Cuauhtémoc Blas
El mitin del senador de Morena, Salomón Jara, el domingo pasado, propicia variadas reflexiones en torno a las actuales realidades políticas oaxaqueñas. Aquí trataremos tres aspectos. El primero de ellos es que no informó nada de su actividad legislativa. Es decir, si su multitudinario mitin de 50 mil asistentes, según sus informaciones oficiales, era para informar de su trabajo, propuestas y leyes de su iniciativa, no tiene ninguna. A saber.
En un folleto de lujo que repartieron a discreción previo al domingo del informe, en papel cuché de alto gramaje, caro, Salomón ilustra con claridad que no tiene nada que informar. A manera de prólogo inicia el folleto con su semblanza, cual si estuviera ya en alguna campaña. Sigue con el triunfo en 2018 del actual presidente de la República.
Enumera, luego, leyes aprobadas por la LXV legislatura: la de austeridad republicana; para prohibir la condonación de impuestos; la de creación de la Guardia Nacional; la de la Reforma Educativa; la Ley Federal del Trabajo, entre otras.
Ninguna ley de su autoría
Ninguna propuesta de su autoría. Lo que Salomón informa, en general, es que estuvo atento a levantar el dedo a cada una de las iniciativas que envió el presidente de la República. Menciona las Reformas en los Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanos, que es la única destacada trabajada desde Oaxaca, pero por la senadora oaxaqueña Susana Harp Iturribaría, quien, por cierto, no fue invitada al sarao del domingo pasado.
Visto que no había qué informar, ahora hay que analizar el segundo aspecto: el multitudinario mitin en Santa Cruz Xoxocotlán. A todas luces un adelantado y arbitrario inicio de campaña política, fuera de los tiempos legales, por la candidatura a gobernador de Oaxaca. El Instituto Nacional Electoral (INE) deberá tomar nota. El gasto para traer desde las regiones a 50 mil personas, pagando autobuses, alimentos y entre 200 y 500 pesos por acarreado da como total una cifra estratosférica.
El tercer punto lo dejó claro un fundador de Morena en una de las regiones de Oaxaca. Activista de ese partido y en el equipo de Salomón. El trabajo para este domingo, nos confió, era para recibir a 40 mil “invitados”. La pregunta fue: “¿Salomón pueda llevarse consigo, en un momento dado, a toda su estructura?”; el activista respondió: “Morena es más que cualquier líder hoy en día”. Léase, Morena puede prescindir de cualquiera. Dijo, además, el activista: “No podemos hacer mucho”. Eso no obstante la pretendida demostración de “músculo” del domingo. Pues sí, finalmente, o desde el inicio, hay un “dedito” que decide.
Acarreo multitudinario
Este acarreo descomunal de personas ha sido criticado duramente en las redes; se le compara a las enormes concentraciones priistas de antaño. Una de ellas manifiesta esto: “Luchamos muchos años para que esas prácticas fueran desapareciendo, donde se da una torta y un refresco para subirlos a un autobús derrochando el dinero del pueblo con la ilusión de que al llegar de regreso también les den sus 500 pesos, aprovechándose de la necesidad de la gente, no así no, eso no es ser Morena, eso no es ser democrático, eso no es el obradorismo, esas prácticas deben ya erradicarse. Eso es ser retrógrada”.
Esas prácticas son exactamente las de antes, contra las que, se supone, se luchó para desaparecer: presidentes municipales habilitando medios de transporte y animando a sus gobernados a darse un paseo por la capital del estado con gastos pagados, y un pico de ganancia para engrosar el mitin del jefe de la banda.
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