas de trabajo. Y más aún, la S 22 y su CNTE están en contra de cualquier mejoría en la educación de Oaxaca, están abierta e históricamente en contra de lo que se supone es su trabajo, la educación. ¿Parece demasiado? Veamos.

 

Antes de argumentar sobre lo anterior, habría también que poner en su lugar a los gobiernos, del estado y federal, quienes tienen la mayor responsabilidad en este proceso decadente, violento, absurdo, donde ellos dos cual par de depredadores, junto con su Frankenstein S22, han destruido desde hace 36 años el futuro de generaciones y millones de oaxaqueños. No es casual que hoy tengamos en Oaxaca una sociedad atrasada económica y productivamente, violenta, de baja escolaridad y escasa ciudadanía. Si no hay educación, no hay civilización.

 

Estamos abajo de todos los indicadores, productividad, PIB, económicas y, entre otros, educación. Tenemos 7 años de escolaridad en Oaxaca contra 9 del promedio nacional, además de cero en matemáticas y español en las evaluaciones que se alcanzaron a hacer en contra de la voluntad de la 22.

 

S 22, Frankenstein del gobierno

 

Con la entrega del IEEPO y sus altos cargos, además de los cargos del sistema educativo en todo el territorio estatal, el gobierno creó a su Frankenstein, al Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MDTEO) de la S 22, ente que ahora quiere liquidar infructuosamente. El gobierno del estado, mejor dicho sus funcionarios, saquearon con los líderes de la Sección el IEEPO, junto a los ranchos y casas de Francisco Villalobos y la notoria riqueza de ex dirigentes, están la de los ex directores generales del IEEPO.

 

Dos de éstos son Abel Trejo González con su Rancho El Caballero Burro (sic) de Juchitán y Froylán Cruz Toledo, el de Chivela en la zona norte del Istmo con su magna fábrica de alimentos para ganado, que surte a buena parte del sureste de México, y otras factorías en el norte del país. Fábrica ubicada, para regocijo de los contribuyes, a la orilla de la Carretera Transístmica rumbo a Veracruz. Propiedades que coincidentemente florecieron con sus cargos en el IEEPO. Claro, a ciencia y paciencia de sus respectivos jefes, Ulises Ruiz y José Murat, ex gobernadores.

 

Y en medio de esta alta burocracia, otra camarilla de burócratas enquistados durante décadas en el IEEPO medrando con la institución. El capitán de ese equipo Gilberto Solís, aquél que fue director del IEEPO un día, y cayó por ser “ordinario” en su cuenta de Facebook. Empresas fuertes tiene en el Istmo, la camaronicultura es lo suyo. Hay otros con notoria riqueza y residencias como Samael Hernández. ¿De dónde tantas vacas?

 

En ese grupo burocrático transexenal figura también Eduardo Escárraga, Daniel Bautista, Mario Chávez, Artemio Reyes, quienes han ocupado cargos claves como jefaturas de personal, de planeación, de informática, coordinación de asesores, han operado los sistemas esenciales para el manejo del IEEPO y sus cuantiosos recursos en tres décadas.

 

S 22, sindicato-patrón

 

Por su parte, la camarilla que gobernó y aún gobierna territorialmente ese sindicato-patrón, se consolidó en una nomenclatura que se dividió el control en el estado con sus grupos seccionales en las regiones, esa camarilla casi acaba con los buenos maestros, pues el sindicato-patrón estableció que lo único válido para hacer méritos y obtener horas, plazas, préstamos, casas, estímulos era la participación sindical, no la preparación, ni la capacitación, ni los conocimientos. El “marchómetro” fue la medida regia.

 

La otra manera de obtener esos estímulos mencionados era el dinero, pagar por la plaza, por las horas, por cambios de adscripción. La venta de plazas y de todos los demás llegó a ser abierto, descarado, incluso ofrecidos por internet y revelado con escándalo por la prensa. Con el sistema educativo bajo su control, la poderosa camarilla en vez de luchar por mejorar la educación para tener un Oaxaca despierto y culto, sometió a su masa magisterial con algunos privilegios como 90 días de aguinaldo, 15 días más por “gratificación del desempeño”, 4 días de bono de fin de año y 15 días de bono del Fondo para el Desarrollo Educativo.

 

Cobran alrededor de 480 días al año, lo cual sería legítimo si no trabajaran apenas 165 o 170 de los 200 días del calendario escolar que deben cubrir. Hoy mismo llevan más de un mes fuera de las aulas. En evidente que no les importa el abandono de la educación de los infantes, a veces al regresar después de sus jornadas de lucha recibiendo cada quincena sus salarios íntegros, anuncian que van a reponer clases, casi nunca lo hacen.

 

Los puntos en sus largos pliegos petitorios anuales no incluyen nada académico, si acaso una leve referencia a capacitación alguna vez y zapatos y ropa para los alumnos. Mejoras en la educación y calidad académica no está en su ánimo. Todo era conseguir más ingresos en una dinámica gremialista economicista.

 

Hay, claro está, un sector de maestros bien preparados con sus documentos, títulos y capacitaciones en regla, además de haber acreditado su evaluación reciente, la inteligencia que siempre estuvo sojuzgada por el sindicato y que veían con esperanza el cambio del estado de cosas que parecía eterno, esos maestros están cerca de recibir castigo ejemplar de ganar la partida la camarilla de poder de la Sección 22 nuevamente.

 

Nunca aceptaron ninguna evaluación

 

Digan si no estar contra la educación pública es nunca aceptar las evaluaciones a su desempeño laboral. Echaron abajo la Prueba Enlace, la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), rechazaron la Carrera Magisterial, la prueba PISA de la OCDE es para ellos instrumento del imperialismo. Siempre hallan algo repudiable en las evaluaciones. Pero la que de plano los tiene levantados prácticamente en armas es la actual, La Evaluación del Desempeño Docente derivado de la reforma educativa promulgada en febrero de 2013.

 

El gobierno dejó hacer y deshacer al magisterio durante tres y media décadas, puso al servicio de la S22 parte del aparato de gobierno, dejó en sus manos la administración pública del sistema educativo con la entrega del IEEPO en 1992 por parte de Heladio Ramírez; también parte de la administración de justicia con el Ministerio Público especial para el magisterio de donde invariablemente se evitaba el castigo a sus delitos, se negociaban sus delitos.

 

Ese Frankenstein cobró demasiada fuerza, se ramificó en otros estados (70 por ciento de la membrecía de la CNTE es de Oaxaca), es más compacto que los funcionarios del gobierno federal hoy notoriamente en pugna, Osorio-Nuño, pues lo une su supervivencia, la lucha por un objetivo común: no perder su poder sobre la Sección sindical y, sobre todo, del sistema educativo, fuente de poder político y económico de las camarillas o corrientes sindicales. La masa magisterial, a cambio de su apoyo, tendría su base de trabajo inamovible, sin evaluaciones ni capacitaciones, ni reforma alguna que altere su viejo y anacrónico sistema educativo “tropicalizado” y bien adaptado a esta ínsula de rezagos que es Oaxaca.

 

El lenguaje revolucionario, la posición contestaria, estar en contra del gobierno de manera discursiva y en momentos como los actuales cuando se enfrenta a muerte a su socio el gobierno, como en el 2006, ha sido el gran recurso enormemente redituable para la Sección. Pocos entran en detalles, decenas de miles de maestros en las calles no pueden más que ser revolucionarios. Pero entrando en detalles, donde dicen que está el diablo, la verdad es que uno debe quitarse el sombrero ante esta otra genial impostura.

 

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