La fuga del Chapo y la teoría del Cisne Negro

Gerardo Nieto
Resumen Ejecutivo/ AP 750

 

¿Cómo mantener la crítica soterrada al calderonismo militante cuando hoy, a los ojos de todos los mexicanos, el gobierno de Peña Nieto es peor que los de Calderón y Fox? Grupos contrarios al primer mandatario operan desde dentro del régimen. No están en la oposición, son facciones y camarillas del propio régimen priista. Desde dentro de la nomenclatura se mina la imagen y la credibilidad de este gobierno. Vivimos no sólo la antesala de una sucesión adelantada, sino la dialéctica del sexenio corto.

 

Hay acontecimientos inesperados con capacidad de trastocar los frágiles equilibrios del presente. La fuga de El Chapo Guzmán, la noche de este sábado 11 de julio, es uno de ellos. Deja al descubierto la dialéctica del no poder que envuelve al primer mandatario. La situación confirma que Enrique Peña Nieto reprodujo el ciclo de presidencias débiles propias del interregno panista.

 

Lo grave del momento actual es que cualquier cosa puede pasar en un país sin reglas, sin valores y sin instituciones que funcionen: desde un nuevo magnicidio hasta el encumbramiento de un miembro de la nomenclatura priista que le arrebate al titular del Ejecutivo federal el control de su propia sucesión.

 

En economía no es distinto. Las cosas no marchan bien y el modelo reformista impuesto por y para las élites trasnacionales implica trastocar privilegios de poderosos grupos que han hecho sus riquezas al amparo de los negocios y la protección del Estado. México es hoy expresión emblemática de la teoría del Cisne Negro.

 

La fuga, inesperada pero explicable

 

La fuga de El Chapo Guzmán es un acontecimiento inesperado, pero explicable por el grado de descomposición del sistema en su conjunto y por la condición de debilidad estructural del Presidente. La imagen de Enrique Peña Nieto no inspira respeto a muchos grupos que hoy, en silencio o en público, lo confrontan.

 

Imágenes como la de su esposa negándole el saludo en un acto de protocolo durante la visita de los reyes de España a México exhiben a un personaje rebasado y sin ninguna autoridad. No se discute qué es lo que viene, sino cómo habrá de concluir este sexenio. La única certeza que existe es la del agravamiento de la crisis.

 

Al interior de la nomenclatura priista hay preocupación por el curso que toma la presidencia de Enrique Peña Nieto. Como van las cosas, en 2018 el PRI no ganaría la elección federal. Por esto, la fuga del emblemático narcotraficante justo cuando el Presidente viaja a Francia para desahogar una visita de Estado no es otra cosa que una afrenta a su gobierno. ¿Quién lo encara de esa manera?

 

Fuga, sinónimo de corrupción

 

Es obvio que la fuga de El Chapo Guzmán no habría podido cuajar sin la estela de corrupción que priva en todo el sector público y que se eleva a niveles superlativos en el sistema penitenciario nacional. ¿Cómo mantener la crítica soterrada al calderonismo militante cuando hoy, a los ojos de todos los mexicanos, el gobierno de Peña Nieto es peor que el de Calderón y que el Fox? Durante el calderonato no se registró ninguna fuga de reos de los penales federales. ¿Por qué ahora y por qué con El Chapo?

 

Hay muchas fuerzas apostando al fracaso de Enrique Peña Nieto. Llama la atención que una buena cantidad de grupos contrarios al primer mandatario operan desde dentro del régimen. No están en la oposición social a la que por regla se le endosa la responsabilidad de todos los males de este país. Son facciones y camarillas del propio régimen priista. Desde dentro de la nomenclatura se mina la imagen y la credibilidad de este gobierno.

 

Quien está detrás de Peña Nieto sabe que el curso de los acontecimientos no garantiza la transexenalidad del grupo en el poder. La continuidad está comprometida. Esta lectura en sí misma es grave porque supone que ya hay grupos interesados en sustituir al Presidente. Esto explica, por ejemplo, la campaña en redes sociales que habla sobre la enfermedad del Presidente y la necesidad de que renuncie.

 

La opinión pública nacional e internacional, luego de la fuga del mayor narcotraficante mexicano, es implacable contra Peña Nieto. Todos sus fundamentos se vienen abajo.

 

Inevitables cambios en el gabinete

 

Si Peña Nieto pensaba que tenía margen de maniobra para aguantar los cambios en su gabinete, la fuga de El Chapo cambia la lógica de ese proceso a tal nivel que ahora se observa inminente e inmediato un replanteamiento del círculo de colaboradores del primer mandatario.

 

En las condiciones actuales, es imposible evitar la reestructuración del equipo presidencial. Mantener la inercia significará mayor deterioro a la figura de Peña Nieto con la multiplicación de conflictos y zonas de tensión.

 

Si detrás de la fuga de El Chapo existe una lectura política, ésta es incontrastablemente negativa para un mandatario inmerso en una crisis de confianza y de consenso. Vivimos no sólo la antesala de una sucesión adelantada, sino la dialéctica del sexenio corto.

 

La fuga de El Chapo es un golpe directo a la línea de flotación de la administración federal. ¿Puede Enrique Peña Nieto sostener a su secretario de Gobernación? Definitivamente no. En un contexto de disputa entre las facciones priistas por espacios de poder e influencia, el ciclo de Osorio Chong al frente de la política interna del país ha concluido. Antes, el propio Manlio Fabio Beltrones había declarado que quería el PRI para dejar en claro que no le interesaba ir por el despacho de Osorio. Ahora, Manlio se coloca de manera natural como su potencial sustituto.

 

Manlio Fabio cobra fuerza

 

La crisis que la fuga de El Chapo genera es la puerta de entrada de Manlio Fabio Beltrones al gabinete presidencial. Hay fuerzas que ya presionan en este sentido y no son pocas. Enrique Peña Nieto está obligado a relanzar su gobierno. Mientras sus principales colaboradores son fuertemente cuestionados, Manlio Fabio se erige como la figura de mayor consenso entre las élites del sistema que observan cómo Enrique Peña Nieto está en una situación cada vez más crítica.

 

Si a alguien beneficia esta crisis es a Manlio Fabio Beltrones, un político que está decidido a aparecer en las boletas electorales del 2018. ¿Por qué lo hace? Sólo hay una explicación: el fracaso de Enrique Peña Nieto es absoluto y de no cambiar el curso de las cosas, el PRI perderá la elección presidencial del 2018.

 

La nomenclatura está dispuesta a evitar este escenario. Aprovechará la crisis de la fuga de El Chapo para abrir de una vez por todas el gabinete de Peña Nieto. Este es el punto. ¿Puede el Presidente evitarlo? Su condición de debilidad estructural no lo permite.

 

El Chapo y otras 10 debilidades del gobierno

 

La fuga de El Chapo Guzmán se agrega a otros temas sensibles que muestran a un gobierno rebasado y a un mandatario agobiado por los  problemas:

 

1) el complejo conflicto con el magisterio disidente que no cede;
2) la Ronda Uno de licitaciones petroleras en un ambiente enrarecido y con cotizaciones a la baja del crudo mexicano;
3) el descrédito del sistema de partidos y la emergencia de las candidaturas independientes;
4) el estancamiento de la economía y la baja en las estimaciones de crecimiento que al cierre del 2015 podrían estar apenas en el dos por ciento;
5) la devaluación del peso que registra una depreciación anualizada -julio 2014-julio 2015- del 20 por ciento;
6) una perniciosa lucha de facciones al interior del gabinete que exhibe la debilidad del Presidente y la corrupción endémica que rodea al grupo en el poder;
7) grupos de facto que le apuestan a las acciones directas en política y que se multiplican a lo largo y ancho de todo el territorio nacional;
8) deterioro del tejido social y destrucción de apoyos estructurales al establecimiento político;
9) manifiesta inconformidad del Instituto Armado con los gobiernos estatales y aún con la administración federal que, primero, hacen del Ejército el único muro de contención al crimen organizado y, después, no se comprometen con su defensa; y,
10) acción convergente de la nomenclatura priista que no está dispuesta a mantenerse al margen del proceso de sucesión presidencial del 2018 y que reclama su derecho a tener a uno de los suyos en ese proceso.

 

La fuga, fracaso presidencial

 

Todo lo anterior se traduce hoy en una dinámica pérdida de consenso en torno a la figura de Enrique Peña Nieto. La fuga de El Chapo erosiona también la credibilidad internacional de este gobierno e instala en los medios masivos de comunicación y las redes sociales el paradigma del fracaso presidencial.

 

¿Quién sostiene a Peña Nieto? Internamente, el Ejército es el factor crítico del gobierno; en el exterior, Estados Unidos juega ese papel, pero ya con muchas reservas. No sólo es la acendrada corrupción que rodea al gobierno de Peña Nieto, sino la notoria incompetencia en asuntos tan delicados como la seguridad y el sistema penitenciario federal.

 

Washington ofrecía cinco millones de dólares por la captura de El Chapo Guzmán antes de que fuera reaprehendido en su natal Sinaloa. Una vez en prisión, se sabía que la ruta de la extradición estaba abierta. Hoy, que el capo se ha fugado, la Casa Blanca debe estar reconsiderando su trato hacia un gobierno que no ofrece resultados ni garantías en materia de seguridad.

 

La fuga de El Chapo golpea aún más la deteriorada imagen internacional del gobierno de Peña Nieto. Antes incluso de que cumpla la mitad de su ejercicio sexenal, Peña Nieto carga con señalamientos de todo tipo. Los principales rotativos del mundo destacan la fuga del narcotraficante mexicano como un fracaso del Presidente. Los grandes medios internacionales han dejado de hablar de las reformas para concentrarse en la crisis de la seguridad y violencia en todo el país.

 

Los numerosos adversarios del Presidente, de dentro y fuera del sistema, tienen ahora el mejor caldo de cultivo para apostar por su caída. ¿Puede Washington retirar su apoyo al Presidente? Lo puede hacer siempre y cuando la ruta del sustituto sea clara. Peña Nieto no tiene garantizado el cumplimiento del ciclo sexenal.

 

El déjà vu mexicano muestra cómo el gobierno de Enrique Peña Nieto ha reeditado todos los males del interregno político mexicano a tal grado que, incluso, pocos son los que dudan que de continuar las cosas como hasta ahora, el PRI tiene perdida la elección del 2018.

 

La teoría del Cisne Negro asegura que la ocurrencia de un evento sorpresivo, de gran impacto, poco después se racionaliza para entenderlo como consecuencia natural de una crisis convergente. La fuga de El Chapo Guzmán es parte de esa crisis estructural mexicana que avanza y amenaza con instalar el peor de los escenarios en un país que no logra superar la dialéctica del caos.