Montes Parra y UGOCP: historias improductivas

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Los asesinos que nos dieron patria”, se llama un artículo de Gabriel Zaid, donde habla de los “héroes” mexicanos de las distintas revoluciones que han desangrado al país. Desde el grito incitador del cura Hidalgo “a coger (matar) gachupines”, pasando por los violentos Villa y caudillos que a golpe de muertes “construyeron” este país.

Quizá un ejemplo que podría ilustrarnos esa actitud lo tengamos hoy a la mano, cuando extrañamente los medios difunden la noticia del asesinato a Margarito Montes Parra y nos lo ponen como “un gran líder que supo cambiar las invasiones de tierra por la productividad del campo…”. Cuando aún está muy clara en la memoria la actuación contradictoria, por decir lo menos, del asesinado dirigente de la Unión General Obrero, Campesina y Popular (UGOCP), y de su historia con hechos incontrovertibles.

Montes Parra, quien al llegar a Oaxaca en 1986 se cubrió con la aureola de agrarista y reivindicador, pronto mostró su real afán, de riqueza y voracidad. Murió en la opulencia y en la violencia que le dio lo primero. Parte de su historia fue consignada por la revista “En Marcha”, en su número 54 de septiembre de 2004, cuando la UGOCP cumplía 17 años.

Los años de mayor fuerza e impunidad de Montes Parra los tuvo entre 1986 y los primeros de los 90, en el sexenio de Heladio Ramírez López, con quien Margarito Montes Parra llegara casi al mismo tiempo a Oaxaca. Mientras el ex gobernador andaba en su campaña para el cargo, Montes se afianzaba en la Cuenca del Papaloapan. Qué coincidencia.

En el sexenio de Heladio tuvo Margarito y su UGOCP su mayor esplendor, cuando se le veía transitar con sus escoltas con armas prohibidas por las calles de Tuxtepec y en carreteras entre Oaxaca y Veracruz, estado este último donde también sentó sus reales. Era un secreto a voces que contaba con todo el apoyo del entonces gobernador Heladio Ramírez y hasta de la presidencia de la república.

A su arribo a Oaxaca, Margarito invadió tierras que luego repartió entre campesinos dotados de resoluciones presidenciales pero que no habían hecho efectivas; tierras en manos de familias poderosas de la región, entre ellos los Bravo Ahuja, a quienes en 1986 les invadió terrenos que usufructuaban indebidamente, tierras ejidales de Camelia Roja. También enfrentó a los Moreno Sada, a los Cue Sacre, entre otros.

“Desde entonces el poder y el mito de Montes Parra creció en toda la Cuenca del Papaloapan; como un hombre bragado que se oponía a los ricos opresores. Constituyó su propia milicia con campesinos para enfrentar a los muy bien armados terratenientes que veían en la Ugocp una amenaza a sus intereses.

“Durante toda esta lucha, se dijo, contó con el apoyo del propio presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, a través de su hermano Raúl con quien guardaba amistad. También contó con el aval del gobernador Heladio Ramírez López, quienes no se atrevían desde la esfera gubernamental a concluir con el reparto agrario; uno de los temas pendientes y que representaba un obstáculo para las negociaciones del tratado comercial con América del Norte.

“Montes Parra se convirtió en un mesías para los campesinos y un bandolero para los caciques regionales. Así construyó su mito de agrarista. Sin embargo, al paso del tiempo Montes Parra junto con la Ugocp empezó a concentrar poder y dinero.

“En 1992, el comité central del PRT a través de un desplegado desconoció a Montes Parra como miembros de ese instituto político; algunos de los argumentos: la firma del acuerdo nacional para finiquitar el rezago agrario, el consentimiento para las reformas sustanciales al artículo 27 constitucional del salinato (que privatizaba el Ejido) y el presunto fraude por más de un millón de pesos que cometió en contra de campesinos a través de proyectos productivos. Desde entonces le recriminaron su cercanía con el PRI y los gobiernos emanados de este.

“Al disminuir los conflictos agrarios en la zona la Ugocp trasladó su lucha a la zonas urbanas con comerciantes, taxistas, grupos de mujeres y en el desarrollo de proyectos productivos. En su momento la organización logró acuerdos millonarios con los tres niveles de gobierno para la realización de proyectos que al poco tiempo quedaron a la deriva. A simple vista en muchos lugares de la Cuenca del Papaloapan pueden observarse edificaciones, invernaderos e infraestructura rural que no fue aprovechada.” (En Marcha, 54).

En los tiempos del PAN, después del 2000, no sólo el prestigio de la UGOCP menguó, sino la organización entró francamente en decadencia, pues decenas de nuevos grupos de presión le disputan el pastel del presupuesto federal y estatal: CROCUT, CODECI, Corechimac, etc.

En septiembre de 2001 César Toimil Robert (asesinado en 2005), haciendo alarde de fuerza, con rifles de alto poder y ametralladoras “cuerno de chivo”, invadió el rancho “Los Orozco”, en el municipio de Soyaltepec, propiedad de Margarito Montes. El primero, dirigente del Consejo Regional, Obrero, Campesino y Urbano de Tuxtepec (CROCUT), quien, por aquellos años, se dio a la tarea de desafiar y agredir a Montes Parra y su UGOCP.

Toimil Robert destruyó la casa y cinco vehículos de Montes Parra fueron reducidos a cenizas; tomó también el de CROCUT documentación importante para la UGOCP. No obstante contar Margarito con pistoleros y armas potentes no pudo repeler esta acción, y la ocupación duró 15 días. La fuerza ofensiva de la UGOCP, así como su capacidad de movilización de sus huestes, había menguado evidentemente. Sólo hasta noviembre Toimil Robert y otros dos de sus compañeros fueron detenidos por estos hechos, aunque sólo pasaron un año en la cárcel.

Margarito publicó un libro y dio por terminado su fase de invasión de tierras. Se concentró en la gestión de recursos “para” los campesinos y en la “productividad”, para entonces su riqueza era ostensible, hasta rancho en su natal Sonora, sin que se supiera que fuera el zar de la caña, la palma o del “litchi” en la cuenca. Lo que se sabe es que se quedaba con los créditos destinados a los campesinos, entre las más de 200 averiguaciones previas que tenía, hay algunas por ese motivo.

Además, en las invasiones iniciales sus huestes, consentidas por él, no sólo arremetieron contra las familias de terratenientes, de paso invadieron pequeñas propiedades, despojaron a familias de medianos e incluso escasos recursos, y todo con lujo de violencia, como sucede cuando se desata a la masa que actúa con toda impunidad.

El punto culminante de estas historias, de Margarito y su UGOCP, es precisamente su improductividad: sus proyectos fracasados, sus sistemas de riego tecnificado, así como invernaderos y demás infraestructura, en el abandono, igual que los proyectos ganaderos; la poderosa Unión de Crédito con que manejaron cuantiosos recursos, ¿dónde está?

Finalmente, desarticulada y dividida, la UGOCP ni siquiera pudo realizar alguna movilización en honor a su fundador asesinado en Sonora junto con 14 personas más, su pareja, un hijo, un nieto y sus escoltas. Pronto iniciará el pleito por lo que queda de la organización.

www.revistaenmarcha.com.mx y blaslc@yahoo.com.mx