.- Ricardo Flores Magón, la brújula del periodismo

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Porfirio Díaz, dictador y vende patria

 

Cuauhtémoc Blas

 

El desarrollo intelectual de Ricardo Flores Magón, el genio creativo de la rebeldía contra la dictadura de Porfirio Díaz, fue tan acelerado como intenso e interesante. Él y su periódico Regeneración son indivisibles. Aunque poco se dice que ese periódico lo inició el joven abogado oaxaqueño, Ricardo, como un medio de crítica jurídica con su lema “contra la administración de la justicia”. Administración plena de corrupción, exactamente como hoy en el país y en Oaxaca.

 

Sus iniciales aportaciones sociológicas y su humanismo reformista son notorios en su primera época cuando aparece en la palestra nacional. En el Programa y Manifiesto del Partido Liberal Mexicano, se lee que no buscaban una revolución sino el cumplimiento de las leyes, violadas por la burocracia del gobierno de Díaz.

 

EL RICARDO REFORMISTA

 

En ese documento histórico pedían también la no reelección de los mandatarios, la libertad de prensa y el derecho del pueblo a la educación. Destaca la defensa de los millones de campesinos, prácticamente envilecidos por el mal gobierno. Entre las principales demandas de un pueblo sojuzgado por el asesino dictador del “mátalos en caliente”.

 

El 85 por ciento de los mexicanos era analfabeta. En cuanto a libertad de prensa ni pensarlo, el dictador mantenía un control férreo y total de los periódicos tanto en México como en el extranjero. En la posesión de las tierras, el uno por ciento de los mexicanos tenía el 85 por ciento del total, lo demás estaba en manos de extranjeros.

 

El trabajo periodístico militante de los hermanos Flores Magón, juntos en un principio, pronto fue reducido a la clandestinidad, así como las imprentas que se atrevían a imprimirlo. Por el contrario, la prensa adicta a la dictadura recibía grandes apoyos. De la misma manera recompensaba el autócrata a los extranjeros.

 

DÍAZ CORROMPE A LA PRENSA DE EU

 

Peter Hamill escribió en su libro que el empresario editorial norteamericano, William Randolph Hearst, era dueño en México de 2.5 millones de acres, unos 10 mil kilómetros cuadrados. Así, regalando terreno de los mexicanos, cual si fuera su traspatio, obtenía el dictador que la prensa gringa guardara silencio ante la esclavitud en que tenía a buena parte de los mexicanos.

 

Hasta que el periodista, también norteamericano, Jonh Kenneth Turner, revelara en sus reportajes de investigación, que después fue el libro “México bárbaro”, la esclavitud existente en el país. Trabajo realizado bajo riesgo de muerte, guiado por Lázaro Gutiérrez Lara, sobreviviente del baño de sangre en que el tirano ahogó a los obreros de la huelga de Cananea.

 

Al llegar el año fatal de Díaz, 1910, los estadunidenses eran dueños de las dos terceras partes de la empresa de Ferrocarriles, la otra parte era de ingleses, alemanes y franceses. Empresas de EU ya explotaban el petróleo de México, y Díaz incluyó a Weetman Pearson, a quien también le dio la construcción del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Era socio del inglés Pearson el hijo del dictador, Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega. Con lo anterior se muestra la impostura de Porfirio Díaz, tanto de su rechazo a EU como de su honestidad. El ferrocarril siguió en manos extranjeras hasta que el general Lázaro Cárdenas lo nacionalizó.

 

EL RICARDO REVOLUCIONARIO

 

Ante toda esta barbarie porfirista, el periodista y revolucionario Ricardo Flores Magón, llegó a la conclusión que no quedaba más que llamar al pueblo a levantarse en armas, pues estaba claro que Díaz pensaba morir en la silla del águila. Fue cuando cambió la orientación del legendario medio, Regeneración, que de lucha jurídica pasó a la rebeldía con su nuevo lema: “Periódico Independiente de Combate”.

 

El periodismo de Ricardo es la brújula que nos orienta en su desarrollo como el principal intelectual orgánico de la revolución mexicana, quien creó en la mente de los mexicanos la posibilidad de liberarse del tirano, y preparó a los clubes magonistas en los cuales, con su venia, se apoyó Francisco I. Madero para el levantamiento armado. Aunque al final, Ricardo se negó a aceptar la invitación de Madero a integrarse a su planilla. Antes de sentarse “al banquete de la revolución”, prefirió ser leal a sus ideales y morir en la cárcel. El 22 de noviembre del próximo año es el centenario de su, por lo menos, inducida muerte en el penal de EU.

 

@blaslc