Oaxaca, descomposición política

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La descomposición política continúa haciendo estragos en todo el país. Una monumental muestra de ello nos la dio esta semana que concluye el secretario de gobernación Fernando Gómez Mont. Desde año pasado circuló el escándalo que PAN y PRI pactaron ir juntos a la aprobación de las reformas fiscales planteadas por el presidente Calderón, a cambio de la exigencia del PRI que este año electoral el PAN no hiciera alianzas con el PRD.

El cumplimiento de este pacto allanaría el camino del triunfo electoral del PRI en las entidades donde se celebrarán elecciones este 2010, entre ellas Oaxaca, para con esas importantes posiciones ese partido avanzara con holgura por la recuperación de la presidencia de la república. Naturalmente, era muy caro para el PAN cumplir este acuerdo y, seguramente con el cálculo de las consecuencias, habrían violado el pacto.

Como encargado de esos acuerdos Gómez Mont, secretario de gobernación, fue el principal perjudicado en su imagen al incumplirse el publicitado pacto PAN-PRI. Parece natural que, por ello, su figura como responsable de la política interior del país se desgastara, ¿quién querrá ahora negociar con quien no puede cumplir su palabra? Por eso lo más coherente era que renunciara a la secretaría de gobernación y no al PAN. De qué sirve que renuncie a su militancia (a la que algunos auguran pronto podría volver con honores) si como secretario de gobernación ya no será útil.

Una nota del diario La Jornada condenó de plano la actitud de Gómez Mónt: “El show de Gómez Mont”, se titula (jueves 11 de febrero). Sugiere que todo se trató de un número montado para darle salida al pacto aquél, e ir en coalición por su supervivencia con el PRD en estados como Oaxaca. Es claro que a nadie sirve que el señor renuncie al PAN, debe renunciar a la secretaría de gobernación. Se entiende el papel que le asignaron, entonces que  cumpla plenamente su “sacrificio”, el show debe concluir como su dios manda.

Pero donde las condiciones socioeconómicas son peores la descomposición política se agudiza. Es el caso de nuestra entidad. Ahora que esa coalición de partidos opositores se concretó, también acá a algunos políticos tan intrascendentes como Gómez Mont, les dio por renunciar: Irma Piñeyro y María de los Ángeles Abad. La primera a seguir en la coalición de partidos, la segunda al PAN.

Pero ¿Quién es La Piñeyro? Una tránsfuga del PRI que se ha salido de uno y otro partido cada que no logra sus ambiciones políticas. Igual ahora la segunda señora. ¿Qué han hecho?, ¿Qué combate político han dado por Oaxaca? ¿Quién las conoce al interior del estado? ¿A quién representan? Si al menos hubieran esbozado aportaciones teóricas, un análisis de la realidad oaxaqueña y algunas propuestas. Nada han hecho y a nadie representan. Lo acepten o no, ahora el papel de ambas será de esquiroles, aunque las movieran buenas intenciones, lo cual es remoto, la realidad es ineludible.

Ambas son políticas de café, de entrevista con sus amistades del periodismo en al restaurante Colibrí donde externan festivas declaraciones, ni siquiera se han tomado el trabajo de sudar bajo el sol de los pueblos de las montañas. Elegante, la Piñeyro, se hizo entregar un reconocimiento quien sabe a qué mérito de una desconocida fundación de EU. Irma Piñeyro, la creación de Heladio Ramírez, colmada de privilegios en aquel sexenio, será candidata del invisible PANAL y Abad del violento MULT o PUP.

Ninguna de ellas figura en las encuestas comentadas hasta ahora, ¿de dónde piensan que pueden ganar?  Lo que harán será buscar unos 50 mil votos cada una de ellas lo que a la postre será útil al PRI. Lo quieran o no ese será finalmente su papel, “la forma es fondo”, decía Jesús Reyes Heroles, en otra de sus frases que se volvió lugar común. ¡Ah! pero seguro esgrimirán el fantasma de la discriminación de género y hasta de misoginia, y pedirán su cuota para las mujeres, como las cuotas del viejo sistema corporativo que dividía sus escaños y posiciones entre sus sectores obrero, campesino y popular. Su ideal hubiera sido en aquel entonces lograr un sector femenino. No se trata de cuotas sino de capacidades. Por cierto ¿ahora no lanzará su candidatura el médico Felipe Martínez Soriano? Otro útil bien intencionado.

Por otro lado, en estas mismas páginas un dirigente de partido rebaja el nivel del debate al mostrar su carencia de bagaje teórico político y recurrir a lo peor de los engendros televisivos, a los abominables recursos de la serie “El chavo del ocho” y su palabreja tan inexistente como desagradable: “Chimoltrufios”. El dirigente oaxaqueño de Convergencia dijo que sus adversarios políticos son eso, porque “lo mismo dicen una cosa que otra”, sólo faltó que les dijera “Chusma”. ¿Dónde están los conceptos y la búsqueda de crear cultura política en sus bases? Causa pavor esta muestra de indigencia ideológica-política, este léxico minimalista.

Pero lo que causa admiración y muestra en toda su magnitud la descomposición política en Oaxaca es la atropellada precampaña política del chofer enriquecido por el “Melate”, César Augusto Rivera Beltrán quien otra vez anda con juguete nuevo.

Con esos millones que ganó en el Melate se puso a jugar en la administración pública oaxaqueña, primero habría comprado la dirección del Monte de Piedad; ahora la candidatura a diputado local por el distrito Etla-Zaachila. A principios del siglo pasado se exaltaba la democracia del dinero que permitió por primera vez con la simple posesión de éste penetrar en lugares antes sólo exclusivos de nobles y caballeros.

La democracia del dinero abrió las puertas a un amplio sector emergente de los enriquecidos en el nacimiento del capitalismo. Hoy el PRI ensaya a destiempo y absurdamente en Oaxaca, esa “democracia del dinero” en la persona del enriquecido personaje, quien, se asegura, ha comprado dicha candidatura.

Lo que parece confirmar esa versión es que Beltrán, quien si acaso lleva cinco años metido en el ambiente de gobierno y sin personalidad ni liderazgo, acarrea consigo a todas partes a los presidentes de Telixtlahuaca, Huitzo, Zautla y Suchilquitongo, de quienes también habría comprado sus voluntades.

Por lo pronto la dirigencia de su partido lo nombró comisionado político en ese distrito, desde donde rápidamente logró hacer sus subordinados al delegado de gobierno Humberto Altamirano y al delegado del partido Francisco Orozco.

La máxima de que “en la búsqueda del poder todo lo que se pueda comprar con dinero es barato”, es llevado al absurdo por este inefable personaje, quien a tontas y a locas se encamina a hacer el ridículo y cubrir de oprobio a la próxima legislatura, si es que gana la elección, claro está, pues un buen candidato opositor  —aun con discurso “chimoltrufio”— lo pondría fácilmente en aprietos. Con Sofía Castro y Margarita Liborio estamos sobrados, ya no hacen falta más lumpendiputados.

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