Juicio oral y edil loxicha informal

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Con la información de trascendencia nacional sobre el juez que abusó de una joven en la mixteca, quedó claro, de nuevo, la inviabilidad del juicio oral en Oaxaca, mientras persista acá una administración de justicia permeada por la ineficiencia y la corrupción.
Una vez más se puso en evidencia la cauda de imposturas, los discursos demagógicos, la costosa propaganda con cargo al erario, el derroche en viáticos a desconocidas “luminarias” del derecho que llegan a nuestra entidad a festejar y aplaudir el increíble desarrollo  de un sistema eminentemente anglosajón en un medio como el nuestro, marcado por el atraso y la pobreza.
El fiscal del Ministerio Público de Tlaxiaco, Luis Miguel Urbina Calvo, ese cuyo deber era impartir justicia, cuya prenda más cara tenía que ser su alta moral, su intachable calidad de juicio, está hoy en la cárcel por abuso e intento de violación. Nunca pensó, quizá, que la joven mujer indígena lo señalaría con valor.
Quizá por conocer de la timidez, subordinación y hasta sumisión de las mujeres indígenas, al flamante funcionario del juicio oral no le importó realizar esta artera agresión contra Edenia Martina Gómez.  Por su condición de pobres e indígenas estas mujeres son objeto del impune ejercicio del poder de quienes lo detentan, y en esta ocasión hasta de quien recibía un pago por ocuparse de impartir justicia.
Esa doble condición desfavorable perjudica en casi todos los frentes a la mujer indígena, un dato contenido en un reportaje de este número de En Marcha ilustra dicha desventaja: por su condición de ignorancia y marginación las indígenas son presa fácil de “enganchadores”, traficantes de personas.
De suyo la expresión de que el juicio oral es cobijo para delincuentes se ha hecho común. El abogado de Edenia es certero: No se puede acceder a un nuevo modelo de justicia con los mismos funcionarios, de todos los rangos, ya marcados por la corrupción.
San Agustín Loxicha
125 municipios de México reciben trato especial de la federación por su alto grado de pobreza. Entre ellos se encuentra San Agustín Loxicha cuyo Ayuntamiento recibió en 2008 poco más de 100 millones de pesos. Ocupa dicho municipio el tercer lugar entre los de más alta marginación en la entidad. Ahí 62 por ciento de la población no cuenta con agua entubada; 77 por ciento vive en casas con piso de tierra; uno de cada dos nacidos fallece.
Esta dura condición de los habitantes de San Agustín Loxicha es una afrenta para el país y para los oaxaqueños, supone un compromiso de la más alta prioridad, eso explica que le entreguen más recursos que a otros. Por eso la responsabilidad moral de quienes entregan los recursos y de quienes los reciben, en este caso el Ayuntamiento, es del mismo tamaño. Urge atender lo que pasa con la administración de dichos recursos y con la administración pública municipal en general.
Las acusaciones de malversación de fondos, las arbitrariedades del presidente municipal Jesús Martínez Mendoza, deben ser atendidas, detenidas. Es un agravio para todos que mientras la población de San Agustín se debate en la miseria, el edil dilapide dinero en fiestas y regalos de pre campaña, de la suya para diputado y la de su hermano para dejarlo en la misma presidencia; y que, además, entre tantos desatinos, también financie la grabación de un corrido musical en su honor. Es demasiado.