Granados Chapa y los muchachos locos del 76
Uno llega a una universidad para ver si se puede ser otra cosa en la vida. A lo mejor un gran abogado o dentista o sicólogo, o quizá un científico de fuste, o un gran escritor al que un día leerán los mejores lectores del mundo… o hasta un razonable periodista. Uno llega ahí, privilegiado, para cambiar la ruta que ya se lleva y, si hay vocación, a lo mejor para cambiar las cosas que ve el que vive, como dijo Ricardo Garibay.