Zonas Económicas Especiales, ¿nuevo mito?

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Desde 2015 empezó a sonar en el Istmo de Tehuantepec que llegarían miles de millones de dólares para establecer grandes empresas. Las obras que realizaba la Administración Portuaria Integral (API) en el Puerto de Salina Cruz, daban certidumbre de eso. Asimismo, el establecimiento de una amplia zona comercial con empresas transnacionales, destacadamente del conglomerado comercial Wal Mart y la tienda Liverpool.

 

La última tienda —se dice— no se instala en cualquier parte al ser la de lujo de la cadena de esas tiendas y Fábricas de Francia. Pero si ni en Oaxaca está Liverpool, quiere decir que lo que viene para Salina Cruz es grande, esos negocios algo saben “no dan paso sin huarache”, eran las pláticas. La gente se alegraba, cómo no si habría trabajo y dinero. Pero hasta ahora no se ve aún nada claro.

 

Efectivamente, el gobierno federal anunció su programa de ZEE y una fuerte inversión para la infraestructura de esa zona a desarrollar. Pero pronto en lugar de llegar los recursos se dieron los recortes en el presupuesto federal, y aunque legalmente ya existen esas ZEE, nada hay aún en firme. Lo que se empieza a ver es la política de entregar los recursos naturales de la región a empresas de fuera.

 

La entrega a extranjeros

 

Revelaciones recientes de concesiones para explotación minera a empresas extranjeras desde el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, en municipios y territorios del Istmo de Tehuantepec (además de otras regiones) parecen explicar que se les esté dando cobertura dentro de la nueva política pública de desarrollo económico del gobierno de la república con sus Zonas Económicas Especiales (ZEE).

 

Oaxaca y, en este caso, el Istmo de Tehuantepec sin gran infraestructura y sin desarrollo de su productividad, es decir sin óptimas vías de comunicación ni mano de obra capacitada o al menos con ciertas habilidades y destrezas, sólo le queda ofrecer (el gobierno) sus recursos naturales. A cambio tendremos lo que hasta ahora hemos visto con las empresas eólicas: una exacción evidente de la riqueza de la región, migajas para los lugareños y más conflictos sociales o políticos, ya sea por la defensa genuina de los pueblos, o por la defensa oficiosa de los grupos de chantaje social que utilizan a los lugareños.

 

Los viejos “parques industriales”

 

Lo que se piensa instalar, principalmente en Salina Cruz, aunque se mencionan muchos otros pueblos del Istmo, es una amplia zona territorial con servicios suficientes para estimular la llegada de empresas, además de la infraestructura que requiere un gran centro industrial.

 

Cerca de donde estará este nuevo parque se encuentra el viejo Parque Industrial de Salina Cruz, de la cadena de éstos que se inauguraron en la década de los 80 del siglo pasado y que son elefantes blancos.

 

Hay otros de esos viejos “parques industriales” en Santo Domingo Barrio Bajo, Etla; en Magdalena Apasco; en Tuxtepec.

 

Pero el gobierno del estado festeja

 

Nada avanza, ni el mismo Gasoducto Jaltipan-Salina Cruz, sin embargo la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico del gobierno de Oaxaca es optimista: “Esta estratégica región geográfica contará pronto con un Gasoducto de 200 kilómetros de longitud conectando a Salina Cruz, Oaxaca con Jaltipan, Veracruz”. El mismo que está atorado en Santa Rosa. Pero dice más esa Secretaría:

 

“La ZEE del Istmo se vería fortalecida con la conclusión de la construcción de la carretera Mitla-Tehuantepec, así como con la puesta en marcha de la Terminal Civil Aérea de Ciudad Ixtepec.

 

“Actualmente existen negociaciones avanzadas en cuanto a adquisición de tierras y trazo de líneas de evacuación de una nueva Subestación Eléctrica denominada “Xipe”, cuya construcción iniciaría tentativamente en los próximos meses y la cual vendría a complementar la labor de evacuación de energía eólica de la Subestación Eléctrica Ixtepec Potencia”.

 

Anunciaron que el gobierno federal rehabilitará las vías férreas de la “histórica ruta Salina Cruz - Coatzacoalcos”.

 

Pero el mejor sueño de la titular de la STyDE, es que la ZEE del Istmo “representa una importante vía de desarrollo regional, equitativo y sustentable, teniendo utilidades tangibles tanto para pobladores, inversionistas y profesionales en ámbitos como el fiscal, comercial, vivienda, capacitación y oportunidades laborales, infraestructura”, y lo que se acumule. http://www.oaxaca.gob.mx/zona-economica-especial-en-el-istmo-proyecto-de-desarrollo-para-oaxaca-styde/

 

“Equitativo”, “sustentable”, “con utilidades tangibles para pobladores”, por calificativos no se detiene la funcionaria. Pero sus dichos casi no tienen referencia con la realidad.

 

Como decíamos arriba, Oaxaca no cuenta con capacidades ni de infraestructura ni de personal para atender las necesidades de empresas sofisticadas. Entonces, queda atender a empresas que requieren poca calificación y personal. Empezar a proveer de infraestructura, por supuesto que es un camino viable, pero ¿Cuándo estaría lista? Para iniciar urge reconstruir el sistema de agua y alcantarillado del Puerto, colapsado desde hace décadas.

 

Economista de University College, cuestiona

 

El especialista sobre desarrollo regional, Martín Mathus Gómez Sandoval, se pregunta ante esta disyuntiva, ¿Qué queda? Y se responde “Pues industrias de bajo valor agregado e incluso industrias extractivas. Éstas aprovecharían tanto los incentivos creados por las ZEE como los bajos salarios que se podrían pagar en Oaxaca a comparación de otras entidades.

 

“Tomar este camino llevaría a Oaxaca a perpetuar su subdesarrollo e incluso tiene el potencial de sumar a los conflictos políticos y sociales de Oaxaca (...) establecer industrias de bajo valor agregado sería pagar el costo de la creación y distribución de nuevas rentas sin que éstas sean productivas y sin que produzcan efectos secundarios positivos para el desarrollo integral de la región. Esto para los que argumentarían que es mejor algo que nada; para los que aún no se percatan del conflicto social que ha causado la política de desarrollo económico basada en el ‘goteo hacia abajo’”.

 

Para el oaxaqueño Mathus, formado en Economía por la University College de London Inglaterra, lo que Oaxaca necesita para un real desarrollo es la llegada de empresas fuertes, industria competitiva. Para ello el gobierno federal debe invertir lo necesario y proveer de infraestructura a la entidad y de capacitación a los oaxaqueños.

 

Sin paz social, no hay desarrollo

 

Difícil situación del Istmo y Oaxaca. Empezando por estos dos imperativos: inversión y educación de los que aquí estamos muy limitados. Pero aún hay algo tanto o más grave: la inexistencia de estado de derecho y paz social, condición insoslayable para cualquier proceso de crecimiento económico. Y en Oaxaca lo que hay es ingobernabilidad, desestabilización, violencia y el caos de la Sección 22 del magisterio y sus organizaciones satélites.

 

Precisamente, en Salina Cruz, cuando en 2011 se construían el parque comercial con empresas de Wal Mart y Liverpool, las obras se detenían ante los conflictos provocados por gremios como la CTM y CROC, que exigían para ellos los empleos y transporte de materiales. Además de chantajes directos de recursos para la organización. Incluso, el dirigente de la CTM pedía 40 mil pesos especialmente para él, aparte de lo demás que demandaba su gremial.

 

Hace poco preguntamos a un gerente nacional de una cadena de restaurantes de comida de carnes finas que se está expandiendo al Bajío y al Caribe de México, si tenían contemplado establecer algunos en Oaxaca, donde hacen falta éstos verdaderamente buenos. Su respuesta fue espontánea y tajante: “No estamos locos”.