La velaria y Chedraui, prueba para el gobierno del cambio

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En total opacidad se manejaron montos, contratos, licitación y trabajos del cubrimiento del Auditorio Guelaguetza. Obra que, sin licitación la entonces Secretaría de Obras Públicas entregó a la empresa de origen español Isolux Corsan Construcciones, y que debió concluirse en octubre del 2009, pero acabó el sexenio anterior sin culminarla. A su costo inicial contratado de 65 millones, el gobierno de Ulises Ruiz concedió aumentar a 105 millones de pesos.


Obra rechazada por la ciudadanía y otra de las agresiones ulisistas a Oaxaca de Juárez, junto con la tala de árboles del zócalo de la ciudad y otras áreas verdes, así como remodelaciones que cambiaron la faz de la ciudad colonial de cantera verde. A esos agravios, Ulises Ruiz agregó otro en las postrimerías de su sexenio: la contaminación visual al intentar cubrir (y al parecer lo logrará aun ausente) con un techo de fierro y lona ese auditorio, concebido arquitectónicamente como los antiguos teatros griegos: al aire libre.

Lo extraño es que el evidente y manifiesto rechazo a la llamada velaria, que nace del más elemental sentido común, que tanta falta hizo el sexenio pasado, no ha encontrado respuesta de los nuevos gobiernos, estatal y municipal. Contra esas decisiones arbitrarias y absurdas votó la mayoría del pueblo de Oaxaca.

Pero los nuevos fingen no darse cuenta y refuerzan la versión de que no saben cómo evadir a quienes serían beneficiaros de esa remodelación incoherente: los hermanos Castro con Sergio a la cabeza, emprendedores de todo, entre ello de espectáculos populacheros que habrían de realizar y obtener ganancias en ese auditorio público ya techado.

Falta ver si le alcanzó el tiempo al anterior gobierno para, como se maneja, haberle dejado en comodato al exitoso fiscalista, Sergio Castro, acusado de defraudador de Hacienda, ese auditorio público. Pero con funcionarios de la calidad de Netza Salvatierra, que en este número se devela cual atrabiliario empresario de la construcción y ahora alto funcionario de similar catadura, nada bueno se puede esperar. Ya se está viendo.

Doble contra sencillo: ese adefesio sobre el Auditorio Guelaguetza, iniciado por el peor gobierno de la historia de Oaxaca será concluido por el que se anunció como gobierno del “cambio”. Prueba de ello lo exponemos aquí: Netza anunció que se suspendía la obra, lo cual es mentira pues ésta continúa. Aquí los testimonios.

No a la “consultitis”

Los gobiernos de Murat y Ulises se caracterizaron por autoritarios, por realizar obras y acciones repudiadas por la sociedad, por no importarles la ciudadanía. Por eso ahora la exigencia de establecer leyes y mecanismos de participación ciudadana: consulta pública, referéndum, plebiscito.

Pero no por ello debiéramos caer en la “consultitis”. Hay temas que por su naturaleza: seguridad, salud pública, ecología, educación, requieren de actos firmes y oportunos de autoridad. Son los casos de la famosa velaria y de la destrucción del área verde del predio Sarmiento en la colonia Reforma por parte de Chedraui. Es claro que hay en ellos actos de corrupción de ex funcionarios; responsabilidad de las empresas; violación de derechos humanos; y repudio de la sociedad, de órganos colegiados y de expertos en el tema.

Entonces, antes que pedir opinión se requiere aplicar la ley, fincar responsabilidades y castigar a los corruptos e incumplidos. No se pide opinión para aplicar la ley. ¿O, qué es lo que pretenden las autoridades? ¿Hacer sus encuestas para salir con que la ciudadanía votó a favor de lo que nadie quiere?, como pasó con la consulta sobre la construcción de la terminal del ADO en Jalatlaco. Parece que la historia se repetirá burdamente.