La fila de uro


Bruno Moreno

 

Esta pequeña historia sucedió en una clínica al mando de un médico a quien por muy maldito con las indígenas parturientas Sabino Cuentos Vallegrave hizo diputado. Se trata de una señora que después de hacer mil trámites y dar dos mil “mordidas” logró que la enviaran de su pueblo al servicio de Urología del Hospital Quevil del Valle. Feliz ella, la paisana y buena marchante esperaba abanicándose con una toalla que usaba como reboso. En eso salió una enfermera flaca y sucia de una puerta rota quien la llamó por su nombre.

 

— Paula Sachiñas Fuentes, ¡fórmese en la fila de uro!

 

— ¡Nuncamente! —respondió ella—, yo no soy gente de Olice sino de Murá, y sólo en su fila me formo, ¡jum!