- Crónicas de la ínsula Santa Lucía, feria de impunidades

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Cuauhtémoc Blas

 

Ni en los peores tiempos de Galdino Huerta fueron muertos ciudadanos en sus mazmorras municipales, como ahora con quien dijo habría de limpiar el ayuntamiento, Raúl Cruz González. Seferino Soriano Morales murió en la celda del municipio de Santa Lucía del Camino. La principal línea de investigación, obviamente, es la policía municipal que resguarda esa cárcel tribal y sus funcionarios jefes. Los familiares de Seferino Soriano denunciaron que éste libaba en la vía pública la madrugada del domingo 6 de agosto cuando fue detenido por esa Policía. El parte policial dice que fue el sábado por la noche. También sostuvieron que su familiar murió a causa de los golpes que le propinaron los uniformados. Ciertamente, murió por hemorragia interna, según el parte médico.

 

En su defensa, esa Policía responsabilizó a agentes Ministeriales. Casi de bote pronto los jefes de la Agentes Estatales de Investigación declararon que éstos serían investigados. Lo que molestó a ese cuerpo policial que amenazó con ir a un paro.

 

En Santa Lucía del Camino también se aplica aquello de que si las cosas están mal, cuidado que pueden ponerse peor. La partida de Galdino Huerta parecía un respiro para la población. No fue así. Al iniciar su gobierno Raúl Cruz tronó a los cuatro vientos contra el tiradero que le dejaba Galdino, deudas y faltantes en las arcas municipales. Se llevó todo, decía Cruz.

 

¿No más giros negros… que los suyos? Dijo que no se abrirían más giros negros e incluso los nuevos negocios serían sin venta de alcohol. Aunque adelantó que como las autoridades que lo precedieron se habían llevado papeles y sellos quizá no podrían ellos controlar del todo. ¿A eso se debe que sigan proliferando los giros negros? Claro, muy seguramente. Y que por eso mismo los del cabildo actual participen exitosamente de esos redituables negocios. Sigue la diversión y los negocios sucios. Qué otra cosa sugiere que no haya separado a ese cuerpo de policía no sólo corrompida hasta el tuétano sino crecida ante la evidente impunidad de que goza. Ningún castigo recibió por sus extorsiones del pasado a camioneros y transportistas esa policía vial municipal. Extorsiones que prosiguen con entusiasmo con Raúl Cruz. Sus preferidos son los jóvenes a quienes bajan del auto y despojan de sus papeles hasta que los padres lleguen a pagar la extorsión.

 

Que tan satisfecho está con los avances de su terrible policía el presidente municipal de Santa Lucía del Camino que ahora hasta le da mayores oportunidades para extorsionar. Está viendo cómo se comportan, las quejas de la ciudadanía y ahora hasta posibles asesinatos y los pone a revisar a conductores de vehículos en un flamante programa de “alcoholímetro” municipal.

 

Municipio ejemplar en impunidades

 

Este municipio es ejemplo del fuero real de que gozan políticos y funcionarios municipales y de todo tipo en Oaxaca. El cuerpo policíaco hace y deshace al saber que no será castigado pues cuenta con la protección de sus presidentes municipales y sus autoridades.

 

Esas autoridades han comprobado de manera fehaciente que tampoco serán llamadas a cuentas. Raúl Cruz tiene el primer cargo importante y el erario y poder a placer, pero su esposa, Leticia Cruz, la presidente del DIF municipal, ha librado sin ningún contratiempo acusaciones diversas.

 

Leticia Cruz cobró notoriedad al ser acusada de desviar más de 20 millones de pesos en el Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) en el sexenio de Uilses Ruiz, por ello fue inhabilitada por la Contraloría en 2014. Más recientemente en San Dionisio del Mar, donde fue tesorera del ínclito Jorge Bustamante García, los pobladores la acusaron de no entregar cuentas de 20 millones de pesos de ese municipio.

 

No pasa nada, la Auditoría Superior del Estado (ASE) sirve para nada y los diputados miran hacia otro lado. Todos contentos en esa feria de impunidades

 

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