Los municipios decidirán

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Como nunca la importancia del municipio como bastión en la conquista del poder regional o estatal, se muestra en el actual proceso electoral 2010. El sólo hecho de que se realicen elecciones a gobernador y diputados, concurrentes con la de los ayuntamientos, imprime una dinámica inédita al proceso en virtud de diversas razones.
En primer lugar porque los comicios locales generan mayor apasionamiento y participación ciudadana. Una afluencia mayor en las urnas, como se ha demostrado en varios trabajos publicados por En Marcha en ediciones anteriores, da mayor competitividad a la elección, pues ya no es el voto duro de los partidos políticos el que decide, sino ciudadanos que al menos piensan un poco más a la hora de votar.  Además, por tratarse de las autoridades con las que directamente habrá de relacionarse la ciudadanía, ésta se fija más en los candidatos, sus antecedentes, su trabajo, sus errores, su prestigio.
Siendo Oaxaca una entidad en donde la mayoría de sus municipios son rurales y pequeños, quienes aspiran a encabezar los gobiernos locales son más visibles. Añádase que de los 570, sólo 152 eligen a sus autoridades municipales por el régimen de partidos políticos, que son los que concurren en la elección a gobernador. Y pese a que en estos 152 municipios se concentran dos terceras partes del electorado, la mayoría la constituyen ciudades medias. Recordemos que en el estado sólo cuatro municipios superan los 70 mil habitantes.
De ahí la importancia que las coaliciones de partidos  hagan una adecuada selección de sus candidatos a presidentes. En ello se juegan no sólo los ayuntamientos, sino la gubernatura y el control del Congreso local. La cultura del voto diferenciado no existe en la entidad. Así, los votantes sufragarán por la misma fórmula en las tres elecciones del 4 de julio: presidentes municipales, diputados y gobernador. Pero, la que habrá de definir su voto, es la de los ayuntamientos.
En todas las encuestas que se han presentado (las serias) la franja de los electores indecisos se sitúa entre el 25 y el 30 por ciento. Con el empate actual de los candidatos ganará quien logre convencer a esos indecisos, sobre todo en las elecciones municipales.
Sin embargo, tal parece que lo anterior no les importar a los partidos. En el PRI, prefieren la imposición de amigos o la venta de candidaturas, antes que seleccionar a los mejores candidatos. Confían en que los opositores que tienen cooptados les hagan el trabajo de imponer peores candidatos en la alianza opositora, para así ganar. Son los casos que se han visto en Pochutla, Juchitán, Tuxtepec, Huautla, etcétera.
Una apuesta riesgosa en ambos casos. Si la ciudadanía el 4 de julio sale a sufragar, ni la compra y coacción del voto, ni los malos candidatos opositores, alcanzarán para definir el triunfo. Pero, si como parece que ocurrirá en algunos lugares, la disidencia del PRI se refugia en los partidos pequeños (PANAL o PUP), la gran ganancia, según el cálculo priista, sería que esos votos no vayan para Gabino Cué. Si no son para Eviel tampoco para el contrario. Y eso es buena ganancia para el tricolor.
Violencia en los triquis
De nuevo San Juan Copala y la etnia triqui son escandalosa noticia, armas de alto poder, emboscadas, muertos, heridos; de nuevo el odio enraizado entre comunidades de la misma etnia enluta hogares y desangra poblaciones. No hay opción más que la violencia, la sed de venganza rebasa cualquier consideración, los agresores de ayer son los agredidos de hoy, y así sucesivamente. Gobiernos y Estado ausentes, inexistentes en la zona, compartiendo la culpa de quienes matan.
De nuevo el malestar de la cultura nos indica que mientras la ignorancia y el primitivismo predominen, el lenguaje de la violencia persistirá. Sólo el abandono de ese estado primitivo, de esa falta de civilización podría imprimir en la mente de los triquis ideas más humanas que los alejara de la violencia, en tanto el ojo por ojo persistirá.