Oaxaca, viejo y nuevo gobierno

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Cuauhtémoc Blas

 

Gobierno de la esperanza, de la alternancia, de la transición a la democracia, del Cambio, decían y finalmente concluye sin ser nada de eso. Todo salió al revés, cuando se esperaba más democracia, hubo mayor represión; cuando se esperaba honestidad, creció la opacidad.

 

Al final se sintetiza todo el caos: administrativo, financiero, social, magisterial, delincuencial. En esta semana que concluye fueron varias las manifestaciones del caos, del desorden y hasta la pérdida del pulso de la realidad de los hombres del gobierno del frustrado cambio. Empezaron por anunciar con bombo y platillo el pago adelantado de los dos complejos burocráticos, Ciudad Judicial y Ciudad Administrativa.

 

Este compromiso es algo que nunca debió adquirirse, pero fue un negocio privado que dejaron amarrado cuando aún eran funcionarios, y con la concurrencia de recursos públicos para su construcción, Ulises Ruiz y su banda, Bulmaro Rito y Neftalí García, dueño de Tubos y Conexiones, empresario este último útil para esos pingües negocios.

 

Anunciaron orondos que con este pago adelantado, nos ahorramos 800 millones de pesos. Ni la burla perdonan, cuando están dejando la injustificable deuda de 14 mil o 16 mil millones como viene reconociendo el gobierno; o 27 mil millones como son los cálculos conservadores.

 

Hay como un estado de shock con la devastación de este gobierno y su liquidación de las esperanzas por lograr un Oaxaca mejor. Muchos hasta quieren mirar para otro lado, pero lo que tenemos hoy es esta desgracia, esta ominosa herencia, auténtica red de agujeros que echa a Oaxaca más hacia atrás, ¿cuándo y con qué se podrán pagar esos casi 30 mil millones de pesos de deuda? El 30 por ciento, dice el gobierno, se usó para desastres naturales, es demasiado pero, ¿y lo demás? Bueno sería que desglosaran esa deuda.

 

El gobierno que viene y su gabinete

 

Ya hasta lo piensa uno para esperar mejor gobierno. En el 2000 con la transición en la presidencia de la república, poco bueno quedó, entre lo peor fue el incremento del poder del narcotráfico y más de 30 mil muertos, herencia del último sexenio de ese interregno panista.

 

Quizá quede pedir en Oaxaca que el nuevo gobierno rescate algo de esos millonarios recursos, que según denuncias y algunas pesquisas los hombres del gobierno de hoy tienen en EU, 7 mil millones. Que si van a hacer negocios, no endeuden a Oaxaca, que los hagan como antes cuando dejaban deudas no tan abultadas.

 

La ventaja del próximo gobernador, Alejandro Murat, de su cercanía con el presidente Peña se reducen ante un panorama económico nacional en bancarrota, y más con esa deuda en el arranque de su gobierno. Es preciso que se rodee de gente que conozca Oaxaca y sus singularidades. El próximo gobernante no ha vivido los asuntos oaxaqueños, y aún con la asesoría de su padre José Murat, necesita un gabinete lo mejor posible, útil a la entidad.

 

En las listas que circulan de hipotéticos gabinetes figuran algunos que serían útiles: Celestino Alonso Álvarez, ducho en temas de planificación que sería bueno en COPLADE, donde ya ha trabajado; Martín Mathus, en cuyo trabajo como Tesorero del municipio de Oaxaca, la ley de ingresos se elevó 100 por ciento, sería bueno en la Secretaría de Finanzas; Olivetti Paredes Zacarías, está bien para ese Instituto de la Juventud, mujer indígena con esa sensibilidad y preparada; Martha Alicia Escamilla, actual diputada, que ha sido quizá la única en defender a los pequeños empresarios oaxaqueños y vinculada a los asuntos culturales quedaría bien en una de esas áreas; Juan Díaz Carranza, sabe de Televisión, ha trabajado en la génesis de ésta en Oaxaca, y si limpiara un poco el tiradero del Canal 9, sería idóneo; Ana Vásquez Colmenares indudablemente sabe de turismo nacional e internacional, y de muchas cosas más, siempre vinculada a Oaxaca.

 

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