Texto y fotos: Cuauhtémoc Blas
No hay pudor en los políticos “tecos” con su carta de protesta por los trabajos de la Casa de la Cultura Juchiteca, cuyo edificio se derrumbó con el sismo de 2017. Esto ha propiciado nuevas simulaciones. Menudean las firmas de ex presidentes, todos, a ojos vistas, muy prósperos. A juzgar por los rezagos municipales, es claro que sus legados fueron funestos.
Ex ediles cuyo apoyo fue ínfimo a esa legendaria institución, fundada por el maestro Francisco Toledo en 1972. Solo voltean a la Casa cuando hay recursos para ella, y sustraer el consabido “moche”.
En vez de hacer un fondo los ex ediles, ex diputados, ex senadores coceistas, para restaurar la Casa que ahora dicen idolatrar, dando alguna vez buen uso a sus notorias “carranceadas”, se ponen a llorarle a la Fundación Harp, a través del INAH, para que les deje ese edificio tal y como estaba.
Los Sánchez López, los de Gyves, los Oscar Cruz, entre muchos más, nunca apoyaron al maestro Toledo, lo de ellos fue simular insurgencias para llegar al poder. Sin Toledo las glorias de esa Casa no existirían, solo el genio del artista fuera de serie pudo concebir tal grandeza.
“En ese espacio se construyó un mundo que hasta entonces era inaccesible para muchos. Pinturas, grabados, fotografías, esculturas, danzaban en la Sala de Arte contemporáneo, a un costado del pequeño museo de arqueología que no terminaba de sorprender, a quienes siendo niños vieron por vez primera un cráneo antiguo, una vasija prehispánica, un hacha votiva, muchas de ellas piezas donadas por Francisco Toledo y que eran testimonio de los ancestros zapotecas y de otras culturas de Mesoamérica”, citábamos en la revista En Marcha en 2012, en el 40 aniversario de la Casa, que el año próximo cumple medio siglo… en ruinas. Su reconstrucción si acaso lleva hoy un 20 por ciento. (Ver las fotografías)
Para ilustrar la monumental simulación que llega hasta este 2021, retomamos el testimonio lapidario que lanzó al rostro de los simuladores en 2001 el escritor juchiteco, Víctor de la Cruz:
“Los coceistas siempre consideraron a la cultura deleznable, sólo aprovechable para sus fines y ambiciones de poder”. Y agregó: “Eran esperanza democrática, pero degeneraron en demagogia y corrupción”. “http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/2838-principio-y-fin-de-la-cocei.html
Otra simulación es la de la fundación de marras, que se apresta de llenar de palos chuecos y baratos como pilares del edificio. Invocando la supuesta originalidad de esas llamadas “planchas” de madera. Desde antes del sismo, ese tipo de pilares habían sido superados por los pilares de ladrillo. ¿Acaso para que salga más barato se acopian decenas de “planchas” para edificar con ellas, por completo fuera de contexto, en el centro de la Ciudad? Las casonas céntricas aún en pie se sostienen con pilares de ladrillo desde hace décadas. Por supuesto, muchas ya con el necesario acero que es como deben sostenerse hoy las casas.
Simulaciones a pasto. También herederos de próceres han sido acusados de desviar los recursos públicos para la Biblioteca Víctor Yodo. Esto lo denunció el profesor Vladimir Cruz, destacado de la
Sección 22 en el Istmo, en mayo pasado en un mitin del ex candidato José Antonio Marín, al calor del proceso electoral municipal juchiteco.
El INAH se suma a estas simulaciones, después de autorizar esas anacrónicas técnicas arquitectónicas, ahora amenaza con suspender los trabajos. Si los ahora prominentes miembros del “Colectivo en Defensa de la Casa de la Cultura”, no quieren soltar algo de lo mucho que atesoran, deben recordar que paga un ente privado y que “a caballo regalado no se le ve el diente”.
En materia de análisis sociológico Juchitán da para mucho. El caso de la simulación del paraíso mushe, como se vende a esa municipalidad, es otra. No hay tal. Solo un dato: hace años Amaranta Regalado se candidateó a una diputación y tuvo la votación más baja de la historia. Recientemente, el único candidato mushe ni siquiera alcanzó una regiduría. Son muchos temas mencionados aquí que requieren tratamiento especial.
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