La gubernatura se juega en las elecciones municipales

El poder ejecutivo de Oaxaca se juega en las elecciones municipales. Esta aseveración tiene asidero en una serie de variables: la concurrencia de elecciones, las tendencias electorales de las últimas dos décadas, la participación ciudadana que generan los procesos municipales y la escasa cultura del voto diferenciado.

g_portadaEllo explica también la desesperación de los seudo-opositores que medran en las siglas partidarias del PAN y PRD por imponer candidatos a modo para que ganen los priistas y así cumplir sus acuerdos pactados con el gobierno. Por eso también, la centralización que hace el tricolor en la selección de los gobiernos locales en que buscan la incondicionalidad de los candidatos a toda costa. En parte, eso explica también porque la mayor violencia que se ha presentado en este proceso deriva de la disputa por el poder local. Y es que el nuevo gobernador del estado será del partido que gane las elecciones municipales.
Municipio y elecciones a gobernador
En un ejercicio estadístico en el que hemos sumado el total de votos alcanzados por las coaliciones Alianza por la Transformación de Oaxaca (ATO: PRI-PVEM) y la Alianza Unidos por la Paz y el Progreso (AUPP: PAN-PRD-PC-PT) en las elecciones municipales de los últimos quince años, podemos mostrar a qué grado pueden impactar en la definición del ganador en la contienda por la gubernatura.
Tomamos como punto de partida 1995 en virtud de varias razones. Fueron los primeros comicios que se realizaron tras la reforma electoral que separaba a los municipios de competencia partidaria de los de usos y costumbres; se contendió por primera vez con un organismo electoral autónomo (al menos en teoría, que particularmente por la actual conformación del Instituto Estatal Electoral, está más que subordinada al Ejecutivo); en ese año, el PRI inicia su debacle en los comicios locales, y pierde los ayuntamientos más importantes del estado, incluida la capital.
1_elecciones_municipalEn razón de lo anterior tenemos que precisar. En estas tendencias se aprecia la votación global obtenida en los 152 municipios que pertenecen al régimen de partidos políticos.
Como podemos observar en la gráfica I, sólo en 1995 la votación del PRI-PVEM supera, por menos de 0.2 puntos porcentuales, a los votos obtenidos por los partidos ahora coaligados en la alianza opositora. En todos los comicios posteriores, los opositores superan al tricolor y su aliado ecologista; si bien por escaso margen, menor a dos puntos porcentuales, en 1998 y 2004, pero con gran amplitud en 2001 y 2007 (entre ocho y nueve puntos de ventaja).
Así las cosas. Siguiendo estas tendencias podría augurarse posibilidades promisorias para la alianza opositora. Su votación obtenida en los comicios municipales, dado que no existe una cultura del voto diferenciado, y los ciudadanos, al tener que participar en tres procesos distintos: gobernador, diputados y ayuntamientos, normalmente votan por la misma fórmula partidaria en los tres, el sector que lo hace por partidos diferentes es mínimo y su peso difícilmente sería determinante.
Éstas que pudieran ser buenas noticias para los partidos coaligados, se ensombrecen si revisamos los casos de los municipios ganados por unos y otros. En 1995, la derrota del PRI no ocurrió por la suma de votos estatal, menos por el número de municipios en que les ganó la oposición; lo fue por la importancia de los ayuntamientos que perdieron. En ese año la oposición conquista la capital del estado y las principales ciudades de la entidad: Tuxtepec, Huajuapan, Juchitán, Matías Romero, Loma Bonita, Xoxocotlán, entre otros.  
3_lista_nominalTras ese proceso, elección tras elección disminuía su caudal de votos y cada vez pierden un mayor número de ayuntamientos. Hasta que llega el 2007 (Gráficas 2 y 5). Y es que hace tres años el PRI no sólo tiene un repunte en el número de municipios que gana, obteniendo once más que en 2004, lo singular del caso es que recupera los principales ayuntamientos del estado y derrota a la oposición en sus más importantes bastiones: al PAN en Tuxtepec, Huajuapan y Matías Romero; al PRD en Xoxocotlán (éste pierde también Juchitán y Tlacolula). Además de conservar la capital estatal que había recuperado antes y que, paradójicamente constituye el mayor reservorio de votos para los partidos de oposición.
Esta recuperación del PRI, podría ser un buen augurio para ese partido, de no ser porque en ese año, 2007, al sumar su votación total obtenida en las elecciones municipales, es superado cómodamente por la de los partidos opositores, con una ventaja de éstos de 9.4 puntos porcentuales.
Así las cosas, la situación está más complicada para el tricolor y representa una oportunidad para la oposición. Ante ese escenario, bien podríamos empezar a explicarnos algunas acciones y actitudes de los distintos partidos.
4_GRAFICO_QUE_FALTABAPara empezar tenemos que clarificar porqué la importancia de 152 municipios, cuando en la entidad existen 570. Y es que, como lo muestra la gráfica 3, de la lista nominal de electores, los ciudadanos empadronados en los 152 municipios que se rigen por el sistema de partidos políticos, representan casi 67 por ciento del total estatal. Por tanto, los otros 418 municipios, que se rigen por los llamados Usos y Costumbres, sólo concentran al 33 por ciento del electorado. Esa parece una buena noticia para la oposición.
Por otra parte, si bien hay una aportación importante de los municipios usocostumbristas a la causa tricolor, hemos demostrado en comicios anteriores cómo no se sostiene ya la hipótesis del voto indígena, totalmente corporativizado hacia el priismo (ver El Voto Indígena y Paulatina caída del “voto verde” para el PRI; En Marcha núms. 8 y 67). Cada vez es más plural y su votación se ha diversificado a grado tal que ya ese partido no obtiene ni siquiera el 50 por ciento de los votos ahí emitidos. Sin embargo, en un escenario de alta competencia, como el actual, en que puede presentarse un resultado muy cerrado, los dos o tres puntos porcentuales que obtenga ahí el PRI, pueden resultar la diferencia. Malas noticias para los opositores.
Aunado a ello hay que destacar la presencia de los partidos UP y PANAL. Particularmente Unidad Popular tiene su mayor presencia en los municipios rurales e indígenas; es el partido que capta una franja importante de votos opositores al PRI, pero que no se canalizan hacia la alianza. En 2004, más allá de las irregularidades presentadas en la elección, es claro que la diferencia entre el PRI y la alianza opositora de ese entonces, se condensa en los votos obtenidos por Unidad Popular, sin que esto quiera decir que si no hubiese contendido se hubieran sumado en automático los votos a la alianza opositora.

2_ELECCIONES_MUNICIPALES2La aportación por sector
Un dato que puede aclarar el panorama, es la aportación por sector a cada partido político.
Hace seis años, para la coalición PRI-PVEM-PT (Nueva Fuerza Oaxaqueña) el 68.42 por ciento de la votación total que obtuvo provino de los municipios de partidos. El restante 31.57 es de los municipios indígenas. En 1998, la relación fue de 67 por ciento de los municipios de partidos y 33 de los indígenas. Así, mientras el priismo aumentó su porcentaje en los de partidos, lo disminuyó en el voto indígena.
Para la coalición opositora Todos somos Oaxaca (PAN-PRD-PC), en 2004 el 74.31 por ciento de su votación fue de los municipios de partidos y el 25.68 de los indígenas. En 1998, del total de votos que obtenían en conjunto PAN y PRD, el 72.74 por ciento fueron del régimen de partidos y el 27.25 de los indígenas. Ahora aumentó su votación en dos puntos en los municipios de partidos y disminuyó en la misma proporción la que recibió de los indígenas.
Esa aparente disminución en el voto opositor, se podría explicar por la presencia de Unidad Popular, partido que obtuvo de los municipios indígenas el 42.76 por ciento de su votación total y los de régimen de partidos le aportaron el 52.23 por ciento.
Esa es la labor que de facto realizan el PUP y el PANAL ahora, capitalizar el descontento con el PRI, pero que tampoco ven con buenos ojos a los partidos aliancistas. El alto porcentaje de indecisos en las encuestas (entre el 25 al 30 por ciento) nos dice que serán precisamente los que aún no definen su voto, los que determinarán el rumbo final de los comicios.
Y la selección de los candidatos a presidentes municipales, podría ser el factor que incline la balanza hacia uno u otro bando. Por eso, los partidos pequeños pueden aprovechar las rupturas en las coaliciones y, al tiempo que acrecentar su votación, bajar los sufragios para la alianza opositora. Algunos ejemplos concretos nos ayudarán a ver con mayor claridad esta situación (Ver recuadro).

6_elecciones_municipalesCandidatos, votación y abstención
Un factor que no se logra apreciar claramente en estas gráficas es la de la participación/abstención, porque al presentarse en años anteriores comicios separados (elecciones municipales de las de gobernador), las cifras podrían apreciarse de manera confusa. Por tanto, es necesario desagregar primero lo que ocurre en los procesos locales y luego complementar con la participación que se genera en los estatales.
Por un lado se puede ver que en los comicios municipales la participación es más alta, resultando en promedio de 54.3 por ciento (Gráfica 4); contra el 50 por ciento en promedio de las elecciones a gobernador.
De mantenerse la tendencia de las municipales ahora que concurre con los comicios estatales, como hemos señalado en otros trabajos (ver En Marcha 123: Maquinaria priista vs. Alianza opositora y Cuando los abstencionistas deciden), una votación superior al 50 por ciento, complejiza las posibilidades de triunfo del PRI y hace más factible la de la oposición.
Sin embargo, es preciso considerar que, dado que la votación es estatal, es necesario promediar con lo que ocurre en 418 municipios (los que se rigen por usos y costumbres) los cuales no necesariamente eligen autoridades en esa fecha y no lo hacen por partidos. Por tanto, para promediarlo tenemos que remitirnos a la participación que se presenta ahí en los comicios a gobernador, y que es del 45.1. Al cruzar datos considerando la votación más alta que analizamos (54 por ciento de las municipales), nos da una media del 51 por ciento. Ligeramente superior al promedio de comicios para gobernador, lo que anticiparía un escenario de resultados muy cerrado.
Pero las cosas no terminan ahí. Pues hay que considerar un factor más. Paradójicamente contra la creencia generalizada, en los centros urbanos es donde se presenta el abstencionismo más alto en los comicios municipales. Alcanzó el 60 por ciento en Oaxaca, Huajuapan, Tuxtepec, y varios más en los comicios de 2007; y casi el 70 por ciento en las elecciones de 2004 en la capital estatal. No es menor este asunto, porque en el caso de las elecciones a gobernador, en estas ciudades es donde se presenta una participación más alta; hace seis años fue del 57.5 por ciento en la capital.
Así las cosas, lo que podría provocar la concurrencia de las elecciones es la de una participación ciudadana más alta, alrededor del 55 por ciento, lo que daría más posibilidades a la oposición, pues en los trabajos de referencia hemos demostrado cómo el abstencionismo favorece al PRI y viceversa, la participación ciudadana alta es favorable a la oposición (Ver Gráfica 6).
El caso de la capital del estado, el municipio de Oaxaca de Juárez, es paradigmático. Ahí el PRI no tiene ninguna posibilidad con una oposición unida. Desde 1995 es bastión opositor. Las condiciones que han permitido que recuperase el Ayuntamiento en 2004 y lo mantuviese en 2007, es la división del voto opositor casi por la mitad y un alto abstencionismo. Ahora no será así. Ni el PUP, ni el PANAL representarán una opción que evite la polarización entre la Coalición por la Transformación de Oaxaca y la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso.
La afluencia mayor a las urnas lo provoca cuando hay una polarización clara entre dos propuestas: lo fue en el caso del PRI y el PAN, en 1995 (que ganó el panista Pablo Arnaud); de PRI y Convergencia, en 2001 (ganada por Gabino Cué); no fue así en 2004 y 2007, en donde se presentaron tres opciones más o menos equilibradas, sin ningún personaje que descollara.
Una situación que podría repetirse en los municipios de mayor importancia en la entidad: Tuxtepec, Salina Cruz, Juchitán, Xoxocotlán, entre otros. Hasta ahí todo parece un escenario, de acuerdo a las tendencias electorales, sin considerar las variables de la coyuntura política, favorable a la oposición.

Las municipales, la clave
Como puede observarse de las tendencias electorales y las prácticas políticas, la clave de este proceso electoral 2010 está en los municipios. Por eso es que ahí se reproducen con mayor virulencia las pugnas interpartidistas; es ahí en donde las imposiciones se suceden. Desde ahí se quiere allanar el camino a los candidatos a gobernador.
Paradójicamente, es ahí donde las coaliciones están cometiendo sus mayores yerros. En el PRI, con la denunciada venta de candidaturas a presidentes municipales, sacrificando liderazgos, trabajo político y posibilidad de triunfo, para acrecentar la fortuna de algunos miembros de la élite gobernante. Acciones con las que podrían estar matando a la gallina de los huevos de oro, y dinamitando la posibilidad de mantener la gubernatura.
Su única ventaja es que en la alianza opositora no caminan mejor las cosas. En parte porque la labor de zapa a favor del PRI, la están realizando las dirigencias de los propios partidos coaligados, fundamentalmente el PRD. Los del PAN, más cuidados por el delegado del CEN que les enviaron, poco han podido hacer, lo que no impide que realicen sus mejores esfuerzos por nominar a candidatos perdedores en donde les es posible.
Sin embargo, si bien la selección de los candidatos es fundamental, la polarización propia que ha generado ya la contienda por la gubernatura, puede agudizarse en el caso de la disputa por el poder local, más allá incluso de los personajes nominados para contender. Con ello, quien mayores posibilidades tiene es la alianza opositora, que podría ganar a pesar de los partidos que la integran.
Con todo, no es menor el trabajo que la maquinaria PRI/gubernamental hace rato que realiza y que tienen como base el espacio municipal. Se han acrecentado los grupos corporativizados a través de programas sociales y apoyos diversos, hay ahora una amplísima red de organizaciones clientelares; se alientan prácticas para la inhibición del voto; se crea el ambiente de inseguridad y violencia que ahuyenta al electorado.
Así pues, la moneda está en el aire. Pero a partir del registro de candidatos a presidentes municipales y sus campañas proselitistas, podrían virar los indicadores sobre todo a partir de la definición de los indecisos de a quién dar su voto.
Lo que si queda claro es que, como nunca, las elecciones municipales son vitales en la conquista del poder estatal en este 2010.

vicleonjm@hotmail.com