Las barbies del Congreso, remanso de diputados

Oaxaca, LXIII Legislatura

Luis Ignacio Velásquez

A las barbies del Congreso es común verlas sentadas en los recibidores de las oficinas de los diputados. A veces deambulan por los pasillos del edificio y llaman la atención por sus vestidos o pantalones entallados, zapatos de tacones altos, maquillaje y peinados. Ataviadas como para asistir a fiestas de gala, cuando en teoría van a trabajar. Están en todos los partidos, en esto, como en poco, los legisladores han sido plenamente democráticos.

 

Su edad no rebasa los 25 años. Pero además las jóvenes comparten otras características comunes: cuerpos esbeltos, rostros bellos, gusto por los vestidos cortos y entallados, así como una permanente sonrisa. Son las barbies del Congreso, un grupo de mujeres contratadas por los diputados locales con el único propósito de fungir como sus damas de compañía.

 

Aunque en el catálogo de puestos aparecen como personal de apoyo, -cualquier cosa que signifique esto-, asistentes o personal del difusión, es evidente que su único trabajo consiste en acompañar a los legisladores varones, a fin de cargarles el telefóno celular, alguna que otra carpeta o llevar mensajes a las verdaderas secretarias y asesores.

 

Es miércoles, en el salón del pleno del Congreso del estado el diputado por el Partido Encuentro Social (PES), Gustavo Marín Antonio, presenta una iniciativa de reforma de ley, mientras en las galerías su asistente, una joven hermosa, se esfuerza por tomarle una fotografía.

 

Toma la cámara fotográfica, busca el encuadre y pulsa el botón del disparo. Después observa la foto en la pequeña pantalla de cristal y no le convence, la borra. La acción se repite, una, otra, otra y otra vez. No hay una toma que la guste y vuelve a borrar las fotografías. Se muestra nerviosa y cuando advierte que es observada, gira su rostro y subyuga con una sonrisa inocente en los labios.

 

El fotógrafo del presidente de la Junta de Coordinación Política, Irineo Molina Espinosa, se da cuenta de las tribulaciones de la muchacha y se ofrece a tomar él las gráficas. Le solicita su cámara, enfoca, uno, dos, tres disparos y ya están las fotografías de la intervención del legislador desde la Cámara.

 

La famosa muñeca

 

Barbie es una muñeca fabricada por la empresa estadunidense Mattel, desde 1959. Su creación se le atribuye a Ruth Handler quien de acuerdo a un mito urbano, en la década de los 50 se dio cuenta de que su hija prefería jugar con muñecas con características adultas en vez de las infantiles.

 

Se dice que durante un viaje por Alemania Ruth Handler descubrió una muñeca sexual en una vitrina llamada Bild Lilli, la cual no era precisamente un juguete para niños y niñas. La muñeca en cuestión comenzó vendiéndose a hombres, para ofrecerse luego a los niños, debido a su popularidad. Lilli llegó a ser tan popular que traspasó las fronteras alemanas, alcanzando los Estados Unidos.

 

Cuando esto sucedió Mattel compró los derechos de Lilli. Entonces, se creó una nueva muñeca de nombre Barbie en honor a la hija de Ruth, Bárbara, quien nació en Willows y fue al Willows High School. Sin embargo el nombre completo de la muñeca es Bárbara Millicent Roberts. Barbie nació el 9 de marzo de 1959 en la American International Toy Fair, conservando esa fecha como el cumpleaños oficial de la muñeca.

 

Sentadas en las oficinas

 

A las barbies del Congreso es común verlas sentadas en los recibidores de las oficinas de los diputados, en espera de alguna indicación. Mientras las secretarias ordenan y archivan los documentos o los asesores preparan tarjetas informativas.

 

A veces deambulan por los pasillos del edificio y entonces llaman la atención de los visitantes y personal de la Cámara por sus vestidos o pantalones entallados, zapatos de tacones altos de aguja o plataforma, su maquillaje y peinados.

 

Porque de acuerdo a su consigna “primero muertas que sencillas”. Solo así se explica que las damas acudan ataviadas como para asistir a la más importante fiesta de gala en la entidad, cuando en teoría van a trabajar.

 

Y no es un tema de un solo partido, en esto como en poco los legisladores han sido completamente democráticos, porque las jóvenes lo mismo laboran con diputados del PRI, que del PAN, PRD, PT y Morena. Los diputados panistas Fernando Huerta Cerecedo y el de Morena Fernando Lorenzo Estrada, han coincidido en el perfil de sus asistentes.

 

Otro miércoles, la coordinadora de la fracción parlamentaria del PRI, María de las Nieves García Fernández, dialoga con unas personas en el acceso del salón del pleno y no puede ocultar su admiración, cuando descubre a la acompañante del diputado Carol Antonio Altamirano. ¡Orale!, expresa, mientras la chica con paso erguido, ingresa a la sala, en tanto su jefe se detiene a saludar a su compañera legisladora, quien sigue su parsimonioso paso con la mirada.

 

Muñecas y recursos públicos

 

La decisión que facilita este tipo de actitudes y comportamientos, está directamente relacionada con el manejo de los recursos públicos del Poder Legislativo, donde de manera irregular en lugar de que la Dirección de Recursos Humanos realice la contratación del personal de apoyo y asesores de los legisladores, —lo que permitiría llevar el control de gastos y, también, de la cualificación del personal contratado—, se entregan 100 mil pesos mensuales a cada legislador para gastos de asesores y personal de apoyo.

Esto le confiere a cada diputado la libertad de contratar a quién sea y con el salario que él determine.

 

De acuerdo a fuentes consultadas en el propio Congreso, las barbies pueden ganar entre 6 mil pesos mensuales hasta lo que decida su jefe 20 mil , 25 mil o más; a final de cuentas el patrón tiene 100 mil pesos del pueblo para ese tipo de gastos.

 

Pues este es el problema de fondo, el uso de los recursos públicos en gastos que no se justifican. No se trata de contratar a personas jóvenes o adultas, guapas o no agraciadas, vestidas con ropa sencilla o de boutique, sino que los recursos que se ponen a disposición de los legisladores tiene el propósito que contrate a profesionistas en diversos temas, que le ayuden a mejorar su actividad legislativa.

 

Porque mientras algunos diputados no saben ni que suben a decir a tribuna, suelen retirarse del palacio legislativo en un vehículo último modelo, acompañado de sus asistentes, que gozan de una prestación laboral poco practicada en Oaxaca: comer, viajar con el patrón...