Pegasus: la conexión israelí y la esfera del poder

Gerardo Nieto
Resumen Ejecutivo/AP 852

 

Sólo el gobierno mexicano pudo haber comprado el sistema Pegasus de la empresa israelí NSO Group. Si las agencias de la administración federal no son las que espían, todavía más grave, ¿quién lo hace? ¿Qué hace el Estado mexicano para impedirlo?

 

Las agencias mexicanas receptoras del software malo Pegasus habrían sido el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Marina, la Policía Federal, la secretaría de la Defensa Nacional y varios gobiernos estatales, entre ellos el de Guerrero y el del estado de México. El joven empresario mexicano, Rodrigo Ruiz Treviño, habría intervenido también para vender ese sistema a los gobiernos de Chiapas, Baja California, Puebla y Michoacán.

 

El israelí, Asaf Zanzuri en sociedad con Rodrigo Ruiz Treviño, serían los artífices de que ese software llegara a México. Zanzuri, oriundo de Israel, se encargó de conseguir las tecnologías con compañías de su país natal, mientras que el socio mexicano, abrió las puertas de las agencias nacionales del sector”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

El socio mexicano

 

Zunzuri, acredita experiencia en la industria del espionaje en Israel y Europa, en tanto que al joven empresario mexicano le anteceden negocios en bares y restaurantes. Ambos, Zunzuri y Ruiz, crearon la firma Balam Seguridad Privada –una de sus filiales es Grupo Tech Bull-, intermediarias en la venta al gobierno mexicano del sistema Pegasus. Esas firmas proveyeron a las agencias mexicanas “…un centro de mando desarrollado por Elbit, una de las principales compañías de Defensa de Israel”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

Las investigaciones alrededor de los Panama Papers arrojó información sobre operaciones irregulares de Ruiz y Zanzuri, quienes “…a principios de 2015 pretendieron abrir dos fideicomisos en Nueva Zelanda –The Diamond Trust y The Sapphire Trust- y otro en Holanda, para evadir sus obligaciones fiscales y mover dinero desde cuentas abiertas en Suiza (…) dos años antes crearon la firma Orion Trust, la misma oficina puesta al servicio de Juan Armando Hinojosa Cantú, el constructor de la Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

Las conexiones con la esfera del poder de Rodrigo Ruiz Treviño, despejaron la ruta de acceso a las agencias mexicanas. “En un correo electrónico, fechado el 29 de noviembre de 2014, un intermediario israelí llamado Eric Banoum presentó a Ruiz Treviño como ‘uno de los mayores jugadores hoy en el campo de las soluciones de inteligencia en México’, e informó que era el principal negociador con la PGR, entonces a cargo de Jesús Murillo Karam”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

Pegasus, sólo para gobiernos

 

NSO Group vende su sistema Pegasus sólo a gobiernos con la condición de que lo usen sólo “…para combatir a terroristas o grupos criminales y cárteles de la droga”. (Miguel, 2017:23). En este sentido, el primer paso para deslindar responsabilidades alrededor de este escándalo, sería solicitar un informe a esa empresa sobre el uso que le han dado. Lo que tienen que hacer las instancias mexicanas que investigan este caso es solicitar a dicha empresa los nombres de “…quiénes llevaron a cabo el espionaje pues cobra 77 mil dólares por cada teléfono intervenido”. (Magaloni, 2017:9).

 

¿No tiene nada qué investigar el gobierno alrededor de un joven empresario como Rodrigo Ruiz Treviño, dedicado a compra-venta de equipos sensibles en el área de la seguridad y el espionaje? Ruiz Treviño, “…nacido en San Miguel de Allende y dedicado a un negocio marcado por el sello de la secrecía y la inteligencia militar, no mantiene el perfil discreto que podría esperarse de un empresario dedicado a esos menesteres. Todo lo contrario: presume una vida de lujos al estilo mirrey, que adoptan algunos integrantes de la clase pudiente de México”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

Rodrigo Ruiz Treviño conocería de hace años al primer mandatario mexicano. “El 26 de junio de 2012, publicó una fotografía con la camisa desabrochada y la mano izquierda sobre el hombro de Enrique Peña Nieto, entonces candidato presidencial. Acompañó la imagen con la leyenda: ‘Aquí con mi próximo Presidente de México’”. (Tourliere, et. al., 2017:11).

 

Hechos que abruman al gobierno

 

La narrativa del gobierno federal se enfrenta a hechos incontrastables:

 

1) La empresa israelí NSO Group no ha desmentido las versiones que la señalan como la que vendió los equipos a por lo menos las agencias mexicanas: Cisen, PGR y Sedena;

 

2) Si bien es cierto que no hay elementos para demostrar que esas dependencias hayan utilizado el sistema para espiar de forma ilegal a periodistas y activistas de los derechos humanos, también lo es que esas agencias “…pudieron haber servido de conducto para que gobiernos estatales o actores privados tuvieran acceso a la herramienta”. (Hope, 2017:11). En todo caso, “…hay evidencia más que suficiente para iniciar una investigación” independiente. (Hope, 2017:11).

 

3) Esa investigación tendría que estar a cargo de órganos distintos al del Poder Ejecutivo, como por ejemplo, la Comisión Bicamaral de Seguridad Nacional del Congreso de la Unión o la Auditoría Superior de la Federación.

 

4) El escándalo Pegasus confirma la propensión del gobierno mexicano de espiar a sus críticos y la perniciosa impunidad que rodea la práctica del espionaje en el país que, dicho sea de paso, se convierte para quienes lo ejecutan en un lucrativo negocio. “En la confusión más fuerte entre lo público y lo privado, la propia Angélica Rivera fue objeto de espionaje de su prometido y futuro presidente de la República (…) El 13 de junio de 2008, el coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones, interpuso una denuncia ante la PGR por presunto espionaje contra él, su familia y sus colaboradores./ Adversario de Peña Nieto por la candidatura priista en 2012, a Beltrones le llegó información de que lo espiaban (…) El 6 de noviembre de 2008, la Unidad Especializada en Investigación de delitos Cometidos por Servidores Públicos cateó dos casas en Naucalpan, estado de México, desde donde se efectuaba el presunto espionaje./ Se encontraron ‘sábanas’ de información con las transcripciones de llamadas telefónicas de personajes políticos, como Beltrones, Andrés Manuel López Obrador; el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard; el senador panista Santiago Creel; el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño; la líder nacional del PRI, Beatriz Paredes; el ex gobernador de Zacatecas Ricardo Monreal; el exgobernador de Hidalgo Jesús Murillo Karam; y de decenas más de posibles aspirantes presidenciales, incluyendo a Humberto Moreira y Fidel Herrera. El único que no estaba en esas ‘sábanas’ era Enrique Peña Nieto”. (Villamil, 2017:16). El 10 de junio de 2012, Josefina Vázquez Mota, durante el segundo debate de candidatos a la presidencia de la República, dijo: “Enrique Peña Nieto mandó espiar a varios personajes políticos. Con dinero público financió un centro de espionaje y aquí está la comprobación en un estado de cuenta donde su gobierno pagaba este centro de espionaje”. (Josefina Vázquez Mota citada por Villamil, 2017:17).

 

5) Sólo el gobierno mexicano pudo haber comprado el sistema Pegasus de la empresa israelí NSO Group. Si las agencias de la administración federal no son las que espían, todavía más grave. ¿Quién lo hace? ¿Qué hace el Estado mexicano para impedirlo?

 

Algunas conclusiones

 

Algunas conclusiones preliminares arrojan lo que va de este delicado escándalo de espionaje:

 

Primera.- Las agencias mexicanas de seguridad y procuración de justicia, habrían adquirido el sistema Pegasus mediante la intermediación de empresas como Balam Security y su filial Grupo Tech Bull, cuyos propietarios son Rodrigo Ruiz Treviño y el israelí, Asaf Zanzuri.

 

Segunda.- Rodrigo Ruiz Treviño es sobrino de Guillermo Ruiz de Teresa, coordinador de Puertos y Marina de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que encabeza Gerardo Ruiz Esparza. Ruiz de Teresa ha crecido en la política y en la administración pública mexicana al amparo del actual senador priista, Emilio Gamboa Patrón.

 

Tercera.- La llave de acceso de la empresa Balam Security a las agencias mexicanas sería el joven empresario Rodrigo Ruiz Treviño.

 

Cuarta.- La conexión israelí, concentrada en Asaf Zanzuri, con experiencia en la industria del espionaje, habría tenido la capacidad de instalar para el servicio de las agencias mexicanas, un centro de comando desarrollado por Elbit, una de las principales compañías de defensa de Israel.

 

Quinta.- Resulta incontrastable la conexión oficial de Rodrigo Ruiz Treviño con la esfera del poder. No queda claro, sin embargo, quién quedó a cargo del control en el uso del sistema Pegasus una vez que el software se adquirió. Una hipótesis es que su supervisión operativa nunca se contempló con seriedad y que, en consecuencia, las cosas deliberadamente se salieron de control. En todo caso, existe responsabilidad política al más alto nivel.

 

Sexta.- Falta que el Poder Judicial se pronuncie alrededor de este escándalo como ya lo hizo el Consejo Ciudadano del INAI. Los diez integrantes de este cuerpo colegiado, dijeron en un comunicado que el Instituto Nacional de Acceso a la Información tiene atribuciones legales para actuar en el caso del presunto uso, por parte del gobierno federal, del software Pegasus para espiar a sus críticos.

 

Séptima.- El SAT estaría obligado a intervenir en la investigación toda vez que la razón social de la empresa intermediaria para la adquisición de los equipos del sistema Pegasus carece de domicilio fiscal o éste está incorrecto.

 

Referencias:

Hope, Alejandro (2017), Plata o plomo. El Universal. México, junio 21. p.-11.
Magaloni, Ana Laura (2017), Castigo selectivo. Reforma, junio 24. p.-9.
Miguel, Pedro (2017), Espionaje, en contexto. La Jornada, México, junio 20. p.-23.
Tourliere, Mathieu, et.at. (2017), Una singular estrategia comercial. Revista Proceso. México, junio 25. P.-11-15.
Villamil, Jenaro (2017), Larga historia del espionaje oficial. Revista Proceso, México, junio 25. p.-16.