Lo bueno y lo malo de la derrota de la Sección 22

Homero Villaurrutia

 

La mañana del 21 de junio fue un despertar abrupto para los oaxaqueños en general y para el magisterio en particular, sobre todo para sus cabecillas en toda en entidad. De un golpe fue abrogado el acuerdo que les entregó el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) en 1992 y se emitía otro con el cual la estructura de mando del IEEPO salía de sus manos. Perdían nada menos que unos 310 mandos altos y medios en ese Instituto, y muchos más que de ahí se derivaban, jefaturas, direcciones, coordinaciones regionales, etc.

 

No sólo eso, al día siguiente una disposición federal congeló tres cuentas bancarias del Comité Ejecutivo seccional por mil 800 millones de pesos, así como cuentas personales de algunos líderes. Se exhibieron múltiples órdenes de aprehensión contra los dirigentes más conspicuos acusados de delitos cometidos con anterioridad. Una andanada periodística con filtraciones o francas informaciones salidas desde las oficinas federales (SEP o SEGOB) se dio contra los sindicalistas, donde se exhibían sus excesos, corrupciones y hasta detalles de sus debilidades personales.

 

El golpe parecía fulminante contra la directiva, con sus tribus y grupos estatales y regionales. No obstante, hasta ahora todo ha sido esgrimir órdenes de aprehensión y llamamientos a la cordura. Así como filtrar testimonios y grabaciones que exhiben la corrupción de los líderes, como recientemente la llamada telefónica de Francisco Villalobos, secretario general de la Sección, donde pedía a una mujer le mandara 300 mil pesos en un maletín azul. Golpe final que lo acabó de expulsar de la decisiva Comisión Política de la gremial.

 

Lo positivo

 

Son varias las razones positivas de la expulsión de la Sección 22 del IEEPO. 1) Recuperar el control del sistema educativo de Oaxaca; 2) Lo anterior era paso importante para iniciar acá la reforma educativa aprobada en el Congreso Federal, siempre y cuando sea efectivamente el primer paso de una reforma amplia más allá del arreglo laboral; 3) Quitar a la camarilla mafiosa de la S 22 el uso discrecional de los cargos públicos con lo que ejerció durante 23 años un control férreo como sindicato-patrón sobre decenas de miles de maestros; 4) Evitar la cada vez más intensa y abierta corrupción de ese sindicato-patrón, con el tráfico de plazas, su venta o distribución a cambio de favores sexuales, entre otras ventas como horas-clase, cambios de adscripción, etc.

 

Acostumbrados a elegir entre opciones del menos peor, en este caso también resulta menos oneroso que una burocracia sexenal domine los altos cargos del IEEPO, a que una camarilla organizada desde una estructura sindical devenida en mafia se apodere transexenalmente de esa institución y la domine por completo, hasta en sus micro sistemas regionales y locales repartidos como cuotas de poder entre las tribus o camarillas magisteriales, que reproducen ahí el macro poder de sus líderes estatales.

 

Por supuesto que un efectivo sistema de servicio civil de carrera debería instaurarse, para que los mandos medios capacitados y eficientes en el manejo de la complicada administración del servicio educativo pudieran proseguir con ese trabajo siempre planificado a mediano y largo plazos. Un no menos eficiente sistema de monitoreo y vigilancia de la transparencia serviría para inhibir la formación de redes de intereses o corrupción que reprodujeran las prácticas del pasado.

 

Todo lo anterior no quiere decir que de inmediato el problema educativo de Oaxaca, sus rezagos, ausencia de calidad y nuestra posición en los últimos lugares de los indicadores desaparezcan. De ninguna manera, en mucho ni siquiera se ha iniciado la recuperación de los más de 35 años perdidos en suspensión de clases, incumplimiento del mínimo calendario escolar de 200 días de clase, pero sobre todo remontar la deprimente calidad educativa con una masa magisterial bastante relajada en su preparación académica y en sus disciplinas de trabajo.

 

La notoria disminución de la fuerza política de la élite gremial que tenía sojuzgado a los miles de maestros, obligándolos a suspender clases, marchar, cerrar vías de comunicación también es algo beneficioso para las distintas sociedades regionales al disminuir la interrupción de la vida económica y productiva que por quítame estas pajas esa gremial cancelaba el día y tiempo que considerara.

 

También es útil en caso de que efectivamente se retiren las plazas a los llamados “aviadores” que cobran sin trabajar, y que calculados a la baja son unos 10 mil, pero que en otros cálculos pueden ser hasta 20 mil, en una dinámica que en cualquiera de los dos casos muestra el tamaño desproporcionado de descomposición que alcanza el sistema educativo de la entidad. Sobre todo si esos millonarios recursos se vuelcan sobre la geografía estatal en apoyo a la infraestructura de la escuelas, o con materiales, muebles, etc.

 

Lo negativo

 

La esperanza de que la disciplina, esencial en el proceso formativo, se instalara en el sistema educativo de Oaxaca se desvanece. No sólo porque el supuesto “nuevo” IEEPO no tiene el control de las escuelas que siguen bajo el mando de directivos colocados por la Sección 22, sino porque ni siquiera tienen los nuevos funcionarios el control del mismo IEEPO.

 

Los sindicalistas se han atrincherado en las escuelas donde no reciben a ningún nuevo maestro o empleado enviado por el “nuevo IEEPO”, les cierran las puertas, los expulsan. Sólo reciben a quienes envía su sindicato bajo el nuevo concepto de “Órdenes de adscripción retroactivas”, es decir, órdenes con fechas anteriores al 25 de julio, cuando aún fungían como autoridades los funcionarios nombrados por la Sección 22. Confían quizá en negociar que les paguen también en retroactivo.

 

No tienen, pues, el control. El caos administrativo es evidente. A más de un mes de iniciado el ciclo escolar 2015-2016 ni siquiera giraban una de las decisiones más importantes: el horario escolar.

 

Las escuelas fueron avisadas de que este año el horario de entrada y salida cambiaría. Si ahora las escuelas públicas de primaria el horario de entrada es a las 8 horas con salida de 12:30 o 13 horas (como quieran y se acomoden, aquí nunca ha habido disciplina ni intención de que la haya). En las escuelas particulares el horario es de 7:45 a 14:30 en general.

 

Esta incertidumbre por la imposibilidad de arrancar las escuelas, sobre todo particulares, con su planificación anual afecta el proceso educativo. De los horarios de entrada y salida depende en mucho la ubicación de las materias, el diseño de la retícula escolar, así como para establecer la esencial disciplina de entrada y salida. Hay escuelas que diseñan anualmente sus estrategias de puntualidad y disciplina que hasta ahora no pueden hacer, debido a esta demora de las autoridades del nuevo IEEPO.

 

Si antes culpaban al control de la Sección 22 del IEEPO con lo cual no entregaban documentos a escuelas donde laboran los maestros de la Sección 59, hoy eso sigue igual. Unos 80 mil estudiantes de nivel básico no han recibido su documentación, entre certificados de estudio y cartillas de evaluación.

 

De manera que eso de “nuevo IEEPO” no es tan exacto. Para empezar, los nuevos funcionarios (burócratas de distinta procedencia) ni siquiera saben por dónde iniciar su labor. Colocados en esos cargos por diferentes manos, no constituyen un equipo de trabajo. Desconocen la dinámica del servicio y andan en busca de expertos que les ayuden. Un grupo de maestros jubilados con experiencia en dirección y planeación han sido contratados. Inicia el derroche, al contratar asesores y personal para hacer el trabajo que no saben hacer los nuevos jefes.

 

De suyo los salarios que se adjudicaron a los nuevos funcionarios son muy altos, cual si fueran de verdad especialistas en educación, no hay uno sólo que lo sea. La mayoría son licenciados en derecho con carrera en el sector de la administración de justicia.

 

Resumidamente, la reforma educativa está muy lejos. Si bien iniciar por poner orden en lo laboral y administrativo era obligado, hace falta mucho más. Urge componer el caos en las 11 escuelas Normales de la entidad, que es donde se genera la anarquía. Donde el principio de autoridad está en manos del alumnado, y son quienes establecen su calificación mínima, so pena de expulsar a sus maestros.

 

Cuando de verdad quieran arreglar la calidad del sistema educativo de Oaxaca, tendrá que componer o cerras esas Normales y las unidades de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), otro nido de “aviadores” revolucionarios y creadores de vanguardia.