Juicio a Gabino, “Coco” Castillo y otros cómplices Homero Villaurrutia

La sociedad de Oaxaca exige a Alejandro Murat

 

Para el Centro de Convenciones de Oaxaca, después de su fracaso en el Cerro del Fortín, escogieron el peor lugar alternativo: Santa Lucía del Camino, municipio sin infraestructura y “corredor del vicio”. ¿Seguirá Murat Hinojosa con la mala obra?

 

La gente de Oaxaca está resentida, hay hasta rencor contra Gabino Cué y su grupo. Porque también hay algo más que el saqueo de los recursos públicos de ese grupo donde destaca Jorge el “Coco” Castillo, quien en la práctica fue un vice gobernador. La población está furiosa, con un sentimiento fuerte por cobrarle la premeditación y alevosía con que llegó a defraudar su confianza.

 

“Yo si quiero que paguen, que vayan a la cárcel”, expresó una señora en las redes. “Que Alejandro Murat empiece por detener a esa banda de delincuentes”, es la esperanza de otros. Aunque destaca la opinión de que la impunidad para ellos fue el pacto para hacer perder a Estefan Garfias y ayudar a ganar a Alejandro Murat. Impunidad similar a la que Gabino dio a Ulises Ruiz.

 

Cuando Ulises dejó el gobierno de Oaxaca, también existía resentimiento contra él y su grupo de ineptos y deshonestos funcionarios, la herida de 2006 aun sangraba en ese 2010. Tanto que perdió las elecciones con Eviel Pérez al frente, otro pésimo candidato, enriquecido en seis años y desprestigiado a mares.

 

Más encono que contra URO

 

La gente esperaba que los 32 ex funcionarios ulisistas denunciados por la contralora Perla Woolrich pagaran por sus fraudes. Nada pasó. En ese entonces el coraje era sobre todo de los vinculados a la APO, los más afectados de aquel movimiento sin pies ni cabeza. Coraje combinado con deseos de un pago por sus daños, lo que algunos si recibieron en efectivo, otros con cargos y diputación.

 

Lo que duele, lo que cala hoy más hondo en la población es el desenfado, la burla del ex gobernador más descompuesto de nuestra historia. Sus manifiesto ánimo de afectar a la gente que crédula lo llevó al poder y al erario. Ese daño adicional que hizo al desafiar directamente a la sociedad con decisiones arbitrarias que la dañaban y dañan aún, como de burla. Va un ejemplo.

 

Venganza de Cué: en Santa Lucía

 

El desenlace de la disputa por la construcción del Centro de Convenciones, con la prohibición del INAH para edificarlo en el delicado entorno ecológico del Fortín, luego de un intenso rechazo social encabezado por el pintor Francisco Toledo y Prooax, motivó a Cué y a su gente a imponer como nueva sede de esa obra el peor lugar que hallaron: Santa Lucía del Camino

 

Eso sucedió también después de que el Instituto Electoral de Oaxaca (IEEPCO) se exhibió parcial hacia el ejecutivo al prestarse a una consulta pública ilegal y tramposa para favorecer los caprichos gubernamentales. No bastó que tuvieran frente a sus ojos el escandaloso conflicto de intereses de esa obra que era construida (porque ya estaba en construcción) no por la Secretaría de Obras (SINFRA) sino por la Secretaría de Turismo (STyDE) cuyo titular era uno de los dueños del Hotel Victoria, José Zorrilla de San Martín Diego.

 

Conflicto de intereses

 

Ese Centro de Convenciones se planeó exactamente frente a ese hotel. Aunque enclavado casi en un foso y con vías de comunicación de por sí ya saturadas, donde pensaban meter miles de vehículos más con ese Centro. Más claro no podía ser, anarquía o cómo sea pero en beneficio del amigo del gobernador.

 

Tan limitados como prepotentes, menos ruido se hubiera dado si la dependencia encargada de obras, Sinfra y no la STyDE, la realizara en beneficio de dicho Hotel. Sin embargo, no se fueron del Fortín sin hacer no una sino dos malas obras, un enorme estacionamiento de varios pisos, elefante blanco que si acaso se usará en las fiestas de la Guelaguetza, y un adefesio que la gente ha llamado el “Puente chueco de Gabino Cué”. Donde justificaron excesivas cantidades de dinero. La Casa Blanca de Cué, es otro testimonio de ese delirante larguísimo gobierno.

 

Pero su consigna siempre fue “hago lo que me da la gana”. Interpretan el encargo que les da la ciudadanía no como un servicio público, sino como alardeaba el mentor de Cué y de ese grupo, el ex gobernador Diódoro Carrasco Altamirano, quien gustaba que lo llamaran más que gobernante “Mandatario”, que él interpretaba como “el que manda”, según declaró a la corresponsal de La Jornada en su tiempo.

 

Fracasó un capricho, va otro

 

Pues bien, aún teniendo infinidad de lugares amplios para edificar un Centro de Convenciones y crear una nueva zona urbana con un desarrollo comercial y económico virtuoso, como son los rumbos del Aeropuerto o por las entrada a la ciudad de Oaxaca, se fueron con todas las ganas de seguir molestando a los ciudadanos, sobre el Estadio de Fútbol Benito Juárez, que servía mucho a infinidad de familias y deportistas para ejercitarse y convivir. La destruyeron en tiempo record, pero de la obra no terminaron ni los cimientos.

 

Derribaron el estadio a sabiendas que no lo terminarían en un año. En febrero de este 2016 los vecinos de Santa Lucía protestaron ante la inminencia de esa destrucción, sobre todo, por la irrupción de las aguas negras del drenaje que desemboca en sus colonias, al lado de sus casas. Se escribía entonces:

“Por esas colonias corren los cuatro ríos que son drenajes malolientes a cielo abierto, provenientes en su mayor parte de la ciudad de Oaxaca: Río San Luis, Jalatlaco, Salado y Río Chiquito. En la colonia Gómez Sandoval se juntan esos ríos de drenaje y el espectáculo y olor es deprimente, charcos y hasta enormes lagunas de aguas negras, inminente peligro para el gran número de familias que habita ahí.

 

Sin infraestructura y giros negros

 

“Es evidente que Santa Lucía del Camino, tampoco es adecuado para la construcción del Centro de Convenciones… No sólo por esta falta de infraestructura, sino, además, por tener el llamado ´corredor del vicio´. Se calculan mil giros negros en ese municipio, incluso algunos rodean el lugar donde de nuevo sin visión quieren construir a contrarreloj del sexenio ese Centro de Convenciones.

 

“Este jueves 4 de febrero se realizó un recorrido por las colonias donde quedó claro la falta de planificación integral de esas obras, introducen ya el drenaje pero no han proyectado siquiera algún muro de contención para proteger a centenas de familias, víctimas de decisiones autoritarias y hasta criminales de sus autoridades.

 

“… El presidente de Santa Lucía no llegó, apenas un asesor suyo quien dijo conocer sólo ´ lo general de la obra´, ni siquiera el director de Obras Públicas acudió.

 

“Un ´coordinador´ de la Secretaría General de Gobierno, Rodolfo Quintero, llegó dos horas tarde, patinando en una lujosa camioneta, rodeado de colaboradores y con su respectiva secretaria, auxiliar o algo. Con el argumento de que tenía otra reunión, suspendió el recorrido y se marchó sin firmar nada. Una señora cansada de estas mañas dijo: ´caminaremos en vano, nada nos van a arreglar´”. Así fue.

 

Los funcionarios de todo tipo, hasta los de medio pelo como ese, sabían que el capricho se tenía que imponer, que fastidiar era la consigna. ¿O había alguna racionalidad para realizar esa obra en el peor lugar alternativo?

 

¿Buenas intenciones?

 

Con todo esto, hay quien dice que el gobierno de Gabino Cué fue uno de buenas intenciones, aunque “de buenas intenciones no se puede gobernar”, justifica. En esta óptica, habría al menos una buena disposición que no pudo llevarse al cabo. Lo anterior no puede verse por ningún lado, ni de principio a fin.

 

¿Dónde estuvieron las buenas intenciones? Desde la formación del gabinete gabinista de cuotas y cuates, sobre todo de estos últimos, el mensaje fue definitivo: no habría transición política en el estado. Por más que uno le busque, no encuentra las buenas intenciones por ninguna parte, ¿acaso endeudar para desfalcar a Oaxaca es una buena intención? ¿El desmantelamiento de las Unidades Móviles y, en la práctica, de los Módulos de Maquinaria, se hizo con buenas intenciones?

 

Más tarde, la inclusión significativa del priista Alfonso Gómez Sandoval como secretario General de Gobierno, acordado desde la cúpula nacional de ese partido con el gobierno del “cambio” selló el cogobierno del PRI en ese sexenio, cuyo resultado más ostensible fue el largo proceso que llevó a hacer a un lado a la Sección 22 del control del IEEPO.

 

Empero, con esa fuerza al menos ese secretario General pudo sostener un poco la precaria gobernabilidad para la cual el gobernador no contribuía. Al menos los grupos y personajes, todos con poder dentro del gabinete, no lo abrumaron como sí a Irma Piñeyro y Jesús Martínez, a quienes hostigaron y lograron que abandonaran el cargo.

 

¿Proseguirá Murat la mala obra?

 

Ahora queda ver si Alejandro Murat logra mejorar esa gobernabilidad y enderezar las acciones torcidas de su antecesor. Mal augurio si llega a convalidar la arbitraria decisión de construir el Centro de Convenciones en Santa Lucía del Camino, por ejemplo.

 

Lo que han dilapidado en esa obra no sería demasiado que lo que se puede ganar de hacerla en un lugar adecuado, o si también el recurso para dicha construcción ya no está en las arcas del gobierno, ¿para qué gastar doble?

 

Dejar esa gran zona como área verde sería un respiro para un conglomerado poblacional que de suyo perdió mucho espacio con la construcción ahí mismo de la inconclusa (pero inaugurada) Ciudad de los Archivos.

 

Se supone que se gobierna para la gente.