Rendición de cuentas en usos y costumbres

Homero Villaurrutia

 

La rendición de cuentas está hoy a discusión en diversos ámbitos. La ley anti corrupción nacional, aún con críticas, ya está legislada y en espera de su correspondiente en la legislación de Oaxaca. No obstante, tener de plazo hasta el 2018, los trabajos rumbo a esa homologación aún no se notan. Por el contrario, la legislatura anterior realizó modificaciones legales que van en sentido contrario de la Ley nacional anti corrupción.

 

También está en la mesa de los diputados de la LXIII Legislatura las reformas o el cambio de la Auditoría Superior del Estado (ASE). Los inocultables escándalos de corrupción en el gobierno de Gabino Cué, así como en los municipios de Oaxaca, empezando por los más grandes, han demolido a la ASE.

 

Pero no se nota un trabajo para hacer eficiente y eficaz a la ASE, que cumpla con sus objetivos contra la corrupción hoy galopante e irrefrenable en toda la geografía estatal. Todo indica que como otro nuevo gobierno, lo que se busca es sacar a los funcionarios del sexenio precedente para entregarlas a los del nuevo equipo.

 

Una de las opiniones de los legisladores actuales del Congreso de Oaxaca, es que la ASE audite a todos los municipios y a las dependencias del gobierno estatal, que se le dote del presupuesto para que cumpla con ese objetivo marcado en su ley de creación.

 

Actualmente, los funcionarios de la ASE aducen —con razón— que su presupuesto es muy reducido, apenas alcanza para auditar a menos del 10 por ciento de los municipios y pocas dependencias del gobierno del estado. Congreso y Poder Judicial del estado, tradicionalmente no son auditados.

 

Usos y costumbres sin fiscalización

 

También la mayoría de municipios, señaladamente los de usos y costumbres no son auditados. De 33 municipios auditados en 2014 sólo unos 5 o 6 fueron de usos y costumbres. Si, como estamos viendo, la ASE no audita siquiera a los 153 municipios de partidos, los otros 417 municipios del régimen colonial cuentan casi con la omisión total de la ASE.

 

En su informe de labores 2016 la ASE apunta de manera oficial su reducido marco de trabajo. “Durante el 2015, la Auditoría Superior del Estado (ASE) auditó a 33 municipios como parte del Programa Anual de Auditorías, Visitas e Inspecciones (PAAVI) 2015, los cuales durante el ejercicio fiscal 2014 ejercieron alrededor de 5.8 mil millones de pesos, cifra que representa el 41% del presupuesto total ejercido en ese año”. En la presentación de dicho informe, empero, el titular de la dependencia habla de un total de 50 auditorías iniciadas ese año.

 

Un capítulo completo dedica este Informe de resultados de la revisión y fiscalización de la cuenta pública municipal ejercicio fiscal 2014, al tema de los municipios de usos y costumbres:

 

“… en Oaxaca la mayor parte de los municipios se rigen por usos y costumbres; cabe mencionar que en este sistema coexisten más de 40 subsistemas, los cuales particularizan la administración municipal, de tal manera que en la entidad hayan municipios con gobiernos municipales que duran un año, un año y medio, dos años y tres años en el encargo; además, se presentan casos en los cuales la ocupación de los cargos públicos son impuestos a los ciudadanos y otros casos en los que éstos no reciben remuneración por las actividades que desempeñan en la administración municipal. Lo anterior, además de impedir la consolidación de un proyecto de desarrollo institucional a mediano y largo plazo, también dificulta la rendición de cuentas, ya que los periodos cortos de gestión no permiten la consolidación y el aumento de las capacidades de quienes integran las administración…” http://www.aseoaxaca.gob.mx/pdf/resultadoAuditoria/2014/cuentaPublica2014.pdf

 

Lo anterior entra dentro de esa confusión propiciada por seudo académicos u onegeneros, además de aficionados del indigenismo que adjudican un halo idílico a esos pequeños municipios, que quieren dejar fuera de las normas generales con el argumento de sus sabidurías diferentes. Pero no sólo ellos incurren en dicha confusión, incluso las instituciones formales de gobierno como ASE y IAPO la promueven de manera oficial, como pudimos leer en el párrafo anterior.

 

Con esta postura la ASE se coloca como poco informada de las nuevas realidades en esas poblaciones, o es un abierto pretexto para evadir el trabajo de fiscalización en dichos municipios, muchos alejados y violentos, donde también se dan serios problemas de transparencia y rendición de cuentas, cultura que ahí es escasa en los términos comunes, aunque los interesados argumentan que tienen sus propios métodos comunitarios de transparencia. Lo que narran muy amenamente.