El millonario juicio oral

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mafudUn funcionario, cuyo nombre no diremos porque el terrible Maffud Maffud lo despediría como acostumbra con quienes no lo lisonjean, nos comentó algo serio en torno a la “nueva justicia oaxaqueña”, el juicio acusatorio adversarial o juicio oral. Otro adicional conflicto que se agrega a  todas las inconsistencias, injusticias y absurdos que este procedimiento “innovador” oral ha generado. Para otros el juicio oral sólo es el paraíso de los delincuentes.

Dígame si no es algo serio, estimado lector, el manejo de 35 millones de pesos que destinan en Oaxaca para introducir este juicio oral en cada región del estado. Por lo pronto van dos, el Istmo de Tehuantepec y la Mixteca de Lázaro Cárdenas. Pero avanzan sobre toda la geografía estatal.
Un día la forma de justicia norteamericana dominará todo el territorio no sólo estatal sino nacional, para cumplir los acuerdos explícitos y implícitos del Tratado de Libre Comercio, cuyas ventajas han sido siempre para “ese norte feroz que nos desprecia”, decía José Martí.

Todo el dinero del mundo para la nueva moda jurídica, y al sistema tradicional que rige a la mayoría de oaxaqueños nada de dinero, en el abandono total. Los jueces y secretario de este sistema tienen que llevar sus propias computadoras y hasta papelería, están considerados casi desaparecidos.

Trabajan en muebles muy viejos, generalmente en locales de otros poderes, estatales o municipales, reciben viáticos miserables, 150 pesos al mes los actuarios quienes tienen que recorrer largas distancias para entregar requerimientos u otros oficios. Dinero que agotan en dos días.
No tienen fotocopiadores útiles, ni personal suficiente lo que, por ejemplo, hace que la petición de los urgidos ciudadanos de copias certificadas tarden en obtenerlas hasta un mes.

Pero las regiones donde el juicio oral ya funciona tampoco están en la gloria, pues las carencias si bien menores no justifican la millonaria derrama de dinero. Sólo un ejemplo: en Tehuantepec los juzgados funcionan en unas abandonadas barracas municipales. ¿Y todo el dinero pues?
Pero Annuar Maffud, presidente de Tribunal Superior de Justicia en Oaxaca,  sólo tiene interés en dormir a sus magistrados leyendo sus cuentitos en las sesiones, y en vender sus libros a personal de confianza en el estado cuyo costo descuentan directamente de la nómina para que el remiso escritor agote sus ediciones y sus amanuenses filósofos de cabecera lo puedan ensalzar.

Hay algo que preocupa especialmente a los del viejo sistema: la desaparición de sus dos sindicatos de trabajadores del Tribunal, que los dejaría en absoluta indefensión. Si ahora los tratan como si ya no existieran, sin sindicato serán como ánimas de todosantos.