PTEO, demagogia y negocio

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No hay en el Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) más que generalidades, un amasijo de lugares comunes, ni un mínimo esbozo de diagnóstico ni metodología sólida. Nada que diga cuales son los problemas a resolver, qué se quiere transformar. Nada que sugiera las bases de cualquier planificación: debilidades y fortalezas. Sólo propuestas sin un sostén de investigación y análisis

Sin decir cómo, el objetivo que oferta el PTEO es transformar la Educación Pública de Oaxaca, con la formación crítica de los involucrados, la comprensión y modificación de su entorno, recuperando los conocimientos y saberes pedagógicos comunitarios (¿?), con la construcción colectiva de programas y proyectos, para lograr una educación integral de los niños, jóvenes y adultos. El documento también dice que sólo para el “arranque” del plan necesitan nada menos de 15 mil millones de pesos.
Son dos los llamados enfoques de su propuesta: “Colectivos y Saberes Comunitarios” y la epistemología, la pedagogía, la sociología y la ética desde la perspectiva comunitaria crítica. Sus argumentos son la manida riqueza étnica estatal cuando la población indígena no es la mayoritaria de la entidad sino la tercera parte (http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/oax/poblacion/diversidad.aspx?tema) aunque, por supuesto requiere atención especial no la demagogia rimbombante de siempre a que también recurre el PTEO: “multiculturalidad, pluriculturalidad, interculturalidad, comunidad y comunalidad.”
Ese documento presentado por la Sección 22 y el gobierno del estado, como una propuesta de ambos, es otra nuestra de la patética subordinación del actual gobierno al primero. Aunque aún no muestran el documento completo, partes se han exhibido para convencer, en el mejor de los casos, pues en el peor y más evidente para imponerlo.
Es lo que se ve en estos días, la presión con plantones y paros, con la toma del Congreso local aun cuando las reformas educativas nacionales ya fueron aprobadas por el Congreso federal, y exigiendo que el PTEO sea elevado a ley estatal cuando la entidad no puede tener una legislación contrapuesta a la federal. También realizan asambleas de padres de familia en las escuelas donde éstas “aprueban y apoyan” el PTEO.
Ese plan ha sido hoy sutilmente descalificado por personal del IPN que dice debe mejorarse, y más abiertamente por la prestigiada organización “Mexicanos Primero”, que ha expresado que ese plan fue plagiado de una propuesta rechazada por la SEP y descalificada por el IPN y la UNAM hace cuatro años. Fiel a su espejo diario, como dijera López Velarde, la Sección 22 limitada por la legislación federal presiona y agita dentro de la entidad, cuando eso no sirve para cambiar una política pública nacional.
Entre las nuevas políticas públicas de la reforma educativa, que las tiene buenas, destaca una que golpea el centro de los intereses del “Movimiento democrático magisterial”: la asignación de las plazas. La obligatoriedad de concurso inhibe el negocio de dirigentes estatales, regionales y funcionarios del IEEPO, la venta de plazas de hasta en 200 mil pesos y dejar en herencia esas plazas. Ello explica la violencia actual de los normalistas, se les va el regalo de sus plazas bien pagadas. Sólo este año les habrían obsequiado 920, cuando hay estudios de que tiene Oaxaca un excedente de 5 mil docentes y 10 mil que no están frente a grupo.
El PTEO quedó huérfano con la desaparición en 2011 de Carlos René Román quien lo creó con el plagió de otro documento, a decir de Mexicanos Primero, y Fernando Espinosa, actual Coordinador de Educación Básica del IEEPO quien junto con Santiago Chepi lo dieron a la luz en 2012. ¿Orfandad y fracaso serán su destino?