.- Escuelas públicas y privadas, sin rumbo

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Cuauhtémoc Blas

 

Los servicios de educación hoy en Oaxaca están en el pasmo, sin propuesta, sin rumbo. Tanto los del sector público (SEP/IEEPO) como los privados. No dan alternativas ante los nuevos poderosos obstáculos que plantea la actual contingencia sanitaria.

 

Urge incluir al estado en los procesos modernos que exigen estos tiempos de pandemia, confinamiento y uso intensivo de internet con tecnologías para educación a distancia. De las que a todas luces están desprovistas nuestras escuelas.

 

La Covid 19 hunde más al estado, tanto en economía como en educación. Finalmente, el asunto educativo es el de mayor trascendencia. Por la mala educación es que estamos como estamos: con una población sin disciplina ni destrezas, aunque posea escolaridad. Predomina el analfabetismo funcional.

 

No es que queramos culpar al magisterio, de hecho, también hemos llegado a estos límites porque los malos gobiernos propiciaron esa caída. Recordar ese decreto que en 1992 entregó a la S 22 el control del IEEPO, que aceleró la decadencia del servicio.

 

Educación, al precipicio

 

Si la entidad estaba en los últimos lugares de todo tipo de educación, desde la inicial hasta la profesional, siempre debajo del promedio nacional, por años reprobando matemáticas y español, hoy ya vamos a mitad del precipicio.

 

No sólo inciden para esa deficiencia las escuelas Normales caducas, sin disciplina, cuya calidad y cantidad de clases son mínimas, con paros de hasta dos meses al año. De educación a distancia no les enseñan nada. También influye la negligencia del IEEPO. Institución que en vez de desarrollar contenidos de calidad, administra conflictos, subsidia camarillas magisteriales y se reparte con ellos cargos, plazas y recursos.

 

La SEP anunció que esta semana dará la dinámica del servicio educativo del siguiente año escolar. Deberá contemplar el crecimiento de la matrícula por el ingreso masivo de alumnos provenientes de escuelas privadas, cuyos padres arruinados por la contingencia ya no podrán pagar colegiaturas. Y por quienes aún con posibilidades, no están dispuestos a regalar sus recursos a empresas privadas que no ofrecen lo que las actuales circunstancias exigen.

 

Ni el sector público ni el privado muestran alternativas para educación a distancia. Viene siendo lo mismo enviar a los alumnos a la que sea, con la diferencia que las públicas son más baratas.

En los meses finales del pasado año escolar, las escuelas privadas ofrecían unas 5 o 7 horas de clase a la semana con instructores sin preparación para dar clases a distancia, modalidad que tiene sus técnicas propias, no se puede poner al maestro frente a una computadora y frente a otra al alumno y querer desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje cual si estuvieran en el salón. No están en el salón de clase. Es educación a distancia, y esa tiene una lógica diferente.

 

Ahora, algunas escuelas privadas anuncian que darán a diario 4 o 5 horas de clases a sus alumnos, con el generoso intermedio de media hora, igual, por internet a distancia, pero como si estuvieran en el salón. Difícil que los alumnos soporten tantas horas frente al monitor, el aburrimiento que ya han expresado sería mayor.

 

Esto es más una simulación, no se trata de extender una ineficiente dinámica. Urge que las escuelas anuncien propuestas de verdadera educación a distancia. Pues todo indica que el semáforo rojo prevalecerá, así como los rebrotes que la experiencia de otros países nos obliga a tener en cuenta.

 

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