Saldos de la ingobernabilidad

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¿Hacia dónde va Oaxaca? No hay perspectivas buenas, ni siquiera esperanzas a la vista. Si antes decíamos todo está mal, ahora hay que decir todo está peor. Mucho se dice “Resultó peor el remedio que la enfermedad”, en referencia al cambio político que se esperaba con la alternancia y el arribo de Gabino Cué al gobierno del estado.

 

Parece que estamos condenados siempre a anhelar un pasado inmediato menos malo. Hay en estas páginas dos reportajes que sugieren lo anterior. En la Secretaría de Salud, donde entre más se denuncian las negligencias más suceden. Si se anuncia una negligencia en un hospital, como el Macedonio Benítez de Juchitán, a la semana siguiente se da otra peor: muerte del recién nacido y abuso médico sobre la madre.

 

Los altos funcionarios de Salud no se inmutan, empezando por el secretario Germán Tenorio Vasconcelos, quien no pierde el sueño, por el contrario saca tranquilo sus cuentas, ofrece estadísticas de lo que llama “partos fortuitos”, un eufemismo de las negligencias médicas en Oaxaca. No se nota que el gobernador lo llame a cuentas, y menos que lo cese, sólo promesas de que no volverán a ocurrir, y ocurren una y otra vez. Y cada nueva falla los confirma en sus cargos, los hace intocables, con lo cual se garantiza el trato inhumano a las mujeres de Oaxaca.

 

Incluso, ese secretario ironiza con sus subalternos con esta grave situación: de qué se asusta la gente, dice, si esos partos son comunes desde hace 2014 años, el nacimiento de Jesucristo en un pesebre fue el primer parto fortuito, ilustra según él. Colegas de la Cuenca del Papaloapan comentan que el año pasado, cuando este secretario se vio obligado a acudir a San Felipe Jalapa de Díaz ante el escándalo por el caso de Irma López Aurelio, quien parió en el patio de una clínica, el secretario abordó al esposo de la mujer y le dijo: “Tienes que pagar lo que falta, ya sabes que el Seguro Popular no cubre todo”. Con funcionarios de esta índole, hasta parece dama de la caridad el secretario de Salud del sexenio pasado, Martín Vásquez Villanueva, hoy quizá el hombre más rico de Tehuantepec, con hoteles, negocios, etc.

 

Arde Cotzocón

 

Después de largo medio año de desestabilización, por fin el conflicto poselectoral del municipio mixe de usos y costumbres San Juan Cotzocón tuvo una salida, pero más violenta aún y con el saldo de 9 muertos. El gobierno presumió que se había atendido ese problema pues se realizaron 20 mesas de trabajo. Pudieron ser 50 o 100, no sirvieron.

 

El grupo, que perdió las elecciones, tomó armado el edificio de la presidencia, ha expulsado a sus adversarios, ha impedido que otros salgan del pueblo, ha encarcelado, ha violado derechos y garantías, en tanto los burócratas del gobierno y de Derechos Humanos hacían mesas de trabajo. Absurdo, una gavilla cometiendo delitos y las mesas de trabajo proliferando pacienzudamente.
Y cuando las autoridades estatales dicen que tuvieron que usar la violencia institucional como último recurso, lo hicieron tan mal que el número de muertos es alto, entre ellos 4 policías, cuyos compañeros sobrevivientes sostienen que los mandaron desarmados, cuando todo mundo sabe que esa es una zona donde abundan las armas de alto poder.

 

Cotzocón muestra todo lo mal que está Oaxaca, su franca ingobernabilidad. Pero también la ausencia de investigaciones sociológicas serias que dieran luces sobre los conflictivos usos y costumbres para evitar las tragedias casi propias de este régimen rezagado. Otra deuda de la UABJO en franca descomposición y reducida por caciques provincianos a negocio familiar. Tema que también abordamos en este número.