.- PES: Cambiar la ley nacional de educación desde Oaxaca

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Cuauhtémoc Blas

 

La 64 legislatura tendrá hoy una propuesta innovadora del partido confesional, religioso y retrógrada, el Partido Encuentro Social (PES). Donde veremos que no todo lo innovador es útil. Quiere modificar desde la ínsula educativa de Oaxaca las leyes federales de educación el diputado por ese partido, Fabrizio Emir Díaz Alcázar; echar hacia atrás las ruedas de la historia, diría un clásico.

 

Propone ese diputado una reforma al artículo 74 de la ley de educación de Oaxaca: “los padres o tutores tendrán el derecho de presentar su consentimiento previo por escrito sobre el contenido de las clases y actividades que se impartan en los centros educativos que sean contrarios a sus convicciones éticas, morales o religiosas. Así mismo, tendrán derecho a manifestar su oposición o negativa a que sus hijos participen en actividades, talleres, pláticas o charlas que contravengan sus principios morales, éticos o religiosos”.

 

TODA UNA JOYA DE LA INTOLERANCIA

 

Toda una joya de la intolerancia, del desdén por los avances de la educación en México y un perla de la falta de sentido común. Primero, las leyes de educación nacional y estatal deben estar en armonía, así, eso que propone no tiene cabida.

 

Segundo, hay una total falta de operatividad, pues una vez definidos los planes de estudio, con todas sus dinámicas, así como impresos los libros de texto, ¿cómo podrán echarlos atrás? Tendría que ser antes, tendrían que hacer ese partido PES con todo su gran poder de convocatoria un movimiento nacional para exigir la modificación de las leyes nacionales.

 

Tercero. ¿Moral? ¿El PES va a establecer qué moral, qué ética se va a instalar? Claro, ya la tienen a la mano con su docta ignorancia: la religiosa. Precisamente, la que van directamente en contra de la esencia del gran avance histórico de la educación en México, la educación laica.

 

Cuarto. Finalmente, también atenta esta propuesta contra la libertad de cátedra de los maestros, muchos de los cuales sí están preparados para educar a los alumnos. Como no lo estamos los demás. En estos días de clases en la casa, hemos visto que no tenemos los elementos para ser maestros de nuestros hijos, sin duda somos necesarios para dotarles de instrumentos tecnológicos y conectarlos al zoom o clasroom, para ayudarlos y exigir que trabajen, pero nada más. La derecha religiosa no tiene problema, se ciñe a su moral y ética religiosa y ya.

 

CAMBIAR DE ESCUELA, NO LA LEY

 

Será falta de información, de asesoría o plena mala fe, ahora que hay una gran efervescencia en el Congreso local, aprovechar para meter ese ruido. A la derecha no le gusta que haya posiciones de vanguardia, como lo que también se habrá de discutir hoy en la sesión del Congreso local, la prohibición de vender a los menores de edad refrescos y demás chatarra.

 

Esto es de emergencia nacional, no podemos seguir como los más grandes consumidores de refrescos en el mundo, con todas las innegables y dañinas consecuencias en la salud y economía nacional. Decir que se quedarán sin ventas las pequeñas tiendas con esta muy pertinente medida, es un eufemismo cruel para no decir: dejen que los mexicanos sigan muriendo de obesidad, diabetes y demás.

 

La inquietud de la propuesta se puede solucionar sin mucha dificultad, hay escuelas para padres donde orientan para decidir el tipo de educación de los hijos. Ahí enseñan que, ciertamente, los padres deben elegir una escuela acorde con la ideología o digamos moral de la familia, si es religiosa puede enviarlos a una escuela confesional, si no lo es hacer lo contrario. No hay que cambiar la ley, sólo hay que cambiar de escuela, por supuesto a una de carácter privado.

 

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