Modesto Seara, el Porfirio Díaz de la educación en Oaxaca

Imprimir

Feliz de culminar su licenciatura la jovencita llegó alegremente vestida con una indumentaria indígena, grande fue su decepción cuando el rector supremo y vitalicio del Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca (SUNEO) Modesto Seara Vásquez le ordenó salir de la fila de egresados e ir a quitarse esa ropa. “Estamos en un acto de la mayor formalidad”, le expresó.

 

En los primeros años del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, éste tuvo la gracia de entregar la Casa Oficial de Gobierno al SUNEO para que construyera un hotel o simulacro de hotel y así entrenar a sus estudiantes.

 

El solitario e irascible personaje Seara Vásquez iba a menudo a revisar los arreglos que se hacían. El constructor encargado quiso opinar sobre la mejor ubicación de un objeto de arte, se atrevió a comentarle: “Se vería mejor en esta parte, pues permitiría mejor visibilidad de...”…

 

El constructor no terminó su sugerencia, con gravedad Modesto Seara le asestó: “Cuando sea su Universidad y sea su obra usted hará lo que quiera, hoy no, porque ésta es mi Universidad y es mi obra”. Nunca más volvió el empresario de la construcción a dirigirse ni con la mirada a tan singular personaje.

 

 

Al contrario, frente a sus superiores como el gobernador, Seara es muy solícito y atento. Por eso cuando Gabino Cué le quitó la mitad de esa Casa Oficial transformada en hotel, nada dijo y la entregó de inmediato.

 

Académicos espiados y controlados

 

Pavor es lo que le tienen a Seara sus académicos subordinados, espiados y controlados por sus autoridades escolares. La presión sobre el profesorado es fuerte, quienes los espían es personal sin criterio, jardineros y personal de intendencia, que comunican sus impresiones a vicerrectores y al rector supremo.

 

Ni maestros ni alumnos pueden usar ropa típica, ni bermudas ni huaraches en los campus de la calurosa Costa de Oaxaca. Los alumnos no pueden usar celulares aun fuera de clases. Las sillas de los salones de clase están atornilladas al piso, nadie puede moverse ni pensar en salir a estudiar bajo una sombra como en cualquier Universidad de este siglo. Tampoco pueden unir mesas para realizar algún debate. Minimizada la socialización, temida.

 

Quienes respetan su vocación profesional no duran en esas escuelas, y se marchan lejos de Seara, dictatorial como ha de ser alguien educado en la España de la época del dictador Francisco Franco.

 

“Seara es un nazi”

 

Más bien Seara es un nazi, comenta un ex profesor, esas escuelas parecen colegios militares más que Universidades. Por eso hay una muy alta rotación de personal, quizá algunos administrativos duren algo en sus puestos, no así los auténticos profesores que no pueden trabajar en condiciones tan restrictivas.

 

El trabajo de investigación exige un ambiente de libertad sine qua non. Por eso, en el SUNEO no puede haber un desarrollo serio de profesores-investigadores, menos con la rotación del personal, es decir con la salida o despido y contratación frecuente de profesores en las escuelas.

Según las propias estadísticas del SUNEO sólo 15 por ciento de sus investigadores son miembros de Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

 

La mejoría académica se concentra en ciertas ramas donde hasta han ganado varios concursos, los proyectos llamados de usabilidad, promovidos por el mismo rector. Pero por otro lado, maestros de otras áreas no están autorizados a acudir a cursos, congresos, actualizaciones fuera de su entorno. Conseguir el permiso y sobre todo los viáticos es muy difícil.

 

En los campus como Miahuatlán o pueblos más pequeños el aburrimiento de los docentes llegados de fuera es grande, no hay las condiciones para la creación intelectual, así hasta quienes llegan por un trabajo seguro salen pronto, pocos aguantan ese cuasi cautiverio. Los espacios deportivos son pocos, hay campus que no cuentan con ninguno.