En defensa de Alejandro Avilés

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¿Y vienen más administradores municipales?

Personaje éste de la “clase política oaxaqueña”, de la nueva élite que no viene de los viejos apellidos vallistocráticos, ni de quienes heredaron sus negocios de viudas (inmuebles), sino que se subieron a la política una vez desplazada aquella antigua élite gobernante culta.

 

El servicio que presta a la administración pública es amplio. No sólo acomete los mayores problemas políticos y político-gansteriles (Puerto Escondido) de la entidad, sino se da a la tarea de nombrar administradores municipales, seguir maniobrando en el Congreso y en su partido el PRI (¿Alguien recuerda al dirigente estatal de ese partido?)

 

Será que este hombre no tiene quien lo defienda, todo mundo lo tacha de lo peor, que es el judas en el gabinete es lo menos que le dicen. La gente, enojada porque les manda a sus amigos de administradores, llega desde San Juan Mazatlán, Mixes y lo jalonean y cachetean, según las notas periodísticas. Hasta su cachete gordo pone el individuo por su gobierno.

 

Nadie recuerda quien manda; todos contra Avilés

 

Parece que Avilés se mandara solo y se diera los cargos y el poder él mismo. Nadie parece recordar que la estrategia de recuperación de los administradores municipales se hizo desde finales del sexenio pasado, cuando Avilés maniobró para que la anterior legislatura devolviera al jefe del Ejecutivo la potestad de nombrar a esos administradores.

 

Avilés entregó buenas cuentas a su patrón, hacer que los diputados de los partidos prescindieran de esos jugosos presupuestos de los municipios, para devolverlos al Ejecutivo, no es poca cosa. De manera que ahora el esforzado operador sólo da continuidad a su encomienda, repartir esos cargos desde la Secretaría General de Gobierno. ¿También pensarán sus malquerientes que solito se encaramó en este otro cargo? En esta decadencia generalizada en la que sobrevive Oaxaca, Alejandro Avilés es personaje central.

 

El político cuenqueño sin duda imprimirá su estilo al ejercicio de su tramo de poder, así como el agua que pueda llevar a su molino, pero en general está ahí porque responde a sus jefes a y las políticas públicas o directrices que le marquen. Una oración de alto contenido filosófico es pertinente para sellar esta apología: “No tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre”.

 

Usos y costumbres, dañino rezago político

 

Ahora bien, nadie dice que su tramo de control sea corto, pocas veces un Secretario General de Gobierno había tenido tanto espacio para manejarse. Por ejemplo, que ocho o más de los 17 administradores nombrados respondan directamente a su cuadra política no es poco, y vienen posiblemente otras 15 administraciones para los atrasados municipios de usos y costumbres, que a pesar de las fantasiosas sagradas tradiciones que les inventan otros apologistas, se la pasan peleando entre pueblos y entre ellos, de manera que sus asambleas indígenas son más “cenas de negros”.

 

Por cierto, ahora hay otros que ya no quieren que los negros de Oaxaca se llamen negros a sí mismos como siempre lo han hecho sin problema, ahora deben cambiarlo por “afromestizos”. A ver si la gente de El Espinal donde quedaron franceses empiezan a llamarse “francomestizos”, lalgunos de Salina Cruz serían “turcomestizos” y todos los demás “iberomestizos”.

 

Por supuesto, el atraso educativo de estos pueblos de usos y costumbres es también político, así son pasto fácil para la manipulación con la violencia interna que ya poseen. ¿Hay mayor violencia que la miseria? Doble contra sencillo que de nuevo subirá a la tribuna del Congreso el diputado priista Herminio Cuevas a justificar que esos administradores fuereños, ajenos a los pueblos que “administran”, necesitan seguir ahí más de los 90 días legales porque los pobladores no se ponen de acuerdo, a enseñar a sus colegas que no pueden nombrar a un oriundo del pueblo porque seguramente es parte del conflicto. Claro, claro.

 

No es de ahora, desde siempre esos administradores —vinculados a políticos como Avilés o como Cuevas— llegan a esos pueblos a atizar los conflictos para no perder la chamba y cumplir a su jefes con los “moches” del erario municipal que debe alcanzar para todos… los dueños del poder.