Lecciones de la elección 2009

2009_4Vaya problemas que tiene la incipiente democracia mexicana. El más evidente: la representación política, como pudo apreciarse en los recientes comicios federales. Y es que con muy poca o nula legitimidad iniciará la nueva legislatura federal.
Partidos políticos y candidatos, no sólo concitaron una escasa participación ciudadana, apenas el 44.68 por ciento en el promedio nacional, sino que, además, aún este porcentaje de votantes es engañoso, pues un número considerable, el 5.39 por ciento, sólo acudió a anular su voto.


La movilización en torno a la propuesta del voto blanco o voto nulo, es lo que hizo posible que el abstencionismo no fuese mayor, pero el mensaje es el mismo: el rechazo a los partidos y la clase política en su conjunto. Cómo estarán las cosas que en la capital del país, el Distrito Federal, el voto nulo alcanzó el 10.9 por ciento de quienes acudieron a las urnas el 5 de julio; cifra superior a la que obtuvieron el PVEM, PT, Convergencia, PANAL, PSD.
Si bien el PRI se presenta como el partido que mejor capitalizó estos comicios, eso se debió precisamente a la ausencia de votantes, no a una propuesta política que concitara apoyos. Y el PAN y la llamada izquierda en sus múltiples variantes partidarias, tuvieron una peor evaluación por la ciudadanía.
Pero, lejos de hacer un ejercicio de análisis autocrítico o emprender una reestructuración de sus partidos, ciegos y sordos al mensaje de la sociedad, persisten en los vicios y actitudes que los han conducido a la debacle.

2009_1Ya el PRI se apresta a condicionar, exigir, chantajear con su nueva mayoría en la Cámara de Diputados, y no es el bien de la nación lo que los anima, sino el retorno a los tiempos de privilegios e impunidad, a la satisfacción y protección de sus intereses.
El PAN, por vía del reestructurado dedazo presidencial, elige a su nuevo dirigente nacional, como en los mejores tiempos del autoritarismo priista. Los partidos de izquierda se siguen fracturando.

Oaxaca, “Territorio
(del) PRI”… despoblado
Si eso acontece en el ámbito nacional, no es mejor la situación en nuestra entidad. Por principio de cuentas habrá de considerarse la baja participación en este año: el 41.27 por ciento, una de las más bajas de las últimas dos décadas, sólo superadas por el 38 por ciento de hace seis años (ver gráfica).
Esto, traducido en datos duros, significa que apenas cuatro de cada diez ciudadanos votaron. Lo que conlleva a serios problemas de legitimidad para todos los partidos políticos pues representan a minorías muy pequeñas.
Así, por ejemplo, el tan promocionado “Territorio PRI” sólo tiene la aceptación de 18 de cada 100 ciudadanos; o lo que es más ilustrativo, ni siquiera dos de cada 10 personas aceptan a este partido y bien, se han manifestado expresamente en contra, o se han abstenido de apoyarlos en las urnas.
Situación que se acentúa en algunos distritos, como el VIII que corresponde a la capital del estado y su zona conurbada, en donde sólo obtuvo el 29.9 por ciento de la votación; esto es: sólo tres de cada 10 personas que fueron a votar lo hicieron por ese partido; y sólo uno de cada 10 ciudadanos inscritos los apoya.

2009_2Los partidos representan
a muy pocos
Pero, si las cosas están mal para el priismo, todavía es más grave lo que ocurre con el resto de los partidos. Sus propuestas no concitan mayor adhesión que entre un reducidísimo círculo.
Veamos: el PAN se ufana por ser ya la segunda fuerza política en Oaxaca, cuando sólo votaron por ese partido 16 de cada 100 electores que fueron a las urnas; pero que si consideramos la lista nominal en su conjunto, se reduce a que sólo poco más de seis personas con credencial de elector, optaron por ese partido; esto es, ni siquiera una de cada diez personas lo apoya.
El PRD puede apreciar la gravedad de su derrota al ver que, al igual que el PAN, sólo 16 de cada 100 personas que acudieron a depositar su voto, sufragaron por ese partido. Y que también, sólo seis de quienes tenían posibilidades de votar lo hicieron por las siglas del sol azteca; esto es, ni siquiera una de cada 10 personas con credencial de elector lo apoyan.

Los “chicos”… para llorar
De los otros partidos hay poco que decir. Si los tres “grandes” partidos existentes en Oaxaca, tienen esos problemas, abordar las cifras de los otros implica reducir a décimas o centésimas el escaso apoyo que reciben.
Esta situación nos lleva a cuestionar los actuales esquemas de representación. Así, como hemos demostrado, mientras al PRI lo apoyan a lo sumo dos de cada 10 ciudadanos oaxaqueños, ese partido obtiene un total de 14 posiciones en la próxima Legislatura federal:
Once diputaciones de mayoría, más tres de representación proporcional: el dirigente estatal del PRI, Jorge Franco; la hija del exgobernador Heladio Ramírez, Narcedalia Ramírez López; y, Margarita Liborio, de quien se rumora dejará la curul tan pronto tome posesión del cargo, para que asuma la representación Miguel Ángel Ortega Habib, un connotado miembro de la “burbuja” ulisista, exsecretario de finanzas.
Pero no menos se puede decir de las otras expresiones partidarias. Tan sólo el PRD obtiene tres diputaciones plurinominales, pero todo en razón de las componendas entre sus familias y tribus. Para muestra, la hija de Carmona Laredo, sin mayor mérito que sus ligas familiares, es ahora diputada federal, y su suplente —para que vean que todo queda en familia—, es la hija de Rosendo Serrano Toledo. Otra para Juanita Cruz, esposa de Pedro Silva Salazar.
En el PAN el diputado federal plurinominal oaxaqueño, lo será Guillermo Zavaleta, quien tan buenos servicios presta al gobierno estatal; lo hizo como legislador local, luego como regidor: siempre presto a defender los intereses del PRI.

2009_3El voto en blanco
Si bien el voto nulo o voto blanco, alcanzó en la entidad el 4.5 por ciento de la votación, a ello había que añadir el 0.9 por ciento alcanzado por los votos a los candidatos no registrados, que eleva a 5.5 por ciento, quienes acudieron a las urnas y decidieron no sufragar por partido político alguno.
Sin embargo, en algunos distritos estas cifras fueron más altas. En el distrito del centro, que abarca la capital del estado y parte de su área conurbada, la votación por candidatos no registrados alcanzó el 7 por ciento; y los votos nulos se elevaron al 6 por ciento. Sumados, son un 13 por ciento, que ya quisieran muchos de los partidos.

El abstencionismo,
decisivo para el PRI
Si algo se comprueba en esta elección, es que, quienes siguen decidiendo el rumbo que toman los comicios, son aquellos que deciden no participar. Al contrario de lo que muchos de los abstencionistas creen, son ellos los que, mayoritariamente, están permitiendo que ganen estos partidos y candidatos desprestigiados.
Los comicios del 2009 no fueron excepción; la regla marcada por las tendencias electorales de las dos últimas décadas, fue confirmada: a menor participación, triunfo del PRI.
Mientras menos acudan a las urnas, ese partido obtiene victorias más holgadas. Más allá de las coyunturas electorales, la lectura que nos arrojan las estadísticas es esa. Si bien algunos analistas señalan que el abstencionismo normalmente favorece al partido gobernante, no lo parece así en el caso mexicano.
En todas las elecciones, ya sean locales o federales, los resultados indican que la no participación, favorece al PRI. Sea por su permanencia durante más de siete décadas en el poder federal, sea por las ínsulas tricolores en que los gobernadores han convertido a las entidades federativas; ya por su mayor capacidad de operación electoral, el caso es que hasta ahora, aún cuando el partido en el poder sea de otro partido, cuando hay un alto abstencionismo, el ganador es el PRI.

2009_4A menor abstencionismo,
el PRI pierde
Las elecciones federales son un buen indicativo para ello. Un buen ejemplo lo tenemos en las elecciones de 1997. En ese año, el promedio de participación en el país fue superior al 50 por ciento; fue la mayor derrota en tiempos aún de hegemonía del entonces detentador de la presidencia de la República
El PRI perdió por primera vez la mayoría en la Cámara de Diputados federal y por vez primera un diputado de oposición, el perredista Porfirio Muñoz Ledo, contestó el primero de septiembre, justo al iniciar la nueva Legislatura sus funciones, el informe del presidente priista Ernesto Zedillo. Lo dicho, si la población sale a votar, el PRI pierde.
Sin embargo, dónde además del abstencionismo, mantienen el poder estatal, las cosas son más favorables para la operación del tricolor. Tal es el caso de Oaxaca.
En nuestra entidad se observa por ejemplo, que pese al carro completo, una mayor participación en el 2009 respecto a los comicios estatales de hace dos años, en que sólo acudió a votar el 36.4 de los potenciales electores, si bien hizo ganar al tricolor, no dejó de implicar una caída y es la tercera votación más baja de su historia local, tanto en comicios federales como estatales.
En cuanto a la oposición, considerando a los dos principales partidos (PAN y PRD), sucede la misma historia, una votación baja, los conduce a reducir su número de votos. También es la cifra más baja que obtienen en forma conjunta en Oaxaca en las últimas dos décadas. Si bien, habría que señalar que otros partidos opositores captan también algunos votos, como hemos señalado, estos son minoritarios y no desvirtúan las tendencias que presentamos.

Voto, arma sin filo
Sin embargo, estos resultados y tendencias son conocidos ya. El que se repitan nos muestra que ni unos ni otros aprenden la lección. Más aún, devela el interés mezquino de todos los partidos y actores políticos, en mantener el statu quo, el que las cosas no cambien. Así mantienen posiciones y privilegios; cuando más se rotan cargos, pero son cómplices de la crisis en que han sumido al país y al estado.
Está visto que la llegada de la democracia, no necesariamente pasa por el triunfo opositor y la derrota del PRI; el ejemplo de lo que sucede con el gobierno federal es la más clara muestra de ello: la alternancia no produjo los cambios que requería el país. Pero, por lo mismo, está claro que hay situaciones estructurales, legislativas e institucionales, que es necesario transformar de fondo.
Es necesario, construir una agenda que permita corregir el rumbo, pero que contenga dirección y contenido. Y esa es responsabilidad de todos. El año próximo, los oaxaqueños tendremos la oportunidad de decidir al respecto.

vicleonjm@hotmail.com