¿Por qué se matan los indígenas?

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¿Por qué se matan en Copala?, ¿por qué en Agua Fría?, por qué en Choapam? ¿Por qué hay guerras entre pueblos vecinos? Pueblos del mismo tronco cultural, hablantes de la misma lengua, nos resistimos a escribir pueblos hermanos pero de hecho lo son, aunque parezcan extraños por el odio que se profesan.

En Agua Fría fueron 26 muertos un sólo día de mayo de 2002; otro día de mayo pero de este 2011 cayeron 10 en Santiago Choapam; en Copala los muertos se cuentan por centenas.Todos son pueblos indígenas, todos de usos y costumbres.

Hay testimonios de algunos pueblos donde sus habitantes están obligados a cooperar para la compra de armas y municiones. También pagan a instructores en el uso del armamento y estrategias de combate. Eso fue lo que nos narró un protagonista de esos combates en su pueblo, ahí tienen que mandar dinero para el pleito quienes viven fuera, o se arriesgan a perder sus heredades y a que sus familiares sean molestados.

La genealogía de esta dinámica se encuentra en el fundacional divide y vencerás de los conquistadores españoles, quienes lograron su objetivo apoyados en las disputas entre pueblos indígenas. Cortés habría realizado su proeza no tanto por el uso de la pólvora y los caballos, sino por el dominio del arte de la intriga.

Divide y vencerás que ha sido herramienta de los poderosos, para conservar débiles a los pueblos y erigir su hegemonía con su divisa permanente: dominar sin desarrollar. La mala educación o ignorancia es otra herramienta eficaz. Nunca un gobierno ha diseñado un plan para terminar con esta guerra de baja intensidad. Les importa el Oaxaca bonito, “crisol de culturas”, no el indígena actual, el de los problemas eternos. Genaro V. Vásquez, cuando fue gobernador dijo desdeñoso: “Al indio hay que darle la razón aunque no la tenga”.

Con esta historia, los pueblos han sido marcados por la violencia, está en su cultura, en su formación humana. Una tesis sociológica sostiene un dato revelador: “El estatus de líder (Triqui) lo ocupa quien sabe usar las armas, quien ha salido bien librado de algún conflicto armado; cualquier otro no puede ser líder. La violencia no es solamente un esporádico instrumento, es un principio básico de poder, en el que se funda el liderazgo triqui de Copala”.

Así como dicen que el indio es pobre porque es indio, podrían decir que el indio se mata porque es indio. Errado determinismo. Lo que a estas alturas de la historia podemos ver es el fracaso de las políticas indigenistas, paternalistas y demagógicas instauradas después de la revolución, primero con el INI y ahora con su continuadora CDI.

También parece claro que el reconocimiento constitucional del derecho consuetudinario ha sido insuficiente. Ha sido una simulación querer atender a estos pueblos sólo con reformas jurídicas o electorales, sin atacar con eficacia la fuente de esa disfunción: la miseria. Es como querer construir un edificio sin bases.

No hay que olvidar que la pobreza es la mayor violencia. La que junto con el rezago educativo, cultural y político los hunde en una violencia permanente. Pobreza económica es pobreza espiritual. Éste puede ser el marco general de la guerra indígena oaxaqueña. Sin un desarrollo económico y educativo, sin el diseño de una política pública de calidad, adecuada a las comunidades, la vida y convivencia en esos pueblos no sólo no mejorará, seguirá empeorando.

Latrocinio en Cerro del Fortín

Mientras esa destrucción humana sucede en las comunidades, en la ciudad de Oaxaca la destrucción del patrimonio continúa. Si el sexenio pasado Zócalo, Alameda, Paseo Juárez y otros espacios fueron pasto de latrocinios, hoy le toca al Auditorio Guelaguetza. A punto de consumarse el atentado a historia, arquitectura y paisaje de Oaxaca con la colocación de una innecesaria y agresiva velaria con su armatoste antiestético. El extraordinario reportaje de Fernández Mondragón en este número, nos revela todo lo que habremos de perder con esa ingrata decisión del gobierno actual.