El vuelo del cocodrilo

(Crónica)

 

Bocadillos, canapés y botanas no hicieron falta en el cabildeo para designar al nuevo Retratista de la Ciudad. El mero mero llegó solemne hasta el lugar de la reunión que sería a puerta cerrada, en cuanto cruzó el umbral de esa puerta, se relajó dispuesto a la tertulia.

Después de la amena convivencia, se realizó a los aspirantes a Retratistas una sola pregunta: ¿Qué diría usted si el mero mero le afirmara que los cocodrilos vuelan?
Cuando los aspirantes se daban por vencidos, uno de ellos aguzó el ingenio y así fue como ganó:

— Es cierto Señor, yo los he visto en el aire, pero vuelan bajito, bajito.