UABJO violenta

uabjo_violenta_1¿Para qué insisten con tanto ahínco centenas de jóvenes rechazados al supuestamente reprobar su examen de admisión en ingresar a la UABJO?
Para quién lee periódicos y revistas, o simplemente escucha noticieros esto parecería esfuerzo vano, pues cuenta con la información de los desmanes casi cotidianos de esa Universidad; no sólo de conflictos estrictamente políticos y por controlar direcciones y áreas para tenerlos en su poder y con ello obtener dinero, sino también por la degradación de la institución que ahora dirime sus pleitos cada vez con mayor violencia, a balazos.

 

Violencia y muertos
Ya se cuentan muertos en esta dinámica. Y últimamente los universitarios se han  visto involucrados hasta en supuestas vendettas delincuenciales, como en la que murió recientemente Consuelo Barragán Noyola, estudiante de derecho oriunda de Pinotepa Nacional.
Antes, en abril de este año, cayó muerto a golpes Edgar César Molano (a) “La Thalía”, también estudiante de la facultad de Derecho. Y en octubre de 2008 amaneció tirado cerca de las puertas de la facultad de derecho el estudiante del séptimo semestre de la licenciatura en Derecho, José Pablo Huerta Pérez.
La pugna universitaria ha tomado nueva forma, ya no mengua al culminar los procesos electorales, ahora se extiende a periodos de clases (en tiempo de elecciones casi no hay clases, todo es proselitismo), no hay semana que los universitarios no protagonicen un escándalo. Cierre de su ciudad universitaria, “toma” de su rectoría, bloqueo de calles, marchas, mítines, secuestro de autobuses.
Pero ¿por qué tanto ruido? ¿A qué responde tanto activismo? La puja es tan aguda que ha rebasado los marcos de la institución para derramar su violencia y molestias sobre la ciudad. El poder en la UABJO está controlado, con algunas diferencias, por el grupo que comanda un cacique retardatario y su prole: Abraham Martínez Alavés.  
Sin embargo, las diferencias son de pequeños grupos que quedan fuera del reparto del botín o simplemente reclaman una parte, que pueden no ser muchos, 20 elementos son suficientes para cerrar esa universidad o bloquear las calles.

¿Por qué tanto pleito?
En primera instancia se da, digamos, un “pleito legal”. Esto porque se suscita en un marco electoral con que se designan autoridades universitarias, proceso que se ha tornado un franco sainete electoral en que predominan las prácticas de cooptación y compra de votos, amenazas y fraudes, tal y como sucede en los procesos políticos en el estado. De ahí que la UABJO refleje el viejo adagio de que la universidad es caja de resonancia de la sociedad.
La universidad pública de Oaxaca es de las pocas del país donde sus autoridades se eligen por votación universal, donde vale lo mismo el voto de un maestro emérito que el de un alumno recién egresado de secundaria; esta absurda legislación pervierte la vida universitaria. Hasta el rector depende de la simpatía de los votantes, con lo que la dinámica de la UABJO se torna exclusivamente política.
La academia no sólo pasó a segundo término, sino casi fue desterrada, pues lo que los grupos adueñados del poder universitario necesitan es el control de las áreas estratégicas, de direcciones  de facultades y preparatorias.
Asimismo, directores y jefes diversos de la universidad extienden ese control sobre maestros y alumnos. Primero buscan tener bajo su control a los maestros quienes a su vez habrán de controlar a los alumnos. Para ello no se andan con tiento, dividen las horas de clase hasta donde sea posible para incluir al mayor número de maestros adictos a sus intereses para así tener más votos a su favor y más posibilidades de controlar al alumnado.

Maestros ganan 30 y 50 pesos
De ahí que los pocos maestros de tiempo completo, con salarios más o menos dignos sean reducidos a trabajar pocas horas, y sus demás horas-clases repartidas entre los improvisados “maestros”, extraídos hasta de las mismas filas “porriles” fieles al grupo en el poder en la facultad o escuela, o de la rectoría. Obviamente, para que alguien acceda a trabajar en tan singular círculo vicioso debe poseer un defecto valioso para ellos: pocos escrúpulos. Así la calidad académica no sólo no importa, estorba.
El pago que reciben estos maestros oscila entre 30 y 50 pesos la hora. No obstante, hay profesores excepcionales que laboran sólo por su compromiso con la cátedra y el conocimiento. Un pago con el que evidentemente no pueden vivir dedicados a la academia. Generalmente cuentan con otro empleo y en la medida de sus posibilidades asisten a impartir clases, de ahí el enorme ausentismo y relajamiento en escuelas y facultades.
Esta situación inhibe la necesaria relación de profesor-investigador que se exige en otras universidades como requisito para que el conocimiento evolucione continuamente y no se estanque con profesores de asignatura que repiten cada semestre lo mismo.
Paro un maestro este exiguo pago por hora clase no sólo es agraviante e insuficiente sino, además, mueve a muchos a corromper su relación con los estudiantes, quienes se ven hostigados con la venta de calificaciones, ya sea con dinero, en especie o con  favores. Los casos de hostigamiento y abuso sexual sobre alumnos y alumnas han sido documentados.  A principios de este año un profesor de Contaduría y Administración iba a ser  echado de la UABJO por esta razón, lo que se manejó con hermetismo. Éste es de los muy pocos en ser castigado por tal motivo y eso por estar ligado a Víctor Navarro, el ex candidato a rector enemigo de Torres Valdés.

El dinero
Aunque la UABJO es la que menos subsidio recibe de todas las Universidades estatales públicas de México, como consecuencia de su más bajo rendimiento y atraso, los casi 500 millones de pesos que le entrega la federación de todas maneras no es poco. El promedio que recibe una universidad pública de los estados es de mil 500 millones de pesos.
Además de dedicarse el rector y asociados como su función principal a sortear manifestaciones, protestas y violencia de alumnos, empleados y docentes, (la “operación política” o desactivación de conflictos), su otra ocupación es pedir y pedir más dinero a la federación. Igual que las autoridades del IEEPO, su quehacer es exclusivamente político, no tienen tiempo para atender lo académico, es más quizá ni sabrían hacer eso último.
La misma dinámica anquilosada del sector educativo de la entidad ha llevado a que no hagan falta académicos en esos importantes cargos sino simples políticos de poca monta que manejen el presupuesto y repartan “el pastel” (IEEPO), y que en la UABJO se ha dado en llamar “El botín”.
La federación aunque ha aumentado casi al doble el subsidio de la universidad  de Oaxaca, de 300 a 500 millones en menos de un sexenio, no aporta más en vista de la falta de voluntad o franca incapacidad de las autoridades universitarias por levantar la academia.

Nada para adelante
Desde hace cinco años las autoridades de educación pública federal pidieron una nueva Ley Orgánica y cambios sustanciales para empujar a la UABJO hacia un desarrollo similar al de otras universidades públicas, y así autorizar mayor incremento en el subsidio. No fue posible, los universitarios ni siquiera intentaron estas reformas.
Para ello debería contar con el visto bueno del gobernador, José Murat entonces, y así lograr que el Congreso local hiciera las reformas a dicha Ley Orgánica. Sin embargo, para mover algo era necesario quitar de en medio a la médico Leticia Mendoza Toro, entonces posesionada del Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUO) y jefa de la mafia enquistada en la universidad. Nada se movió, nada que sea desarrollo, sólo camina aquello que vaya hacia atrás.
Nadie lucha por la academia
En esencia a los universitarios no les importan las reformas ni el rescate de su institución, el marco de sus afanes se ha reducido a su esfera netamente biológica y a su reproducción como grupo de poder en la pugna por el control de sus espacios. Quienes están fuera del grupo hegemónico se mueven en los momentos de disputa electoral y si no ganan se repliegan a sus áreas, o buscan incluirse en la nueva administración.
Casi no se nota algún movimiento de reivindicación académica. Profesores que en algún momento parecían  baluarte o reserva de la academia han desistido plegándose a alguno de esos grupos de poder, todos con sus legiones de “porros”. Los alumnos prácticamente no existen, no se les escuchan reivindicaciones académicas, sólo buscan buenas calificaciones aunque no aprendan.

Más vale pájaro en mano…
Los dueños de la UABJO no ven más allá de sus intereses inmediatos, aunque podrían obtener mejores dividendos con un aumento del subsidio federal, no obstante tuvieran que mejorar a su pesar la calidad universitaria, ni se preocupan por esto, se conforman con los millones de pesos del subsidio actual y los ingresos propios. Ingresos propios ya sea por los derechos que formalmente pagan los usuarios, como por la venta de calificaciones, exámenes, títulos de licenciatura y hasta doctorados weekend, últimamente.
Al ingresar un estudiante gasta hasta 10 mil pesos por su inscripción y otros conceptos. Nada lejano a lo que cobran las universidades privadas de la entidad (que tampoco son garantía de calidad). Y eso en servicios escolares de la rectoría, pero en la Facultad de Derecho desde que fuera director Jesús Villavicencio instituyó que una parte se pagara directamente en la cuenta de la escuela, o sea una cuenta que controla el director. Las escuelas más caras son Medicina, contaduría y derecho. Quizá por ello son las más disputadas en los procesos electorales, donde los enfrentamientos son violentos, acicateados por el promisorio negocio.

Empresarios no emplean
a egresados
Desde hace años los empresarios en su mayoría han decidido no emplear a egresados de la Universidad pública local. Dos motivos destacan en esa decisión: la escasa calidad académica y los vicios que llevan consigo que los hacen conflictivos e indisciplinados.
Por ello, los egresados han enfocado sus baterías al sector público y la política, donde sus prácticas “porriles” y violencia tienen éxito. Entre los “porros” conocidos figuran varios que han sido presidentes municipales en la entidad: Fredy Gil Gopar, en San Juan Copala y Alejandro Díaz Hernández, de Santa Lucía del Camino, por citar sólo un par de este tipo de personajes destacados en la función pública.

Universidad fracasada
Así las cosas, la UABJO no atiende las necesidades de su sociedad, no responde a ninguna de las tres funciones sustantivas de una Universidad: enseñanza, investigación y difusión. ¿Tiene caso que siga expulsando egresados directo al desempleo? Si la decadencia es tanta, ¿con qué fuerza el rector puede pedir que la federación no les recorte el presupuesto?, al contrario, es la federación la que tendría todos los argumentos para, incluso, cerrar la institución algunos años, como ha trascendido que han propuesto en diversos momentos.
Habida cuenta del evidente fracaso de la UABJO y de sus malas notas en las evaluaciones nacionales, como la peor universidad del país, ¿la discusión de hace un tiempo para acá es cuándo y cómo la habrían de cerrar? Ello lo advirtió antes de terminar su gestión el creador del “Plan Juárez” (otro alarde de simulación y demagogia) Francisco Martínez Neri, ex rector, que hoy hace política en Oaxaca al mismo tiempo que es funcionario del gobierno del Distrito Federal: “Cuidado con la gallina de los huevos de oro”, refiriéndose a la UABJO  en el no tan cifrado lenguaje de camarilla, del también candidato perdedor a la diputación federal.