Hay reconocimiento constitucional, pero persisten cimarronaje y auto discriminación

Cuauhtémoc Blas

 

“Reconocimiento para el respeto y atención a estos pueblos, sí, pero esto no sirve tanto sin autoafirmación de los mismos afrodescendientes”, afirma el fundador de México Negro, sacerdote Glyn Jemott. En torno al reconocimiento jurídico al negro por parte de los gobiernos estatal y federal, el iniciador del movimiento afirmó: “eso es de ley”, el problema, es que en los últimos años se ha concentrado el trabajo en ese reconocimiento.

 

El movimiento negro de la época reciente en las Costa de Oaxaca y Guerrero lo inició el Sacerdote católico Glyn Jemott Nelson desde la comunidad de El Ciruelo, Pinotepa Nacional. Su preocupación medular ha sido lo que llama “el cimarronaje” de los negros actuales. En 1996 inició Los Encuentros de Pueblos Negros.

 

Unos 250 o 300 negros asistían a esos primeros Encuentros; en el de 2015, llegaron o hicieron llegar a más de 2 mil. Los días 13 y 14 de noviembre ese gran número de asistentes pernoctaron en el poblado El Azufre de la Villa de Tututepec, con alimentación gratuita.

 

 

Éste Encuentro ya sin la convocatoria del padre Glyn, fue realizado por organizadores con evidentes relaciones con el poder político. Asistieron a este Encuentro un secretario del gobierno del estado, Adelfo Regino; un senador de la república, Eviel Pérez; un diputado y el embajador de Sudáfrica, Sandile Nogxina. El sacerdote Glyn, Nativo de Trinidad y Tobago, retirado de su trabajo sacerdotal y del país, también asistió.

 

La idea inicial de Glyn era recuperar la identidad de esos pueblos y fortalecerla. En 2015 se realizó el XVI Encuentro con la divisa central de lograr el reconocimiento constitucional y la institucionalización del movimiento afromexicano.

 

La esencial lucha por la identidad

 

Entrevistado por En Marcha en diversas ocasiones, el padre Glyn ha manifestado que desde el Cuarto Encuentro, celebrado en Collantes, se empezaron a abrir las mesas para el desarrollo, ese Encuentro se llamó “Buscando nuestro lugar en el México de hoy”. Fue necesario “adentrarse en el pasado para ubicarnos más en el presente”, ha dicho.

 

De la evolución del pensamiento de este pionero, lo más importante es la lucha por la identidad cultural, en contra del cimarronaje y el autorreconocimiento de los negros.
“La historia de los negros —decía Glym en 2005—se remonta hasta la esclavitud y no podemos recuperar fácilmente aquella historia nuestra antes de la esclavitud y la colonización. Nos preocupa mucho eso y sus repercusiones, porque es un pasado muy presente por la discriminación, la baja autoestima, el cimarronaje moderno; estamos como corriendo no de la esclavitud de las fincas y de las minas pero sí condiciones no tan felices que viven nuestros pueblos”. (En Marcha núm. 71, marzo de 2005).

 

Para el fundador hace 23 años de la primera organización, “México Negro”, en los iniciales años del movimiento, el principal problema identificado entonces era el cimarronaje, por eso el protagonista de esas reuniones era el excluido, ahora se habla más de la marginación de los afromexicanos. Y eso “no es ningún cambio, no se está progresando, se está enfocando mejor, identificando las fuerzas que lo excluyen”, sostuvo para En Marcha en el XVI Encuentro en El Azufre, Villa de Tututepec en noviembre de 2015.

 

Glym ha considerado que las propuestas legales y el reconocimiento constitucional son importantes más para dar visibilidad al afrodescendiente, lo que considera esencial es el auto reconocimiento del individuo, con esto se refiere a la autovaloración, eliminar la auto discriminación, dejar de avergonzarse de ser negro. En torno al reconocimiento jurídico al negro por parte de los gobiernos estatal y federal, el sacerdote afirma “eso es de ley”, el problema, agregó, es que en los últimos años se ha concentrado el trabajo en ese reconocimiento.

 

“Reconocimiento para el respeto y atención a estos pueblos, sí, pero esto no sirve tanto sin autoafirmación de los mismos afrodescendientes”. Retomó aquí las palabras del embajador de Sudáfrica, asistente al XVI Encuentro, “Somos nosotros quienes debemos tomar en nuestras manos nuestro presente y nuestro futuro”. Pero necesitamos a las universidades, a los investigadores, a los técnicos, agregó Glyn.

 

Pobreza, el problema central

 

En el noveno Encuentro, año de 2005, representantes de los pueblos pedían entre sus conclusiones la ley afromexicana para el reconocimiento de los pueblos negros, también destacaban la atención a sus necesidades económicas, creación de empleos en Huehuetán y El Ciruelo, criadero de peces y hortalizas con agricultura protegida; apoyo a las 13 cooperativas de pescadores en Corralero. Demandas que revelan el problema central de los pueblos: la pobreza.

 

En 2015, la principal conclusión fue buscar el reconocimiento constitucional de la población afromexicana, lo que llegó cuatro años después, aunque de manera apresurada, limitada e impositiva. La otra importante conclusión, preocupación permanente del padre Glyn en los últimos años, fue la necesidad de investigación, los negros como objeto de estudio en las universidades. Urgen mayores sustentos teóricos. Por ello, se acordó construir una alianza más fuerte entre académicos y organizaciones afromexicanas.

 

Señaló el líder histórico que apenas el año próximo se realizaría un diplomado en la Universidad de Oaxaca, ni siquiera una maestría, pero es algo, acotó. Entre sus críticas mesuradas esbozó la necesidad de evaluar lo que se ha logrado al luchar desde la base de los pueblos, pues a 20 años de iniciado este movimiento “apenas nos estamos formulando las preguntas verdaderas”. La participación de la gente se ha generalizado, señaló, tal vez las autoridades se ha “montado” en eso, los presidentes y agentes municipales, o quizá se han sumado, reflexionó. (En Marcha núm. 191, enero 2016)

 

Además de ediles, en este Encuentro donde entrevistamos a Glyn, se vio al Senador Eviel Pérez Magaña del PRI y a Adelfo Regino Montes, secretario de Asuntos Indígenas del gobierno de Gabino Cué. El reconocimiento constitucional se veía inminente, lo que institucionalizaría el movimiento negro. Al respecto Sergio Peñaloza, dirigente de México Negro, opinó sobre el futuro de las organizaciones afromexicanas:

 

“El futuro va en función de lo que venga después del reconocimiento, porque cuando se dé el reconocimiento se va a dar la lucha política entre las organizaciones por los cargos, claro quienes aspiren a eso (…) a lo que nosotros no le queremos entrar como México Negro

 

“Los integrantes de México Negro hemos coincidido, dijo, en que no estamos por cargos públicos y quiero pensar que en lo inmediato, el que venga detrás de mí a dirigir también va a mantener la línea”.

 

Es claro que queda aún hay mucho camino por andar, largo el camino de la reivindicación de los afrodescendientes, como también han sido llamados. Igualdad y prosperidad no llegan con leyes ni decretos, ahí están los supuestamente muy atendidos pueblos indígenas, con leyes e instituciones y siguen en su mayoría en la pobreza extrema, la más aguda emigración y con sus pueblos convirtiéndose en fantasmas.

 

Ríos de tinta y miles de libros se han ocupado del asunto indígena, la mayoría desde el llamado indigenismo, de manera tendenciosa sobre derechos políticos y asuntos jurídicos de autonomía, siendo la economía su principal problema. Cuando tengan todos los derechos del mundo, a ver cuántos quedan en esas comunidades migrantes.
Esa demagogia intelectual, puede reproducirse en la búsqueda de investigaciones y academia sobre el tema de los afromexicanos. Como se señala en estos trabajos, sobran oportunistas de las organizaciones y la academia prestos a justificar imposiciones políticas. Así como quienes van por los redituables cargos públicos. A ese respecto, es ilustrativo el ejemplo de Adelfo Regino quien desde su organización regional Servicios del Pueblo Mixe, llegó a Secretario de Asuntos Indígenas de Oaxaca y ahora Director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas en el gabinete federal. Del primer cargo no produjo nada trascendente para sus pares, en el segundo… veremos.