.- Sismos, reconstrucción, dinero perdido y empresas “fantasmas”

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Cuauhtémoc Blas

 

Han pasado tres años de aquel aciago septiembre de 2017 en Oaxaca, y es la hora en que presupuestos destinados para la reconstrucción ni siquiera se ejercen. En una dinámica inédita, diputados del Congreso local denuncian al ejecutivo del estado de no usar 200 millones de pesos destinados desde finales de ese mismo año a los trabajos de reconstrucción en el Istmo de Tehuantepec.

 

De manera inédita, decimos, porque es en la legislatura actual cuando diputados se ponen al tú por tú con el poder ejecutivo. Sin embargo, el ejecutivo no aclara ni responde al respecto. Hace rato que no veíamos eso.

 

También exigen información de otros cuantiosos recursos que administra el ejecutivo, como los 1 mil 270 millones de pesos destinados al Plan de Recuperación Económica de Oaxaca. No hay datos en el portal de transparencia.

 

Diputado denuncia empresas “fantasmas”

 

Señala Morales Niño a empresas “fantasmas” con datos concretos de una contratada por este gobierno, boletinada por el SAT de Hacienda por sus obras reprobadas. Estamos ante un gobierno que a todas luces se inclina por tener a las menos prestigiadas empresas y a los más cuestionados funcionarios.

 

El diputado dio el nombre del Grupo Constructor Maragall, S.A. de C.V., al que con el número de licitación lpe-cao-007-2025 se le adjudicaron obras por un monto de 18 millones de pesos, para mejoramientos de tramos carreteros. La responsabilidad es del director de CAO, David Mayrén; se exhortó al gobernador a que lo destituya, pero se le ve más firme en el cargo.

 

No es suficiente el poder del legislativo frente al ejecutivo, eso porque quieren, pues teniendo también en Oaxaca mayoría la alianza morenista, bien podría legislar para acotar la supremacía del ejecutivo. Casi Impotente el legislador acusa: “El Sistema Estatal de Combate a la Corrupción se volvió una instancia que legitima los actos de corrupción del actual gobierno”.

 

Difundir cultura de la construcción

 

Está claro que la atención de las necesidades del pueblo no vendrá ya del gobierno del estado. Los ciudadanos están inermes ante todo tipo de contingencias. Estando en zona sísmica, es urgente tomar providencias, lo cual se puede hacer sin grandes inversiones.

 

Urge que representantes populares, ayuntamientos y organizaciones civiles trabajen para ofrecer información a todos los municipios sobre la correcta construcción de las casas. Difundir el Reglamento de Construcción y ofrecer asesoría para los proyectos, pues a decir de los ingenieros y arquitectos expertos, la gente prefiere invertir en la construcción y nada en el proyecto. Si no se planifica y proyecta una casa de manera adecuada al tipo de suelo donde se edifica, es probable que no soporte los sismos.

 

Mucha gente construye de manera anárquica, si crece la familia sube un piso sin más, o abre una ventana porque hace calor, sin darse cuenta que debilita la casa. Fomentar una mínima cultura de construcción serviría para tener menos desastres. Los desastres no son democráticos, no afecta a todos por igual sino a los más vulnerables, a quienes no pueden pagar arquitectos que planifiquen adecuadamente su residencia.

 

Constructores experimentados sostienen que una vivienda bien edificada, bajo el Reglamento de Construcción, debe soportar un sismo de ocho grados. Por ello, no es extraño que muchas casas del Istmo bien hechas no sufrieran un rasguño el 7 de septiembre de 2017. Otras, seguramente mal construidas, aún nuevas, se desplomaron.

 

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