UABJO, mala evaluación

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No en pocas ocasiones nos han preguntado porque dedicamos mucha de nuestra atención y críticas a los asuntos de la UABJO. La importancia de ocuparse de los temas educativos son evidentes: sin educación no hay posibilidad de mejorar la civilización de los pueblos, y con una Universidad reprobada este proceso no sólo se detiene sino va para atrás.

Dicen las autoridades de esta Universidad pública local que la institución no es un lastre “como la llaman sus detractores”. También hemos dicho que la herencia del antiguo Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, que tanta fama y gloria diera a la entidad, ya no le corresponde a la UABJO.

Pero hagamos memoria para calcular  de alguna manera lo que hemos perdido con la institución. Hace ya varios años, en 1992, entrevistamos, al ingeniero José Luis Bustamante del Valle, quien lamentó dicha perdida. Nos  contó lo que fue para él su Instituto de  Ciencias y Artes. Interrogado sobre si dicho instituto era elitista, respondió: “Sí, era la élite intelectual, no de otro tipo… porque allí estudio Benito Juárez, y él era un indio ‘pata rajada’, como se les decía aquí despectivamente a los indios” (ver revista En Marcha, num. 87, diciembre de 2006, pag. 11). Poco hay que agregar.  Sólo un dato doloroso: esa egregia élite (con Marcos Pérez, Miguel Méndez, Porfirio Díaz…) ha sido sustituida hoy por la élite de “porros”.

Narró el ingeniero Bustamante que el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca era de los pocos cuyos egresados entraban sin hacer examen de admisión a la Universidad Nacional de México. Durante muchos años fue profesor de esa Universidad. A su retiro profesional como químico en alcoholes y de regreso definitivo a Oaxaca, quiso contribuir con sus vastos conocimientos a formar profesionales en la UABJO, a donde acudió a dar dos conferencias sobre azúcar y alcoholes. Ésta fue su experiencia con el grupo de alumnos:

“Quien parecía el líder de la banda de alumnos lo contradijo al decirle que no era posible que se usara tanta agua para la caña. Lleno de sorpresa le dijo al mozalbete si tenía alguna experiencia al respecto, y éste —insolente— sólo externó con sorna: “No, pero es evidente que eso está mal”. El químico destacado en los ámbitos nacional e internacional, salió en esa ocasión para siempre de la UABJO, jamás quiso exponerse a otro agravio, ‘no tengo ninguna necesidad, afortunadamente’, comentó apesadumbrado”. Hoy la nueva élite podría decir que el ingeniero es un “detractor”.

Sin embargo, nuevos argumentos con fundamentos profesionales, confirman la caída de la UABJO. Sucedió que en uno de sus tantos plantones y “tomas” de rectoría, el grupo del STAUO, dirigido por  Enrique Lara Guerra, lograron el acuerdo que un despacho privado realizara una evaluación externa de la Universidad. Los resultados (preliminares) no podían ser peores. He aquí una síntesis del trabajo de la empresa consultora “Frank&Asociados”:

En la UABJO en 50 por ciento de los maestros son “aviadores”. “En la reglamentación y contratación de personal académico no existe normatividad y se genera a libre arbitrio de la autoridad universitaria”; las nóminas son secretas, lo que evita el pago de impuestos y pagan a sus empleados con “lista de raya”, autorizan pagos a personal que no es universitario; no se cumplen con los programas de estudio, pues los catedráticos imponen sus propios contenidos y ritmos “con el consentimiento de las autoridades”; personal contratado en los dos últimos años no cuenta con expediente laboral; personal que maneja las finanzas no tiene fianza lo que facilita que se pierdan valores financieros; casi no hay control de asistencia del personal; profesores cobran en escuelas donde no trabajan, y como tampoco hay un programa de credencialización los cheques no siempre se entregan a quien viene destinado; ni el departamento de finanzas ni recursos humanos posee expediente completo o mínimo de información del personal, e incluso la información de ambos son diferentes, etcétera.

Por su parte el dirigente mencionado, que logró esta evaluación, señala: “La Universidad no tiene claro cuántos son los maestros que deben estar dando clases, ni dan esa información; no están bien integrados los expedientes, por lo que nosotros hemos demandado que se señale dónde están esos maestros que no tienen el perfil, que no cumplen con su responsabilidad y que se aplique la normatividad; también que se haga el examen de oposición para que sean catedráticos que cumplan los requisitos los que laboren en la Universidad… Por ejemplo, sabemos que tan sólo en enero contrataron a 28 jóvenes como catedráticos y coordinadores en la Facultad de Derecho”.  (En Marcha, num. 121, noviembre de 2009).

En el actual semestre se ha perdido  alrededor del 70 por ciento de clases, se pierden clases por quítame estas pajas: paro por ampliar la matrícula de nuevo ingreso, dos semanas los porros agitaron pidiendo 40 nuevos lugares para venderlos a sus “clientes” de 10 a 20 mil pesos, además de exigir a la dirección 100 mil pesos. Primero se posesionaron de Derecho y a la siguiente semana de todo CU. Se retiraron, pero al siguiente día otro grupo tomó de nuevo esa Facultad para exigir la salida del director de la misma. Parece que estuvieran esperando turno para tomar escuelas y facultades.


En un acto insólito, inédito hasta entonces, el rector de la UABJO, Rafael Torres Valdés, convocó a una marcha por las calles de la ciudad interrumpiendo las clases y la vialidad, ante la molestia de una ciudadanía harta de tanta agitación improductiva. También pidió la salida de los “porros” de la Universidad, insólita petición de quienes se apoyan y sostienen con esos mismo grupos.

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