Mala educación, corrupción en Salud, violencia, atraso

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En el ejercicio de gobernar, educar al pueblo es lo más importante. Por eso cuando Benito Juárez llegaba al gobierno de Oaxaca, narran sus cronistas, emprendía la instalación de escuelas, decía que “La instrucción es la base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que es el medio más seguro de hacer imposibles los abusos del poder”. 

 

Fundó el benemérito instituciones educativas trascendentes: la Escuela Nacional Preparatoria en 1868, nodal para los cuadros intelectuales del país en esa época. Forjadora de los Científicos del porfirismo y de revolucionarios como los Flores Magón.

 

Si Juárez no hubiera muerto —parafraseamos aquí— ¿Habría negociado con la camarilla de la Sección 22 y su CNTE?, considerando el papel de éstos contrario a la emancipación del pueblo, con los peores resultados nacionales y la más baja calidad. Claro que la responsabilidad también es del gobierno, pero la S22 fue gobierno, desde 1992 hasta 2015 tuvo en su poder el sistema educativo de Oaxaca, el IEEPO, y en ese lapso los resultados fueron los peores de nuestra historia. Calificando a Oaxaca en ese esos años con cero en matemáticas y en español.

 

Es esta indigencia educativa la que los gobiernos deben combatir con urgencia, la que propicia la violencia y atraso de la entidad. Pero el actual gobierno nos acaba de asestar un severo golpe no sólo al entregar a la destructiva camarilla magisterial todo lo que exige, sino envió el presidente de la república una carta donde justifica de más su capitulación ante ese grupo de poder.

 

Esta pobreza educativa explica que ediles aun con escolaridad cometan actos que rayan en el absurdo, sólo concebibles en una mentalidad reducida. Está visto que tener escolaridad no es garantía, no en Oaxaca donde la educación en todos los grados es muy deficiente.

 

Errados chairos indigenistas

 

La ignorancia también hace estragos en los pueblos indígenas, donde es caldo de cultivo para cacicazgos, pleitos a muerte y actividades político-delictivos. Sus peleas son bárbaras, damos acá ejemplos de dos casos con saldos de 26 y 13 muertos de guerras entre “hermanos indígenas”.

 

A despecho de los chairos indigenistas, no hay en esos pueblos de atrasados usos y costumbres nada hacia adelante. Están en el barco de la decadencia general del estado. Tienen la menor escolaridad y el más alto analfabetismo; mayor violencia y violación de derechos humanos.

 

Sería muy extraño que mientras todo el tejido social oaxaqueño se hunde, ellos fueran plumajes sin mácula en el pantano. La radiografía de un bloqueo carretero por pobladores de un municipio de usos y costumbres, publicado en este número, permite ilustrar lo anterior.

 

Corrupción en Salud

 

El fenómeno de la corrupción es otra cosa, se da en todos los ámbitos. En indígenas que cobran peaje ilegal en sus bloqueos y en los que con sus posgrados saquean las dependencias. Lo que sucede de manera no menos salvaje en la Secretaría de Salud de Oaxaca.

 

Profesionistas han saqueado esos Servicios de Salud, el desvío total es de 6 mil millones de pesos, cantidad estratosférica, verdadero crimen contra un pueblo tan pobre como el oaxaqueño. Hoy nuevos posgraduados están al frente de Salud.

 

Luego de una temporada sin titular, solo con un encargado, salud tiene otro Secretario, el cuarto del sexenio, maestro Donato Augusto Casas; al manejo de los cuantiosos recursos llegó el doctor y chucha cuerera en eso, Martín Mathus. No alienta que estén ahí de manera tan sigilosa cuando deberían presentar un plan de salvamento de la institución, renunciando a seguir con las viejas prácticas.