En Santa Lucía del Camino Raúl Cruz “…llegada de burro viejo”

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De Raúl Cruz González podríamos decir aquello de “Salida de caballo brioso y llegada de burro viejo”. Ello porque inició su gobierno municipal en Santa Lucía del Camino con energía, a pesar de que su antecesor, el mafioso Galdino Huerta, lo dejara sin nada.

 

Al tomar posesión el nuevo Ayuntamiento levantó actas ante la ASE y ante la Fiscalía por la falta de entrega de sellos oficiales y el saqueo de 50 automóviles y 60 motocicletas del encierro municipal. Sólo cubrió las formas, nada siguió, en los hechos con Galdino hubo borrón y cuenta nueva, entre gitanos… saquean tranquilos.

 

El joven y güerito edil aparecía a menudo en los medios inaugurando bacheos, limpieza de drenajes, habilitación de camiones recolectores de basura, incluso en el camino uno podía verlo al frente de una cuadrilla de trabajadores y rodeado de sus cortesanos, con su camisa blanca, muy activo y bien peinado. Anunció que se reinstalaban los servicios de basura, seguridad pública y agua potable en 32 colonias, 9 fraccionamiento y 3 agencias municipales.

 

Claro, nunca ha dado el banderazo a alguna obra importante, la única que presume es la de la calle Calicanto que el diputado sempiterno dirigente de la CROC en Oaxaca, David Aguilar, le etiquetó con esos recursos moches de la Cámara federal. No obstante, era un buen arranque que arreglara drenajes, dieran servicio de recolección de basura, pusiera algunos focos y limpiara vialidades, así como servicios de salud en el DIF municipal, servicios mínimos pero necesarios para la ciudadanía.

 

La pesadilla de Galdino sigue

 

Pero no aguantó el ritmo ni medio año el susodicho, de pronto dejó todo tirado, si antes con Galdino el carro de basura pasaba una vez a la quincena o en tres semanas, luego de un respiro fugaz con Raúl Cruz, ahora no pasa nunca en muchas colonias. Tienen los ciudadanos que arreglársela como puedan. Pagar a particulares, o ir a tirarlo a los ríos y lagunas de aguas negras del drenaje de la ciudad de Oaxaca que desembocan en las colonias: Carrillo Puerto, Fernando Gómez Sandoval, Aquiles Serdán, 25 de enero, El Bajío, El Nacional, Nueva Santa Lucía, entre otras.

 

Parecía que la pesadilla ciudadana había terminado al culminar el trienio de Galdino Huerta, llamado “El trienio salvaje”, o por lo menos menguado, pero era demasiado bueno para ser verdad. Raúl Cruz y su consorte cogobernante Leticia Cruz, presidenta honoraria del DIF en Santa Lucía, no sólo bajaron la guardia en materia de atención a servicios públicos, sino se sumieron en una vorágine de escándalos maritales que ha llegado hasta los medios de comunicación.

 

Lo anterior serían intrascendentes y divertidos chismes si no fueran actos de servidores públicos. Las parrandas y amoríos del edil son memorables, hasta su consorte ha intervenido magreando a una regidora ligada a la famosa “Lady banquetas”, en el bar El Garage de la Colonia Reforma, la zona preferida de Raulito, ahora con ínfulas de junior remiso.

 

Alcoholímetro, extorsión notoria

 

Con verdadera enjundia se pusieron manos a la obra contra sus gobernados, un dizque programa de Alcoholímetro fue implementado para extorsionar a los automovilistas trasnochados. Qué otra cosa sugiere que ponga en esto a una policía corrompida hasta los huesos, heredada del mafioso trienio anterior, acusada con pruebas de extorsionar a camioneros y automovilistas. Los primeros, incluso, llegaron a realizar bloqueos en las vialidades por tanto abuso policíaco.

 

Gente de Santa Lucía asegura que hasta 700 mil pesos al mes se lleva a sus arcas personales Raúl Cruz con su redituable “Alcoholímetro”, pues cobran 9 mil pesos por ciudadano que cae en esas redes. Naturalmente, no entregan un recibo formal, y aunque lo hicieran, si nadie revisa los ramos federales menos los ingresos propios. La Auditoría Superior del Estado (ASE), cómplice y corrompida dejaba pasar los malos manejos de los ediles.

 

Para coronar esa policía su actuar arbitrario, en días recientes murió en la cárcel municipal de Santa Lucía un ciudadano detenido en una calle de la ciudad cuando festejaba su visita a ese municipio, procedente de los Estados Unidos.

 

Lety, esposa inversionista

 

La inversionista para comprar y ganar la candidatura de Raúl fue su esposa, Leticia, los vecinos conocen muy bien ese dato, así como las intenciones de éste de librarse de esa deuda una vez ganada la elección. Lograron el triunfo con ayuda de un pseudo candidato independiente que le quitó votos al candidato de Morena para que ganara el PRI de los Cruz. Ese ex candidato “independiente”, hoy regidor, come de la mano del Raúl Cruz, como casi todos los regidores.

 

Hablemos de la señora Cruz, esposa del joven edil, quien cobró notoriedad al ser acusada de desviar unos 30 millones de pesos en el Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) en el sexenio de Uilses Ruiz, hubo acusaciones y ruido. En ese tiempo se supo que viajó a poner negocios en Cancún; sin devolver nada sólo fue inhabilitada por la Contraloría en 2014.

 

Más recientemente en San Dionisio del Mar, donde Lety fue tesorera del ínclito Jorge Bustamante García —administrador municipal ahí, de similar reputación que la señora—, los pobladores de ese municipio huave o Ikood de alta marginación los acusaron de no entregar cuentas de por lo menos 20 millones de pesos del erario municipal. Larga y tortuosa es la carrera política delictiva de estas personas.

 

La impunidad y partidocracia

 

Sin embargo, precisamente porque no pasa nada, por la impunidad con que saquean el erario, Raúl Cruz quizá persuadido de que su reelección como presidente municipal de Santa no depende de la aprobación de la ciudadanía, sino de la designación que haga su partido político que es quien decide con base en cualquier cosa menos la evaluación del desempeño de sus miembros o socios.

 

Incluso, como hemos visto, con base en la entrega de recursos del erario para alguna campaña política grande o de plano un pago a sus dirigentes partidarios. La fama de Alejandro Avilés como un gran vendedor de candidaturas en el PRI, es elocuente a ese respecto. Esa es la desgracia de México, ser presa de una partidocracia autoritaria y saqueadora.


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Muerto en la cárcel de Santa Lucía

 

Ni en los peores tiempos de Galdino Huerta murieron ciudadanos en sus mazmorras municipales, como ahora con quien dijo habría de enderezar el ayuntamiento, Raúl Cruz González. El ciudadano Seferino Soriano Morales murió en la celda municipal de Santa Lucía del Camino. La principal línea de investigación, naturalmente, es la policía municipal que resguarda esa cárcel tribal y sus funcionarios jefes. El hecho aún sigue en la impunidad.

 

Los familiares de Seferino Soriano denunciaron que éste libaba en la vía pública la madrugada del domingo 6 de agosto cuando fue detenido por esa Policía. El parte policial dice que fue el sábado por la noche. También sostuvieron que su familiar murió a causa de los golpes que le propinaron los uniformados. Ciertamente, murió por hemorragia interna, según el parte médico.

 

¿No más giros negros… que los suyos?

 

Anunció en sus inicios ese gobierno de Raúl Cruz que no se abrirían más giros negros e incluso los nuevos negocios serían sin venta de alcohol. Aunque adelantó que como las autoridades que lo precedieron se habían llevado papeles y sellos quizá no podrían ellos controlar del todo. ¿A eso se debe que sigan proliferando los giros negros? Claro, muy seguramente. Y que por eso mismo los del cabildo actual participen exitosamente de esos redituables negocios.

 

Sigue la diversión y los negocios sucios. Qué otra cosa sugiere que no haya separado a ese cuerpo de policía no sólo corrompida hasta el tuétano sino crecida ante la evidente impunidad de que goza. Ningún castigo recibió por sus extorsiones del pasado a camioneros y transportistas esa policía vial municipal. Extorsiones que prosiguen con entusiasmo con Raúl Cruz. Sus preferidos son los jóvenes a quienes bajan del auto y despojan de sus papeles hasta que los padres lleguen a pagar la extorsión.