Al grito de que “tienen acidez, y que Cultura y Administración (las omniscientes SecretarÃas del gobierno del estado, claro) ordenaron su reciclajeâ€, Adriana Castillo, directora de la Biblioteca Central de Oaxaca, se solaza viendo como amarran cual bulto de cebolla los libros que un dÃa formaron parte de esa funcional biblioteca situada en el centro de nuestra ciudad colonial, sobre el llamado Andador TurÃstico Macedonio Alcalá, Directora comandante de noveles émulos de los bárbaros de Atila, que incendiaron la Biblioteca de AlejandrÃa.
Los libros que una biblioteca normal retira de sus anaqueles son aquellos ya desgastados que pueden ser sustituidos por otros iguales de bibliotecas de Oaxaca reciente edición. Nunca los que están agotados o contienen testimonios únicos, con autógrafos o dedicatorias de celebridades, esos no se reciclan sino se rehabilitan, se arreglan para que, bajo un resguardo especial, si es el caso, sean prestados a quienes prueben realnecesidad en ellos.
El miércoles 24 de agosto se vio esta masacre a los libros a plena luz del dÃa; asesinos de la cultura, enviados y protegidos por el secretario de cultura Andrés Webster Henestrosa, el nieto de aquel mediano escritor del mismo nombre que recibió más premios que libros escribiera. Diputado y senador priista, Andrés Henestrosa, quien de lo último que expectoró fue: “Ulises Ruiz, el Benito Juárez modernoâ€.
Con esa simpatÃa henestrosiana hizo posible que su nieto, Andrés Webster, ocupara con Ulises Ruiz la SecretarÃa de Cultura, y el único que repitiera en su cargo con el gobernante actual, Gabino Cué Monteagudo.
Es célebre la anécdota del 1 de diciembre, dÃa de la toma de posesión del gobernador y su gabinete, cuando Oswaldo GarcÃa Criollo se dirigÃa de San Raymundo Jalpan a Palacio de Gobierno a rendir protesta como secretario de cultura. Una llamada al nuevo gobernante de Alfredo Harp Helú, el banquero enriquecido a la décima potencia por el FOBAPROA, dejó de lado a Criollo y afianzó a Andrés Webster Henestrosa.
No pocos dudan de que el desalojo de esta biblioteca constituya la entrega bajo el eufemismo de comodato de otro edificio más delpueblo de Oaxaca al libanés Harp Helú que se encuentra francamente engolosinado en la posesión de los edificios históricos.