* Matías Romero gobernado por un troglodita

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Cuauhtémoc Blas

 

Marco Antonio Cabello Mares regresó a Matías Romero después de años fuera con la determinación de ser presidente municipal. No es que trajera ansias reivindicatorias, nada de eso. Se fue a lo seguro, inscribirse en el PRI y esperar a colarse hacia el poder local.

 

Antes las presidencias se vendían. En los años 70 del siglo pasado costaban 20 mil pesos. En esa época puros comerciantes fueron presidentes: abarroteros (Felipe Torres), dueños de farmacia (Héctor Watanabe), cantineros (Noé Fuentes), Cerveceros (Benito Nacif), etc. Entonces el negocio no era tan redituable, no había Ramo 28 ni recursos “moches” de los diputados.

 

La consigna de quienes compraban la presidencia era recuperar lo invertido en los dos primeros años y obtener la ganancia en el último. No había oposición y el triunfo era seguro. Ninguno hizo obra importante, ni tenían que prometer.

 

Sólo Noé Fuentes hizo una promesa — pero en privado (diría el rajón López Dóriga)— a su querida: pavimentar su calle y ponerle en medio una larga jardinera. A diario un policía regaba las flores sobre esa calle que debería llamarse Bulevar del Cumplidor.

 

Compra venta de candidaturas

 

Hoy ya no es así, hoy se venden las candidaturas aunque las elecciones hay que ganarlas, como dicen que espetó Alejandro Avilés a uno de su partido que perdió y pidió le devolviera el dinero. Además de esa poderosa razón esgrimida por el vendedor, está la otra: lo caido, caido.

 

Cabello Mares buscó para su candidatura al delegado de su partido por esa zona, al desprestigiado Samuel Gurrión. Llegaron a acuerdos. Samy es duro con la lana, dicen que dijo David Antonio Toledo, ex presidente de Matías quien –se cuenta en el pueblo— habría regañado en fechas recientes a Cabello, advirtiéndole de la voracidad del juchiteco: “Te va a venir a sablear a cada rato como lo hizo conmigo, no seas…”, cuentan que le advirtió.

 

David después de esas “sableadas” y de haberle construido el Corporativo Gurrión un mercado que no sirvió pues se dictaminó que podría venirse abajo, nunca pudo levantar cabeza. Perdió la diputación. Lo echaron a un lado después de bolsearlo, camino que sugiere sigue Cabello Mares. Cabello ni caso le hizo y arreció su saqueo, convertido en un auténtico chivo en cristalería.

 

Aquí es donde se lamenta la omisión de la corrompida Auditoría Superior del Estado (ASE) que debería intervenir antes actos de corrupción tan a la vista: al asumir la presidencia Cabello inició a correr a 20 empleados del Ayuntamiento por quincena para ir metiendo a los suyos; bajó el sueldo de los empleados en 800 pesos quincenales, dejándolo en 1 mil 800.

 

Cabello Mares, el más voraz, galardonado

 

En la reciente Feria de San Matías duplicó el precio del metro cuadrado, de 500 a 960 pesos. Muchos vendedores se regresaron. Comentan que ésta ha sido la feria más triste de todas. El fracaso fue tal que Cabello repuso 200 pesos a cada comerciante. Algo que esboza su pequeñez humana es lo siguiente: los días fuertes de la feria, del 23 al 25 de febrero se instalan los stands de las cervezas. A las personas que habían pagado para esas ventas, Cabello les devolvió el dinero y se adueñó de esos stands de manera particular.

 

Todos dicen que por dar buenas posiciones a gente del ex edil panista Etelberto, habría recibido capacitación para saquear, el ex secretario municipal de aquél es hoy síndico. Con dar dinero a los de la ASE puede hacer lo que quiera.

 

Urgen correctivos o los municipios caerán hasta la ignominia. Por cierto, si al panista, quien no justificó con obras los 333 millones que recibió, en el colmo del descaro la ASE le dio un reconocimiento, Cabello se apresuró a comprar sendos diplomas para él y su esposa a una reconocedora “patito”; extraña empresa que, sin embargo, abusando de la irresponsabilidad del Congreso Federal, entregará en la sede legislativa un diploma al mérito (¿rapaz?) “Andrés Henestrosa” al más troglodita de los noveles ediles de Oaxaca.

 

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