Atecas, historia canallesca

Imprimir

La mujer agraviada no aparece en el video, es otra la que se queja, exige a la reportera que anote, que avance y vea, que testifique, que difunda. Hay coraje, hay dolor, una indígena de la etnia huave o ikoods fue despojada de sus escasas mercancías, unos cuantos kilos de camarón y pescado que trajo de San Mateo del Mar al mercado de Salina Cruz.

 

Personas muy pobres, que van por unos pesos al municipio istmeño petrolero y puerto marítimo, con cierto dinamismo económico, rechazadas y hasta humilladas por la autoridad municipal de un descompuesto personaje oriundo de Bajos de Coyula, Huatulco, Juan Carlos Atecas Altamirano.

 

La señora que protesta, que grita su impotencia contrasta lapidaria: “los del ayuntamiento pasado decíamos que tenían hambre, pero no se comparan con estos nuevos que se mueren más de hambre, están peor”. La autoridad anterior era del PRI, la actual es de MORENA.

 

No hay compasión, escenas duras que son decenas quizá centenas ya. Lo mismo despide el edil a trabajadores del municipio, que agrede a una regidora; desvía recursos a decir de sus mismos pares regidores; elimina las juntas de Cabildo, seis regidores lo denuncian; aumenta demasiado los impuestos, una licencia para construir hasta 14 mil pesos, apertura de negocio 7 mil 800, perpetuidad en panteones casi 5 mil pesos. El municipio es él.

 

Patológico salvaje poderío

 

Atecas remite a Elías Canetti en su libro Masa y Poder, donde retrata al poderoso más radical, aquél que quiere eliminar a todos para ser el único sobreviviente que viva y reine. Síndrome patológico de neurosis extrema. El pequeño tirano de Salina Cruz arremete contra todos.

 

A aquellos que lo acompañaron rumbo a su posición, más que eso, lo lanzaron, le consiguieron la candidatura para llegar con él al poder y al presupuesto, ya los hizo a un lado. Después de su travesía desde el PRI, partido de donde salieron a probar suerte en otros.

 

En su nueva condición de salvaje poderío, Juan Carlos Atecas nada le debe a nadie. Quien fuera su publirrelacionista y le buscaba notas favorables, lo echó y por lo pronto hoy es su más agudo crítico; igual que al conspicuo operador político regional, creador del fenómeno Atecas, Anselmo Villalobos, quien también critica ahora a su ingrato pupilo.

 

Atecas confía y pone toda la carne al asador en el senador Salomón Jara, precandidato a gobernador. Sin embargo, ese escandaloso uso irracional del poder municipal daña a Jara, a MORENA del Istmo y Oaxaca y al nacional, hasta este último han llegado las quejas de los ciudadanos agraviados. ¿Sostendrán a un extraviado?