Cuauhtémoc Blas
Eso de perder decenas de miles de pesos ahorrados durante décadas solo porque quien guardaba el dinero decidió quitárselos, no es nada más para montar en cólera, sino para asustarse. Sobre todo, si ha llegado la edad de la jubilación, si la etapa de trabajar por un salario ha concluido.
Es lo que padecen hoy jubilados y pensionados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de todo el país. Después de unas tres décadas de trabajo y de cotizar al llamado Fondo de Ahorro de Cesantía y Vejez, cuando quisieron cobrar su dinero ahorrado, les dijeron que ya no tenían ese dinero.
El Frente Nacional de Jubilados y Pensionados señaló que el gobierno federal transfirió sus ahorros, de manera indebida a la Secretaría de Hacienda, 270 mil millones de pesos, mismos que reclaman a las autoridades. El Frente agremia a 90 mil jubilados en todo el país; en Oaxaca son alrededor de 800 quienes no han logrado realizar ese cobro.
Hace unos días, en una reunión con los medios oaxaqueños, los representantes de los jubilados afectados en toda la entidad, informaron de su situación, de las movilizaciones y del proceso jurídico que iniciarán para recuperar sus recursos. Ahorro que al cumplir 60 años de edad deberían recibir, que van desde 300 mil pesos, de acuerdo al monto de sus depósitos en bancos o afores.
“Los ancianos viven demasiado”
El asunto de la seguridad social se ha convertido en un problema para las economías de los países del mundo, y más con el envejecimiento de la población. Hay que recordar lo dicho por Marcela Legarde hace unos años, ex directora del Fondo Monetario Internacional (FMI): “¡Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global, tenemos que hacer algo, ¡y ya!”
La problemática de las jubilaciones se ha pospuesto, quizá por ser la de mayor complejidad. Lo que se ha ido desmantelando en los países es la seguridad social. El derecho a la salud garantizado por el Estado, ha pasado al sector privado en países como Estados Unidos, donde los ciudadanos deben comprar sus seguros médicos, su “aseguranza”, dicen los paisanos que trabajan allá.
En México esa era la misma tendencia, hasta el gobierno de Peña Nieto. En Oaxaca pudimos ver como desde el sexenio de Ulises Ruiz se destruyó la red de clínicas y hospitales. La corrupción de los funcionarios, junto con la tendencia a cambiar el régimen de salud para pasarlo a manos privadas, se conjugó en forma criminal.
Hoy esta dinámica, que conlleva un radical desprecio por la gente, es uno de los factores que, tanto en el país del norte como en el nuestro, impide una mejor atención para salvar vidas del coronavirus pandémico: la falta de infraestructura hospitalaria y médica pública en todo el país.
En esta misma dinámica, se inscribe el robo de los recursos de los pensionados del IMSS, quienes fueron despojados por quien fuera virtual vicepresidente de México desde la Secretaría de Hacienda del Sexenio pasado, Luis Videgaray Caso, denunció el dirigente de los afectados en Oaxaca, médico Marco Antonio Nateras Monjardín.
Los defraudados denuncian que fue Videgaray quien decidió tomar esos recursos quién sabe para qué fines. De manera que el abogado Elías Martínez, presente en la reunión del Frente de Jubilados y Pensionados aseguró que también pueden demandar vía penal al ex funcionario por decisiones arbitrarias, fuera de sus funciones.
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