La confrontación priista

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El gobernador Ulises Ruiz Ortiz delegó buena parte de su poder durante todo su mandato, prácticamente Jorge Franco Vargas se hizo cargo, pero lo que no ha soltado Ulises desde hace por los menos dos años son los hilos de su sucesión. Tanto por la importancia del tema como porque en ella se le va su vida política. Si lanza a un candidato con posibilidades de perder, sus expectativas de incorporarse a la política nacional, después de dejar el cargo de gobernador, se verían seriamente reducidas.

La presión que ejercen cinco de los seis “destapados” precandidatos del PRI, sobre quien evidentemente es ahora el auténtico delfín, Eviel Pérez Magaña, después de haber desplazado al delfín inicial Jorge Franco, crece en la misma medida que éste acrecienta su propaganda en los medios estatales y nacionales.

En este contexto se dio la solicitud de licencia del senador Gabino Cué Monteagudo a su cargo, para dedicarse, dijo,  de lleno “a la política”, léase a la búsqueda de la gubernatura, pues se da por descontado que sea él quien abandere a la oposición, no hay nadie más posicionado, ni más conocido en todo el estado en las filas opositoras y, quizá, ni en el PRI.

Ha trascendido desde el centro de la república que Gabino tiene ya en la bolsa la seguridad de la alianza entre PAN y PRD, alianza que como hace cinco años —cuando fue por primera vez candidato a gobernador— se habría fraguado en la ciudad de México, incluso, igual que la vez pasada, a contrapelo de los intereses particulares de las dirigencias estatales de esos partidos, cooptados y a las órdenes del gobierno estatal.

Este hecho golpea macizo la tranquilidad con que el PRI-gobierno perfilaba sus pretensiones de seguir en el poder estatal. Aunque la seguridad del PRI en su estructura y la influencia de tener el poder del gobierno estatal le da una confianza exagerada, pues como presumía Murat: “con una vaca ganamos”, confiado en la capacidad de la estructura del PRI y en el dinero del gobierno.

También en este contexto este sábado 19 de diciembre Jorge Franco reinició sus recorridos PRI por la entidad. Este despliegue empezó en Pinotepa Nacional con la presentación del priista “Plan Estatal Oaxaca, Misión 2010”, cuya estrategia en la región estará a cargo del David Mayrén Carrasco, con miras a ganar las elecciones locales el año próximo, mostrar a quienes podrían ser sus candidatos a diputados locales y presidentes municipales, pero también, dijeron ahí explícitamente: “en el 2012 recuperar la presidencia de la república”. Y para eso no sólo necesitan buenos candidatos sino gobernadores que sepan gobernar y aseguren de nuevo su reserva de voto que han sido Oaxaca y los estados del sureste.

Esta reunión presidida por el diputado federal y presidente estatal del PRI, Jorge Franco Vargas, contó con la presencia de los diputados José Antonio Yglesias y Cándido Mendoza, federal y local respectivamente. Así como del senador Adolfo Toledo Infanzón. No hubo otros legisladores. Eviel Pérez Magaña y los suyos andaban por la Mixteca, en Huajuapan.

La rivalidad entre el presidente del PRI estatal y Eviel Pérez-Hector Pablo Ramírez es inocultable. Tanto que ya no se dirigen la palabra. Pero Jorge Franco está de nuevo y abiertamente en las plazas en su obsesión por alcanzar una gubernatura que se le fue desde aquella mañana del 14 de junio de 2006 cuando 700 policías fueron lanzados contra 10 mil maestros.

La confrontación entre la clase política en el poder crece en la medida que se acerca la fecha de la definición de su candidato a gobernador de Oaxaca. Ahora hay quienes esgrimen argumentos apegados a una legalidad que nunca antes les importó. Es el caso del ex senador Jorge Franco Jiménez.

Franco Jiménez, padre del dirigente del PRI y quien fuera senador suplente de Ulises Ruiz y conspicuo representante de la clase gobernante actual, abrió fuego contra Eviel en un artículo publicado en “El Imparcial” y “ADN Sureste”, intitulado “Campañas anticipadas, legalidad y democracia”. Ahí expresó:  “no sabemos tampoco si son para bien o para mal, en el sentido de que el Gobernador Ulises Ruiz ya definió al candidato del Partido Revolucionario Institucional en la persona de Eviel Pérez Magaña a cuya disposición se han puesto recursos materiales y financieros del Estado. Aseguran los que dicen estar enterados, que ese conjunto de filtraciones en medios locales y nacionales provienen de órganos oficiales locales”.

Apoyado en lo jurídico, el abogado que nunca antes se manifestó en contra de tanto hecho ilegal realizado en este sexenio, asesta:  “En una época que no es de precampaña legal integra un ilícito electoral, considerado por la última instancia que revisa los procesos de elección, como inequitativo, cuya consecuencia es la no elegibilidad, no solo del beneficiario individualizado, sino que afecta al Partido Revolucionario Institucional como tal, en cuanto a la legalidad de su proceso interno que puede trascender al externo”.

Así las cosas, la disputa priista podría complicarse más. El gobernador llama a respetar los “tiempos políticos”, pero todos los priistas continúan su recorrido por el interior del estado. Precisamente ese mismo 19 de diciembre Ulises se “encontró” con el senador Toledo en la tradicional feria ganadera que se realiza anualmente en la “Posta” pinotepense.

Lo anterior ilustra como Ulises juega sus cartas, anima a todos, si bien desea como sucesor a uno en especial, las circunstancias políticas serán determinantes para definir la dirección de su dedo elector. Y para eso tiene sus cartas abiertas para echar mano de alguna alternativa. Colocado en esta encrucijada podría echar mano de un tercero en discordia. Si lo pensó al sentar a los seis en la “comida de la unidad” tiene opciones. Uno es Adolfo Toledo, otro miembro de la “Burbuja ulisista”, político con popularidad entre los grupos políticos y demás clientela de grupos  de presión regionales.

Tiene a José Antonio Hernández Fraguas, con popularidad y figura, que aunque no fue de la “Burbuja”, ha realizado un buen gobierno municipal en la ciudad de Oaxaca no obstante el “fuego amigo” para disminuirlo, su creciente popularidad lo hace importante. Martín Vásquez y José Antonio Estefan Garfias, incluso, sostienen mayor aceptación entre los grupos priistas, sobre todo entre aquellos que han sido desplazados y no soportarían otros seis años en la “banca”, en caso de que los mismos personajes siguieran en el gobierno.

Así las cosas cuando no existe un auténtico proceso democrático, sólo queda leer entre líneas las intenciones del gran elector que es el gobernador, que afectarán de cualquier manera al pueblo de Oaxaca, convidado de piedra en estos trascendentes asuntos.

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